domingo, 23 de noviembre de 2014

LUÍS FRÓIS Y EL JAPÓN-ORNITORRINCO

En su libro Kant y el ornitorrinco Umberto Eco nos relata acerca de las diversas problemáticas gnosológicas y epistemológicas sobre la clasificación y los esquemas; aunque se podría argumentar que una clasificación, cualquiera que sea su índole, siempre será azarosa o por lo menos así aseguraría un poeta o un lexicógrafo bilingüe. Eco juega con las criticas kantianas sobre el juicio: juicios perceptivos (aquellos propios del mundo subjetivo donde se asocia dos percepciones sin conexiones necesarias), juicios de experiencia (aquellos que establecen conexiones necesarias), juicio determinante (aquellos donde lo particular está subsumido o dado a lo general como una regla o ley), juicios reflexivos (aquellos que lo particular debe encontrar lo general) y así, entre línea y línea, de su libro de ensayo perdemos a veces el sentido del juicio.  Los juicios kantianos y el ornitorrinco no es de lo que quiero escribir, sino que son en el fondo una excusa para pensar otro libro: Tratado sobre las contradicciones y diferencias de costumbres entre los europeos y los japoneses, escrito en 1585. El siglo XVI fue un siglo de descubrimientos sobre algunas facetas de lo que la fantasía humana era capaz de lograr y de la extensión de la religión cristiana por el mundo; en ese contexto Luís Fróis, quien fuera un sacerdote jesuita de origen portugués y que vino por esta tierras del Japón cuando estas tierras ¿era?, el centro del universo para sus habitantes. Luís Fróis comenzó a escribir lo que veía, más como curiosidad de extravagancias y anécdotas que con la mirada de un perplejo que posteriormente trata de explicar las situaciones; por lo que podríamos asegurar que realizó una verdadera cantidad de juicios perceptivos más que de juicios reflexivos. Luís Fróis se caracterizó por escribir breve y acercarse a los detalles, no para producir esquemas gnoseológicos o de entendimiento, sino para crear bosquejos comparativos y así poder observar y experimentar Japón, llegando a la conclusión que muchos llegan: Japón es un ornitorrinco: es un país extraño, lleno de rarezas, ritos y pensamientos pocos corrientes e insanas personas; pero mirando a Mi Amiga Japonesa ella podría decir que yo soy el ornitorrinco; un ser raro, quisquilloso, problemático, insatisfecho, "único".
Ciento de personas llegar a Japón-ornitorrinco, un lugar donde se ha comentado hasta la saciedad que existen fenómenos desconocidos en el mundo Occidental como: las personas no se abrazan, hacen poco sexo, comen cosas crudas, trabajan hasta el agotamiento cotidianamente o se suicidan por los argumentos mas banales... Estas cientos de personas que, durante varios siglos han venido a Japón-ornitorrinco, a menudo reaccionan como naturalista observando un nuevo espécimen del reino animal o vegetal, se aproximan a Japón-ornitorrinco con cierto resquemos pero a su vez con una curiosidad mórbida por clasificarlo; como hizo Luís Froís, como hacen los cientos de extrajeros que, aunque algunos llevan años viviendo en Japón-ornitorrinco, aún lo clasifican desde sus meros juicios de experiencias que contrastan con su propia cultura y estereotipos. Los fenómenos japoneses como los que vio el sacerdote Fróis, como los que ven algunas personas que conviven en este país son empaquetados sin una reflexión suficiente para ubicar dichos fenómenos dentro de ciertas generalidades sociales, filosóficas, políticas, históricas o psicológicas; no observan el tiempo suficiente para cerciorarse que las actitudes y comportamientos de este pueblo son tan normales como los de los palestinos, yanomamis o españoles. Occidente busca catalogar y forzar un conocimiento sobre Oriente de manera drástica, rápida y sin miramientos (por eso todo el mundo académico cita a Edward Said que con otras palabras y reflexión histórica casi dice lo mismo) y así, en lugar de segmentar los contenidos inéditos de la experiencia, añadiendo nuevo esquemas o categorías, estos visitantes a Japón-ornitorrinco tratan de corregir los fenómenos japoneses, modifica la intensión dejando intacto la extensión, a veces sus correcciones son morales, políticas, emocionales y frente a lo "extraño" de  esta cultura centenaria simplemente algunos la llegan a despreciar o admirar falsamente. Muchos de los juicios perceptivos se pueden reducir a que los japoneses y su cultura son "raros" y siempre son "extraños", aunque muchas de sus propuestas culturales son cautivadoras para algunas personas que quieren ser "raros" en Occidente.
Japón y su cultura nunca fue un objetivo en mi vida, terminé viviendo en este país más por una serie de azares que, por un sentimiento de predestinación. Al llegar a este país apenas sabía algunas palabras japonesa, unas diez y lo que conocía de Japón lo había aprendido observando algunas películas -casi exclusivamente de Kurosawa-, así como de su leyendo algunas novelas -casi exclusivamente de Mishima-, por lo que poseía un imaginario japones Kurosawa-Mishima que a llegar a Japón-ornitorrinco, me dejó una sensación de absurdos y de extrañezas de lo que veía, oía y sentía, pero luego de seis años, lo que veo es un territorio lleno de gente que como en otros territorios tienen sus tragedias y comedias, así como sus sueños, sexualidad, temores y alegrías; oigo constantemente bocinas y publicidad para alienar conductas como las he oido en Europa y EE.UU., he sentido el dolor y la alegría que puede sentir cualquier ser humanos en cualquier latitud y longitud. Conozco a muchos extranjeros que viven en Japón-ornitorrinco y no pueden aceptar que es una cultura tan normal como la suya; algunas personas gustan buscar comparación para hallar superioridades que a veces sencillamente no existe.
Ya el mismo título del libro: Tratado sobre las contradicciones y diferencias de costumbres entre los europeos y los japoneses, de Luis Fróis nos marca dos ideas: la primera es la contradicción que resalta una incompatibilidad de proposiciones del tipo: llueve y no llueve, es decir, en la Europa de Fróis llueve y en Japón no llueve. la segunda es la diferencia, un concepto que tiene en su núcleo la resistencia a la homogenidad de las ideas, del espíritu, de las cosas y que permite la posibilidad de conformar nuevos criterios y formas; pero las personas que visitan o viven Japón-ornitorrinco, no perciben resistencias a la homogenidad sino como contradicción a sus propios sentidos y definiciones culturales; una curiosidad en que en su versión japonesa se tradujo el libro de Luís Fróis con el título: Cultura Europea y Cultura Japonesa; mostrándo menos énfasis en hallar ornitorrincos. A continuación escribiré un abecedario con algunos apuntes y observaciones que aparecen en el libro de Luís Fróis y a los cuales le hago comentarios, con su emoticón japonés-ornitorrinco para evitar confusiones de sentidos y razón. a) Entre nosotros se tiene por deformidad tener una cuchillada en el rostro; los japoneses se precian de ella, y como son mal curadas son todavía más deformes「¿de ahí que Luffi de One Piece se hiriera el rostro de niño? (;;;*_*)b) Nuestras espadas se prueban en palos o en animales; los japoneses para probar las suyas las hincan en cuerpos de hombres muertos「¿lógico? (`ω´)c) En Europa se tendría por algo afeminado que lleve un hombre un abanico y que se abanique con él; en Japón es bajeza y miseria no llevarlo siempre a la cintura y usarlo「todavía hay personas que conservan ese criterio de afeminado al usar abanicos(●`ε´●) d) Entre nosotros la gente se lava el cuerpo en sus casas escondidamente; en Japón hombre, mujeres y bonzos en baños públicos, o por la noche delante de sus puertas「es decir que existe una tradicción de esconder(se) como ser humano para aparecer como ¿dioses? ( ゚д゚)e) En Europa la suprema honra  y riqueza de las mujeres jóvenes es la pudibuntez y el clautro inviolado de su pureza; las mujeres de Japón no hacen ningún caso limpieza vaginal, ni pierden honra, por no tenerla, ni matrimonio「creo que el desuso de la riqueza de las mujeres jóvenes europeas del siglo XVI es evidente y explicaría cualquier juicio categórico 〜( ̄▽ ̄〜) f) Las de Europa se precian y se empeñan en tener el pelo rubio; las japonesas lo aborrecen y se esfuerzan cuanto pueden por tenerlo negro「a veces veo más japonesas con el pelo rubio que con el negro natural, algo de globalización se vincula con los tintes (#`皿´) g) Las mujeres en Europa nunca salen de casa sin licencia de sus maridos; las japonesas tienen libertad de ir donde quieren sin hacérselo saber a sus maridos「¿Igualdad de derechos de géneros en Japón antes que en Europa? ( ´◑p◐`)ハ(´◑q◐`)h) En Europa, aunque lo haya, no es frecuente el aborto; en Japón es tan común que hay mujeres que abortan hasta veinte veces「 400 años después, ¿siguén igual? 。^‿^。) i) Entre nosotros no es muy corriente que las mujeres sepan escribir; las mujeres honorables en Japón se tienen por humilladas si no lo saben hacer「en Japón hay una larga historia de escritura femenina que ni se imaginan los propios "machos" japoneses (∩_∩)j) Nuestros ninos aprenden primero a leer y después a escribir; los de Japón empiezan primero a escribir y después aprenden a leer「parece que no tuviera lógica esta explicación, pero realmente más que aprender a escribir, se aprende a dibular kanji (~˘▾˘)~k) Nuestros maestros enseñan la doctrina, y constumbres santas y virtuosas a los niños; los bonzos les enseñan música, cantos, juegos, esgrima y hacen con ellos sus abominaciones「queda a la libre interpretación las abominaciones, pero el marqués de Sade y compañía no partieron de Hiroshima ( •̀ᄇ• ́)ﻭ✧l) En Europa los hijos heredan a la muerte de los padre; en Japón los padres legan, prematuramente, en vida la herencia a los hijos「varias razones para hacerlo: evita ansiedad, impuestos de sucesión y asesinatos por complejos de Edipo \\٩( ‘ω’ )و ///m) Nuestro religiosos tienen su fuerza principal en la pureza y limpieza interior; los bonzos son limpísimos en las casas, jardines y templos, y abominables en las almas「de nuevo queda libre interpretación abominación, pero Fróis siempre se la aplica a los bonzos o a seres con extrañas religiones (‘、3_ヽ)_  」n) Nosotros rezamos de pie y hacemos gestos con las manos; los bonzos rezan sentados y sin mover las manos, meneando la cabeza「si no práctico, por lo menos cómodo (¬▂¬) ñ) Entre nosotros hay carceleros, alcaldes, merinos, verdugos; entre los japoneses no hay nada de eso, ni azotes, ni desorejar, ni horca「el culpable es eliminado de la sociedad o se le invita a suicidarse, así se ahorraban risas y piedad(◞‸◟)o) Nuestras iglesias son largas y estrechas; los templos de Japón son anchos y cortos「y yo acuñaría pequeño por lo que creo que se puede sentir una mayor intimidad con la divinidad que en el espectáculo de una basílica v( ̄ー ̄)v  」p) Nosotros pedimos a un solo Dios todopoderoso los bienes de esta vida y de la otra; los japoneses piden a los Kamis los bienes temporales y a Buda solamente la salvación「 creo que se pide más intervenciones de los santos a Dios en la iglesia católica que a los Kamis en el sintoísmo para la vida ordinaria m(_ _;)m  」q) Los Europeos huelgan con gallinas, perdices, patés y carnes blancas; los japoneses comen chacales, grullas, monos, gatos y algas crudas「como todo juicio perceptivo se puede aplicar de exagerados, si pensamos que no hay chacales en Japón pero, al final las algas crudas y el pescado sin aditivos químicos conquistaron Europa y no las perdices ni los patés ( =①ω①=)r) Entre nosotros el arroz quemado del fondo de la marmita se tira o se da a los perros; en Japón es fruta de postre o se echa en el agua caliente que se bebe al fina「mi madre le encantaba raspar la olla con el arros tostado: ¿reencarnación de una japonesa?, eso explicaría parte de mi destino(^_-)s) Entre nosotros masticar con ruido la comida y sorber el vino es tenido por suciedad; los japoneses tienen ambas cosas como educado「lo que nos hace pensar en cómo los criterios de urbanidad se vuelven constumbres por el uso de algunos y no por reflexión de todos `(^▼^)´↑t) Entre nosotros se hace esgrima sin hablar; los japoneses a cada tajo o revés han de dar un grito「 y luego comenta que esta es una cultura poco expresiva y de sentimientos reprimidos (・_・ヾu) Nuestro caballos son muy hermosos; los de Japón son muy inferiores「con cuáles criterios se pueden hacer esta aseveración, ¿con los mismos que aparecen en la Biblia y dicen que Dios al crear el mundo lo vio y consideró que estaba bien hecho... ¿con respecto a cuáles otros mundos? *。(・∀・)゚*。v) Entre nosotros paperas, arenillas, gota y peste son cosas frecuentes; todas estas dolencias son en Japón raras「ya sabemos quienes extendieron partes de las epidemias por el mundo: los imperios ( ・`ω・´)w) Nuestras cartas no pueden expresar conceptos sino tras un largo desarrollo; la de Japón son brevísimas y muy concisas「luego no me mira extraño Mi Amiga Japonesa cuando le comento que el español en una lengua barroca sin pausas ni silencios (^艸^)x) Entre nosotros que un hidalgo barra su habitación, sería una bajeza; los señores japoneses lo hacen y les parecen bien「en pleno siglo XXI hay mas hidalgos que limpieza en Occidente m(o・ω・o)m y) Nuestras anclas son de hierro; las suyas de madera「 quizás en su momento no resultó obvio que Japón es un país lleno de madera y no de hierro ((+_+))z) Entre nosotros se juega a la pelota con las manos; los japoneses la juegan con los pie「con esta información retomamos la hipótesis de que el fútbol nació en Oriente y no en Inglaterra donde nació el boxeo el arte de usar las manos, ¿obvio?, es Europa la contradicción de Japón( ‘ jjjjj ’ )」。




2 comentarios:

  1. Excelente, sesudo y agradable artículo. parece estar en el horizonte esta discusión sobre las clasificaciones e imposiciones de occidente como un hegemonismo ideològico y cultural. me gustó este artículo. gracias

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