miércoles, 7 de diciembre de 2011

MI AMIGA JAPONESA Y EL EROTISMO

Jóvenes exhibiendo uno de los fetiche japoneses por excelencia: los muslos 
Hace años salía con mujeres exuberantes, a veces con mujeres sencillas, o voluptuosas, o simpáticas, siempre hay formas de clasificar a una mujer y a un hombre, hay grados, momentos, situaciones y lo que clasificamos de una forma hoy, años después puede ser clasificado de otra, de ahí que perdí el hábito de clasificar y especialmente a Mi Amiga Japonesa. Podría decir que Mi Amiga Japonesa entra en algunos de los parámetros anteriores, pero resulta que ella le interesó saber por qué yo una vez le dije que era erótica, lo que llevó a armarme de paciencia e ideas. El concepto de erotismo es tortuoso y complejo, a principio le insinué el porqué era erótica tocando su cuerpo, pero luego ella quiso saber más, de ahí que le hable de Bataille y Zizek. Del francés le advertí que buscó mostrar que el erotismo y la muerte son dos caras de la misma moneda, de hecho él afirmó que el fin del erotismo es alcanzar al ser en lo más íntimo, hasta el punto del desfallecimiento. El paso del estado normal al estado de deseo erótico supone en nosotros una disolución real del nuestro ser, tal y como está constituido en el orden de la discontinuidad, y que para Bataille, es nuestro estado por excelencia, por lo que toda operación erótica tiene como principio una destrucción de la estructura "cerrada" del Ser  que es el estado normal de las personas y por supuesto disfrutar sus cambios. Cuando nos erotizamos buscamos invadir y controlar a la otra persona a cualquier precio, y el sexo normalmente es un buen precio; mientras tanto para el esloveno apunta sus reflexiones a que el erotismo termina siendo algo trascendente y transgresor.  Partiendo de la idea lacaniana de que el sexo del hombre con la mujer es masturbatorio, Zizek demuestra en varios artículos cómo el erotismo está mediado por la fantasía, inclusive mientras un acto sexual es más erótico, éste estará más arropado por nuestras imágenes fantasmales, Zizek trata de validar estos actos eróticos como una transgresión desde nuestra fantasía hasta nuestra realidad, movimiento que lleva sus costes entre ellas la destrucción de la persona y en este punto Bataille y Zizek parecen darse la mano. Así para el francés algunas películas erótica por excelencia serían: El imperio de los sentidos 『愛のコリーダ』de Oshima, o 91/2  weeks de  Lyne,  películas con un erotismo tan profundo que termina con la muerte o el alejamiento de los cuerpos por sanidad, por recuperación, mientras que para el esloveno, películas eróticas serían Persona de Bergman o Eyes wide shut de Kubrick, en estas películas el erotismo se narra para acompañar nuestra fantasía, y consumirnos en actos e imágenes masturbatorias, álgidos, profundos para ser reconstruído en nuestras realidades, lo que seguramente ambos pensadores dirán que son películas eróticas sin reticencias.
Poster original de la película de Oshima, nada erótico a primera vista.
Es posible que nuestras vidas, o mi vida, se halla sumergido en esta dialéctica de invasión y muerte acompañado de nuestras fantasías y actos de placer. Mi Amiga Japonesa me invadió, me conquistó como si yo fuera una isla bárbara, llena de riquezas sin explotar y que ella aprovecha, o quizás yo me dejé conquistar porque ella satisfacía mis fantasías exóticas, profundamente alejada de los paradigmas y que siempre me han acompañado. Pero cómo debemos hablar de erotismo ya no a nivel individual sino social. ¿La sociedad latina, caribeña es más erótica que la japonesa, o la de Canadá más que la China? El erotismo baila al ritmo musical que se le coloqué. Siempre he pensado que los latinos, o quizás mejor, los caribeños exportamos erotismo en nuestras músicas, bailes y literaturas. La imagen de una mujer abirragada de carnes en sus senos o glúteos bamboleándose, atacando agresivamente nuestra mirada a tal punto que después no podemos separarnos de su imagen y cuyos íconos quedan existentes como ha sido los imaginarios latinos desde la Tongolele, pasando por Iris Chacón, hasta las caderas de Shakira. En el Caribe es fácil erotizarse en las playas, en los centros comerciales, en una esquina observando a las mujeres que andan. Los hombres y las mujeres buscan a sus victimas para destruirla, quitar sus valores, sus principios, sus seguridades, porque buscamos nuestra muerte o continuidad como dice Bataille a cualquier precio. Un hombre o una mujer eróticos son las bases de los pecados capitales, de la pasión sin frenos, de las pequeñas alegrías y por supuesto de mucha literatura y cine. Somos invadidos y esas invasiones perturban nuestras fantasía y las incrementas. 
Manga erótica que participa en mis fantasías por el parecido a mi Amiga Japonesa
Por años mis relaciones eróticas eran un juego entre morir y seguir en mi soledad, una visión hedónica de orgías que se acababan el lunes para ir a trabajar. Los latinos nos pasamos los días viendo, erotizándonos y, bailando nuestras tragedias. Pero aquí en Japón quizás el erotismo sea más profundo, más sincero y peligroso, aunque a primera vista no lo parezca. Si bien pareciera que a los japoneses le falta la música, el cuerpo, la transgresión de la cual se alimenta lo erótico en Latinoamerica, las mangas, el cine, y las piernas incitan a los jóvenes a mantener un proceso imaginación masturbatoria a todos los ritmos inimaginables y que comienza con la mirada. ¿Cómo explicar a decenas de hombres dentro de una tienda de 24 horas viendo mangas, casi en piyamas, a las 2am., o vestido con sus trajes de salaryman『サラリーマン』, a las seis o siete de la tarde mientras esperan que el tiempo pase? Creo que definitivamente el erotismo en Japón permite una reacción en cadena de fantasías masturbatorias, o en otras palabras de Zizek, el erotismo aparece y se produce un placer que culminará en una acción no destructiva, como hubiera argumentado Bataille, sino placenteramente onanista, porque esta erotización trae más profundidad que el sólo mero pornográfico. 
Creo que también se parece a mi Amiga Japonesa el problema es que mis fantasías enmascaran mi realidad, como a todo el mundo.
La imaginación masturbatoria de la que nos habla Zizek es tan fuerte por esto lares que parece que no diera paso a la propuesta de Bataille, aunque su mejor representación sea las películas de Oshima. Definitivamente algo pasó entre entre la época de Oshima y el cine contemporáneo japonés, donde el erotismo se marca dentro de dramas y romanticismos, como si se subyugara al Otro con encantos, para no consumirlo sino para mantener un poder. Pensamos que por estos lares se imprime una poderosa incursión a las fantasías. En latinoamerica nacemos y morimos con y por pasiones eróticas, que incluso nos lleva  a destruir familia; en Japón estas expresiones pasionarias son subsumidas por la paz familiar. El hombre se casa y la mujer se casa, y si bien puede experimentar un mundo de sexo, el mundo erótico se restringen, especialmente los cuerpos. Bien lo comentaba Barthes en su libros El imperio de los signos, que en Japón o por lo menos a lo que Barthes llamaba Japón, la sexualidad está en el sexo, no en otra parte, y que los Estados Unidos es lo contrario, está en todas partes menos en el sexo. Si jugamos con estas ambivalencia, en Japón el ejercicio del erotismo siempre es masturbatorio, fuera de lo corporal, el cuerpo es sexualidad y reproducción, lo criminal, aniquilador que puede llevar el erotismo de desplaza a otras formas. 

Familia 
Es posible que lo anterior parta del hecho de que para Bataille, el erotismo es una transgresión y como tal violadora de las leyes, leyes que se fundan en su mayoría en prohibiciones y cierta racionabilidad que se vincula con el trabajo. En Japón el trabajo es uno de los principales valores, es un añadido tan importante que una persona que no tiene trabajo es marginado socialmente, y también es  base para la familia, una persona sin trabajo le es muy cuesta arriba casarse y tener familia, trabajo y una familia son los componentes que hace un estatus aceptable en Japón, en cambio el hecho de no tener un trabajo en los países latinos puede ser síntoma de viveza o astucia; por ejemplo en Venezuela las personas prefieren ser buhoneros o montar una empresa de piratería que trabajar en una empresa, si bien la falta de trabajos y sueldos alientan a estas posturas, y de hecho, en nuestra memoria mítica está el mito de que el trabajo es un enemigo, como afirmó el negrito del Batey, exhortando a una vida sin los esfuerzos del trabajo, ya que al fin, es mucho mejor gozar de un erotismo fulminante que trabajar como esclavos, y de eso sabían los esclavos africanos que dieron ritmo a la música latina. 
Lo laboral, la familia, exigen conductas razonables que no admiten impulsos tumultuosos que podemos ver en fiestas, en los juegos y en otras operaciones sociales como en Latinomamerica, por estas zonas las fiestas, las asistencias a eventos deportivos y otras operaciones sociales están fuertemente racionalizadas, lo que por una parte es admirable, pero por otra la falta de erotismo crea cierta monotonía, como toda monotonía que nace del alejamiento de la muerte. El trabajo frena y ayudado por la razón evita la necesidad de invadir al Otro, de atacarlo de erotizar, pero eso no implica que desaparezca el deseo y sus fantasías masturbatorias. La familia es un trabajo, las mangas un erotismo fantasmal y ambos conviven con armonía en Japón, quizás el país más erótico-masturbatorio-fanstasioso del mundo. Termino mi artículo porque voy a comprar una shunga (imágenes eróticas japonesas)『春画』con Mi Amiga Japonesa, que según ella, muestra a un Japón erótico desde siempre, y luego cuando yo salga del trabajo mañana, iré a comprar una entrada para ver el concierto de Navidad de AKB48, donde fantasearé con que Mi Amiga Japonesa, ya que por lo menos creo verla en este vídeo, de allí que no hayan hombres. Así todos somos felices en nuestras fantasías. 







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