"That was a gratest night in the history of television". (Esta fue la noche más grandiosa de la televisión). Esta genial frase que pocos se acordarán la dijo Chris Rock sentenciando el final de una época, la época de los espéctaculos televisivos. La televisión desaparece sutilmente entre los Streaming(s) y YouTube(s). La televisón busca mantener el espectáculo o la atenión de miradas que se deshace entre sus publicidades anodinas, espectáculo que, como definía Guy Debord, se presenta como la sociedad misma. precisando que el espectáculo es el instrumento de unificación de la sociedad. Nos cuenta el francés: en cuanto parte de la sociedad, se trata explicitamente de aquel sector que concentra toda mirada y toda conciencia. Por el hecho de estar separado, este sector es el lugar de la mirada engañada y de la falsa conciencia; y la unificación que realiza no es más que el lenguaje oficial de la separación generalizada. El espectáculo no es un conjunto de imágenes sino una relación social entre las personas mediatizada por las imágenes. Obviamente se saca de lo anterior que mientras más mediatizado esta una persona más espectáculo tendrá, y mientras más espectáculo comparta más se unifica con miradas donde el engaño y la falsa conciencia construye su objetividad. Chris Rock tiene razón, por milésimas de segundos tuvo la visión, después haber recibido esa cachetada, la televisión había realizado el mayor espéctaculo de su historia, más global que el aterrizaje a la luna, más citado en los medios de comunicación que el intento de asesinato de Juan Pablo II, o la guerra de Irak, más comentado que el triunfo de Donald J. Trump. Todo el mundo tuvo diversas perspectivas de aquel espectáculo que fueron desde: aquellos que defienden al humor como una variable humana que no se debe clasificar por su esencia plural, lábil culturalmente y promotora de relaciones inconscientes, por lo que el humor radica como una virtud aristotélica que nos hace mejores y actuar bien, esta virtud esta en el medio de aquellos excesos que marca una seriedad inaguantable de los moralemente superiores y las risas frívolas de turno; mientra otros grupos empatizan con la(s) victima(s) del humor, en este caso las personas que sufren de alopecia, de las mujeres sin voz, de los hombre caballeroso como Don Quijote, de la igualdad de la causa-efecto, ya que fue un insulto dado por una persona de color que recibe un golpe de otra persona de color, un "equilibrio negritud" (se imagina si Javier Barden, al quien también le hicieron chistes en la gala sobre su esposa hubiera bofeteado a Rock, los titulares hubieran sido otros donde racismo y colonialismo surfearan por las redes), de los indefensos, del bulling y sus consecuencias tempranas y tardías. Así el espéctaculo crea bandas, diferencias, pero se unifican en la mirada. Una persona me preguntó mi posición por la cachetada dada y yo simplemente dije que no tenía posición en el mero espectaculo, aunque aquella persona hacía énfasis de que el comediante se había propasado, como mostrándome el punto de honor. Otro me dijo que el mundo mundano de Intenet y Tic-Toc, las personas se ofenden con facilidad y por lo tanto la comedia se pierde como consecuencia de lo políticamente correcto, llenando todos los espacios culturales de tragedias y actitudes morales ante ellas, en el mejor de los casos, en el peor de tiendas y fanáticos de los videojuegos y de realidades virtuales, y un japonés en medio de la copa dijo que admiró la posición de Smith por salvaguardar el honor de su mujer recordándome un Don Quijote usando el GPS de su smarthphone para hallar a su Dulcinea.
El humor siempre ha sido uno de mis temas favoristos de estudio y he tenido diversos enfrentamientos por mantener una posicion reflexiva de la comedia frente a los otros que desde sus interpretaciones censuran o acusan al humor de rebelarse contra su poder o explicar que el humor ejercer una guerra de guerrilla que socava las instituciones sagradas o humanas (de aquí lo imposible de hacer una película como La Vida de Brian de los Morty Python en la actualidad, alguien se ofendería). No es que el humor contradiga el poder, lo que hace es mostrar sus incoherencias por eso, cuando el humor muestra las contradicciones del poder político siempre habrá un autócrata, sátrapa o dictador que elimine los espacio de humor. El humor tiene humoristas que no son profetas de una religión por lo que hay que ser indulgentes cuando sus chistes vejan, pero el problema de la indulgencia o no al humorista no esta en el uso del chiste o la gracia, sino de su contexto o el lugar en que se ejecuta el humor. El humorista siempre será el mensajero que muestra las contradicciones de la sociedad, un espejero de su época y los límites del humor que esparce esta en las interpretaciones que se puedan hacer del mismo, por lo que los límites del humor es su hermenéutica, por eso un chiste venezolano entre un gocho y un maracucho no podrá ser entendido por un japonés, no lo puede interpretar, pero además cuando se trata de interpretar un chiste, o se explica, lo que hacemos en el fondo es hundir la risa que nace en nuestro inconsciente para desencadenar una mirada lógica que ahoga la risa que es ese descontrol de nuestro control mental.
La indulgencia o no del chiste no es un elemento del humor sino del espacio cultural donde se desarrolla. El humor no tiene interpretaciones éticas, aunque haya cientos de páginas que busquen condificarlo, el humor tiene contextos o espacios culturales y en esas áreas humanas el humor se expande o merma. Si estoy en una reunión con nazis y cuento chistes racistas, seguramente seré aplaudido y aclamado, pero si hago los mismos chistes en una universidad hebrea seré abucheado y "cancelado". El contexto donde se hace el chiste genera la risa o su reprobación, y por supuesto, en un mundo mundializado, el contexto se ha hecho muy tenue, sin fronteras, por lo que nunca sabes en el fondo cómo interpretarán tus chistes los otros. En la noche más grandiosa de la televisión, muchos cuentan que lo que ocurrió fue una humillación que recibió una popular esposa de un millonario actor que años atrás comentaba de lo "blanqueado" que era los gala del Oscar. De lo inoportuno del comentario del presentador Chris Rock, de lo bajo en que cayó el actor millonario en usar la violencia, y el final donde el premiado con la estatuilla del Oscar en su mano usar el comodín de "amor", para hacer los actos más incongruentes y excesivos que no solo lleva a una persona a destruirse, a consolidar espectáculo. El "amor" como comodín que hastía y más si uno ha visto a una joven quinceañeara embarazarse por "amor", o, cómo un dictador y sus herederos han destruído un país como Venezuela usando ese mismo comodín del "amor" para ganar todas las partidas democráticas. En esta secuencia de ideas y críticas olvidamos que la comedia hace énfasis a todo aquello que queremos ver pero no pertenecer en principio, por lo que en la definición de comedia de un Aristóteles imaginado por Umberto Eco explica: En el primer libro hemos tratado de la tragedia y de cómo, suscitando piedad y miedo, ésta produce la purificación de esos sentimientos. Como habíamos prometido, ahora trataremos de la comedia (así como de la sátira y del mimo) y de cómo, suscitando el placer de lo ridículo, ésta logra la purificación de esa pasión. Sobre cuan digna de consideración sea esta pasión, ya hemos tratado en el libro sobre el alma, por cuanto el hombre es —de todos los animales— el único capaz de reír. De modo que definiremos el tipo de acciones que la comedia imita, y después examinaremos los modos en que la comedia suscita la risa, que son los hechos y la elocución. Mostraremos cómo el ridículo de los hechos nace de la asimilación de lo mejor a lo peor, y viceversa, del sorprender a través del engaño, de lo imposible y de la violación de las leyes de la naturaleza, de lo inoportuno y lo inconsecuente, de la desvalorización de los personajes, del uso de las pantomimas grotescas y vulgares, de lo inarmónico, de la selección de las cosas menos dignas. Mostraremos después cómo el ridículo de la elocución nace de los equívocos entre palabras similares para cosas distintas y palabras distintas para cosas similares, de la locuacidad y de la reiteración, de los juegos de palabras, de los diminutivos, de los errores de pronunciación y de los barbarismos... No se necesita leer El nombre de la rosa, para que el sentido común nos indique que la comedia, que el humor y la risa siempre apuntan a lo peor, a lo imposible, a la violación de las leyes, lo inoportuno, inconsecuente y desvalorización de las personas. Si alguien se ha reido alguna vez ha sido dentro de este conjunto de observacion teórica.
Ahora contar chistes o hacer humor es una actividad peligrosa, como ser reportero en el norte de México o en el sur de Ucrania. De joven uno veía a humoristas y programas de humor, uno oía chistes sobre sacerdotes, homosexuales, personas con alguna discapacidad, contradicciones sociales y los chistes de Jaimito, y especialmente chistes sobre uno, que en mi caso eran sobre hipopotamos, elefantes o chanchitos que siempre me hacían en mi colegio por ser gordo. Aunque de esa época realmente sólo me acuerdo de un chiste contra la inteligencia militar que quizás ahora ofendiera a los militares de mi país pero que para mí es uno de los mejores chiste que contó el gran Eugenio, uno de los mejores contadores de chiste y que quizás se pueda ver si toca aqui (chiste de Eugenio), pero que en la actualidad estaría desempleado. Por se tan peligrosa esta profesión donde los humoristas hacen chiste de la sociedad, de los Otros, de las instituciones, del poder, se han transformado en hacer chistes sobre ellos mismos. Con el auge del Internet y lo políticamente correcto, los humoristas han tenido que contrabandear al Otro dentro de Sí. Esto explica el éxito del stand-up comedy desde la década de los noventa del siglo pasado. Esta manera de hacer humor del stand-up muestra un desdoblamiento donde el mismo personaje es el humillandor pero al mismo tiempo la victima, así sabe que nadie se ofenderá porque el actor en su espectaulo será el único ofendido. Si no hubiera sido la noche mas grandiosa de la televisión, Chris Rock tenía que haber contado cómo le afecta la alopecia a él, por qué ser negro en la sociedad de Estados Unido lo ha llevado a presentador del Oscar, por qué su esposa espera un Oscar aunque él no este nominado. Los humoristas del siglo XXI se esta transofrmando en un conjunto de esquizofrénicos, que suben al escenarios para mostras sus miserias cognitivas o sus excesos intelectuales y especialmente sus alucinaciones sobre un mundo que cambia de códigos, de humor, de criterios y que la serie The Marvelous Mrs. Maisel muestra con asiertos.