Ella se masturbaba entre chocolates, no necesitaba de vinos o cigarrillos. Ella se masturbaba porque la solidaridad, las relaciones amorosas o humanas, o sencillamente todo aquel cúmulo de sinónimos afectivos, había perdido sentido, ahora era un ser autónomo, libre, digitalizado, sin lazos. Ella se masturbaba viendo películas donde algunos hombres y especiales mujeres salvan a las adolescentes de aceptarse vírgenes e ingenuas. Ella insistía en masturbarse con las almohadas, con bordes sinuosos, formas redondas, curvadas; transmitiendo un mensaje de ausencia de agresividad, o injerencia en la vida de los demás, a diferencia de lo que connota las aristas y los ángulos rectos. Ella conocía cada parte de su cuerpo, recordaba aquellos músculos que aparecen en los momentos del orgasmo y que desaparecen en la cotidianidad, en el mercado, en las conversaciones con las amigas; a veces se tocaba son sus dedos, otras con la palma de su mano, una vez necesitó un viento fuerte que la elevó de sus sufrimientos para ser feliz, pero había sido el paso de un huracán y parecía lejano su regreso. Ella en algún momento inició lentamente dejar los chocolates, de sentir sus pezones, quedarse despiertas más horas de la que necesita; así intentó crear otra vida, con otros amigos y amores, con variadas penetraciones y estudios de posgraduado. Trató de enseñar a las personas lo que era el sentido común perdido entre tanta democracias, trató de desmoralizar la ética de los poderosos, de los hombres con miedo y escribió artículos sobre mitos no resueltos que no nos dejan dormir. Al final de su vida ella se masturbaba entre chocolates, a veces se comía sus uñas y sus cutículas para sentir algo inmediato. En su apartamento de una única y elegante habitación había siempre chocolate esperando untar paredes de soledad y socavar el recuerdo imaginado de su padre masturbándose frente al televisor, viendo pornografía a las cinco de la mañana, antes de irse al trabajo, mientras hacía el café de la mañana, ella oía el ruido de VHS, gemidos apagados, silencio y casi de inmediato la melodía del noticiero matutino, en ese momento entraba su padre a despertarla para que fuera al colegio, así es el ciclo de su vida, de masturbación a masturbación, al igual a muchos otros que se inician cuando comienzan a explorar sus intimidades asegurándose de que nadie los ve.
miércoles, 29 de noviembre de 2017
miércoles, 11 de octubre de 2017
ERNESTO - DOMINGO DE CINE (12)
PELÍCULA: Ernesto
PAÍS: Japón
TÍTULO ORIGINAL: エルネスト
AÑO 2017. DURACIÓN 124 minutos.
DIRECTOR: Sakamoto Junji 「坂本 順治」
ACTORES: Odagiri Joe, Juan M. Valero, Alexis Díaz de Villegas, Nagayama
Kento.
SINOPSIS. La película se centra en la vida de Freddy Maymura Hurtado, un boliviano nacido en Beni, hijo de un emigrante japonés originario de Kagoshima y una boliviana. La vida de este revolucionario se muestra a través de sus experiencias de estudios en Cuba a donde fue luego de obtener una beca para estudiar medicina en 1962. Sus convicciones comunistas, sus ideas revolucionarias, sus contactos con el Ché Guevara, Fidel Castro, las situaciones históricas que tuvo que vivir se presentan a lo largo del filme, mostrando la formación y las convicciones que lo convirtió en un revolucionario hasta su muerte.
PENSAR LA PELÍCULA. La película ha sido promocionada en Japón como la historia de un japonés dentro de los revuelos de la revolución cubana; lo cierto es que Freddy Maymura no era un japonés sino un boliviano y los revuelos revolucionarios que se presentan en el filme actúan con la lógica de enfrentamientos: opresión vs. libertad. La película está anegada de lugares comunes (como el fumar habanos de Ché y Castro en todo momento), escenas de teatro (como el abuso que hace unas personas a unos campesinos) desmejorando así la producción fílmica, además de forzar de alguna manera la importancia de Japón en la conciencia del Ché Guevara sobre el uso de las armas atómicas, luego de que éste visitara el país del Sol Naciente meses después de la revolución cubana o presentar a un Fidel Castro lleno de sabidurías y jugador de básquetbol ocasional. La película contiene muchas fallas pero pienso que si bien éste filme llena una narrativa para el aniversario de los cincuenta años de la muerte del Ché, en el fondo también son los cincuenta años del fracaso revolucionario japonés. Los japoneses también intentaron su propia revolución que raramente se estudia o se sabe y que fue subsumida por las políticas económicas de finales de los años 60. El partido comunista que después de la segunda guerra mundial era un partido de fuerza política fue disminuyendo por no lograr sus objetivos como eran, en ese entonces, la anulación de tratado de seguridad con los EE.UU y la reintegración de Okinawa. El partido socialista se fue dividiendo constantemente hasta trasmutarse en un socialismo donde las empresas configuraban las políticas sociales usando las banderas del milagro económica para socavar desavenencias. Los movimientos obreros fueron anulados así como el movimiento estudiantil como Zengakuren, cuyo último capítulo fue la huelga estudiantil del 1970 y que sutilmente comenta Murakami en una de sus novelas: Tokio Blues, donde nos muestras cómo los intereses sociales se transmutaron en intereses individuales. Hubo también guerrilla: El ejercito rojo japonés Nihon Sekigun, pero lejos de lo que se puede pensar terminó tergiversando cualquier sentido sobre las revoluciones vanguardistas como la soviética o cubana, sencillamente no hubo las condiciones para realizar la revolución (como también comenta Murakami). En fin la película aunque hecha por japoneses es lo más lejano que he visto de Japón, aunque forzadamente la han querido hacer suyo parte del ideal revolucionario. Creo que un director como Wakamatsu Koji (若松 孝二), en su película Jitsuroku Rengo Sekigun (United Red Army), 2007, logre mostrar desde un ángulo inteligente el aborto de la revolución japonesa sin el azúcar cubano, por supuesto no hay héroes ni épicas en las películas de Wakamatsu. Por lo que al tratar de mostrar a un héroe con la sobriedad del sentir japonés y con toda una épica japonesa enlazada con la cubana, sólo se puede expresar porque hay seres muy
malos y seres muy buenos, como ocurre en la mayoría de las
mangas niponas. Freddy es muy bueno, leal, generoso, lucha por la
justicia y la igualdad, llevándolo a imitar a Ché (que también debe ser bueno, muy bueno por principio lógico del filme) y acompañándolo en sus
gestas. Esta película edulcorada nos muestra lo lamentable que se ha
vuelto buena parte de las narrativas fílmicas japonesas, apostando por recetas sensibleras
de éxito en vez de mostrar una visión inteligente de la realidad que trate de explicar parte de nuestro devenir en el mundo.
Trailer
sábado, 5 de agosto de 2017
ARTURO USLAR PIETRI O SOBRE EL FIN DE LA HISTORIA
Tenía quizás doce o trece años, veía Historia de Venezuela con el profesor Fuenmayor, él siempre me cayó bien o quizás yo tenía una especial sensibilidad para la historia, en fin, el profesor divide la clase en quienes deben apoyar al régimen del General Juan Vicente Gómez, y quienes deben atacarlo... mis amigos de secundaria con la que conformamos el grupo B, miraron al cielo, ya que todos los libros de historia hablaban mal de dictador Gómez y a nosotros nos tocó defenderlo, parecía que no había opción, seríamos derrotados por aquellos a los que la historia les da la razón. Al tener padres extrajeros y hablarles sobre la historia de Venezuela, era como dialogar sobre algún mecanismo tecnológico complejo; les hablé de Gómez y ellos me hablaron de Hitler, Franco, Mussolini, Tito; no había orden, sino historias montadas. La noche antes del debate prendo el televisor y por manía veo el canal 5, u otrora, Canal Cultural, un emisora televisiva donde se veían documentales o programas como Contratema con Adriano González León, El rostro y sus máscaras con José Antonio Rial, La Fauna y su gente con Pedro Trebbau, Entre líneas con Antonio López Ortega, en fin, veía el canal 5 porque los demás me aburrían, lo que demuestra de mí una falta de imaginación para congraciarme con la masa; pero el hecho es que también en ese canal, que aún no sé si emite o no, ya que la última vez que supe algo de esa televisora, se la había concedido a la iglesia católica, demostrándo lo bárbaro que es mi país para mantener la Cultura, en fin, en ese canal pasaban Valores Humanos, un programa que recreaba la Historia Universal y sus protagonistas con el Dr. Arturo Uslar Pietri, curiosamente esa noche, el viejito habló sobre el gobierno de Gómez, así como sus puntos fuertes y débiles en política y economía de la época. Fue quizás una de la primera vez que anoté en un cuaderno datos, fechas y anécdotas, y también la posibilidad de que una historia se conforma de muchos relatos, a veces contradictorios, pero posibles, al día siguiente fue el debate y al finalizar todos me veían raro, como si fuera un animal de otra galaxia, había rebatido, reformado he interpretado a grandes brochazos la historia del período de Gómez, con precisión historiográfica, al final obtuve un sobresaliente y ese día descubrí que la historia tiene muchas caras, siempre dependerá de cuál mires o de los programas televisión que te entretengan, desde entonces la Historia, en mayúscula, siempre ha tenido un lugar privilegiado en mis lecturas, en mis pensamientos, en mis memorias.
Seguí viendo y leyendo al viejito Uslar, hasta que una tarde caminando por la universidad un amigo me habló con cierta pasión de los discursos de maestro, según mi amigo Carlos, Uslar era un elitista, siempre hablaba para las élites, para las clases privilegiadas, manteniendo así una estrategia donde se sigue presentando y representando los antiguos estratos sociales que se sustentan en las relaciones de producción o, en otra palabras, Uslar era un "intelectual tradicional" que no podía leer las necesidades del pueblo. Yo me extrañé cuando lo demominó "intelectual tradicional", porque olía a Gramsci, quien apuntó la definición del "intelectual tradicional" en oposición al "intelectual orgánico" y que definía como aquel que asegura la cohesión ideológica de un sistema, como lo hizo el clero en las sociedades feudales medievales, el intelectual liberal en el mundo burgués y como deben hacer los miembros del partido revolucionario del movimiento obrero que no se limita en describir la vida social de acuerdo a reglas científicas, sino más bien "expresar", mediante el lenguaje de la cultura, las experiencias y el sentir que las masas que no pueden articular por sí misma, en otras palabras, un intelectual no es alguien autónomo sino alguien dependiente del lugar y la función que ocupe en el seno de una estructura social. Carlos buscaba al "intelectual orgánico" que proponía Gramsci en los discursos izquierdistas que pululaban por la Universidad Central de Venezuela a mediados de los ochenta y que quizás se cristalizo a principios de los noventas cuando Chávez aparece con unos discursos donde se presenta como militar estratégico, aguerrido jugador de béisbol, amigo de todos y especialmente como "intelectual" ya que en cada discurso era capaz de citar cualquier línea de cualquier escritor, libro sagrado o dicho popular, presentar la historia desde otras perspectivas, hablando de nuevos traidores como José Antonio Paéz, recomendando lecturas como Los Miserables, de la cual editó una edición popular, enfrentarse a otros intelectuales como Vargas Llosa, recibiendo doctorados de la alguna universidad Rusa, o simplemente teniendo conversaciones de alto nivel, como se supone que la hizo con Uslar en algún mes y día del años 1994; yo durante la crisis de inicio de los noventa y que generó esta especie de "intelectual orgánico" en la medida en que caían los "intelectuales tradicionales", leía La visita en el tiempo, la última novela de Uslar donde habla de la vida de Juan de Austria, el hijo natural de Carlos V, ¿por qué leía este libro mientras había golpistas a la puerta de mi casa, mientras el "intelectual orgánico" seducía con una constitución nueva, alianzas cívico-militares, desarrollar teleologías perfectas sobre las funciones de la economía, intuir relaciones creativas con países amigos como Cuba e inclusive cambiar la hora del país a una masa sin expresión? la respuesta no la he encontrado, pero seguro será porque no me interesaba el "intelectual orgánico" de Gramsci ni el de Carlos, creo de hecho que los intelectuales es un clisé, que como todo clisé, es una repetición de ideas para dirigir y fundamentar ideologías, morales, éticas, o poder... así que no veía a Uslar como un intelectual sino como un maestro y así pocos lo querían ver, quizás porque en el fondo los venezolanos somos malos estudiantes porque escasamente aprendemos de los buenos profesores y le prestamos mucha atención al decir de tontos recitadores de paraísos, juglares ideológicos desfasados, profetas animístas, historias de boleros y pensamientos positivos esclavistas.
Viendo la desgracia de mi país Venezuela, viendo lo rídiculo, lo fanático, lo ignorante que rodea cualquier opinión, discursos o lógica, no me queda más que ver a veces por YouTube, videos del programa "Valores Humano" del viejo Uslar, donde, exceptuando su video sobre El Marxismo, ninguno de sus clases virtuales llegan a 10.000 visitas, es decir, cualquier video de Diosas Canales supera a cualquier "intelectual tradicional" y quizás a varios "intelectuales orgánicos". Es posible que el problema entre el maestro que fue Arturo Uslar Pietri, y aquellos que no le simpatizaba, como a Carlos así como a todos aquellos que buscaron un "intelectuales orgánicos", fue la coherencia y la escacez de contradicciónes y pensamientos grotescos que mantuvo en sus discursos, además de una sensatez en su postura críticas que todo buen maestro debe tener pero que escasea en el magisterio, mientras el "intelectual orgánico" se contradecía, no había postura crítica sino una fe ciega para evitar el absurdo que lo rodeaba, así como una crear bizarro donde un socialismo de siglo XXI se asomaba como una verdad. Uslar fue un maestro, mostró la postura del docente erudito, situación que en la actualidad se ha transformado desde los pensa de los pedagógicos para transformar al profesor en un simple guía de opiniones, donde no se forman personas eruditas, sabias, dominadora de conocimiento, sino; técnicos didácticos, expositores de emociones y sacerdotes de ideas efímeras. He tenido muy pocos profesores eruditos o sabios, los pocos que tuve lo he apreciado siempre como Ludovico Silva, Angel Cappelletti, Guillermo Sucre, etc, muchos tembién mostraron dominio del área de sus conocimientos pero más de la mitad de los profesores que tuve en todos mis años de estudiantes, no tuvieron ni idea de por qué eran profesores, así como muchos colegas mío del Instituto Pedagógico de Caracas, en síntesis, si se bucaría una figura de maestro, de profesor, de docente, no la buscaría entre los técnicos ni entre los intelectuales, lo buscaría entre aquellas líneas que escribía Uslar todos los domingos en una columna que tituló sabiamente "Pizarrón".
Es posible que la frase más famosa Uslar fuera: sembrar el petróleo, un articulo publicado en 1936 y donde nos muestra las consecuencias de una economia destructiva que se viene ejerciendo en el país por el uso de la minería, la tala de árboles y el petróleo, abandonando progresivamente el desarrollo del agro y de la tecnología para asentar una industria que elimine esta economía destructiva, advirtiéndonos hace ochenta años la desgracia que esto pueda llevar... hace ochenta años se advirtió de esta economía destructiva que la definió en dicho artículo como "aquella que consume sin preocuparse de mantener, ni de reconstituir las cantidades existentes de materia y energía, en otra palabras la economía destructiva es aquella que sacrifica el futuro al presente". Hace ochenta años, por lo menos hace cuatro generaciones que se advierte del fin de la historia para Venezuela, sobre el sacrificio del futuro, un fin de la historia que está lejos de aquel fin de la historia que anunció Hegel como el saberse del espíritu en cuanto saber absoluto, ya que para el filósofo alemán la historia en la medida que progresa sus contradicciones nos hacemos más consciente de nosotros mismo, más racionales y por lo tanto más libre, obviamente este fin no ha llegano ni a Venezuela ni a ciento de países; ni tampoco el fin de la historia de Fukuyama, que al caer el muro de Berlín el capitalismo y el liberalismo como sistema político se imponen eliminando las contradicciones de la historia. En Venezuela aunque el capitalismo y el liberalismo estén presenten como en todos los países del orbe, las contradiciones ideológicas continúan, aumenta y siguen produciendo hambre, miserias y guerras. El maestro Uslar nunca se cansó de enseñar que el fin de la historia de Venezuela era el fin de su economía, en cientos de ejemplos, escritos, entrevistas lo advirtió, pero ¿qué nos pasó como estudiantes, como ciudadanos, como profesores, como venezolanos?, durante generaciones nos advirtieron de estos pelígros, de la economía destructiva, de la falta de sindéresis para tomar decisiones políticas-económicas acertadas para el beneficio del país y no para una clase o partido político, es decir, de usar la democracia para crear balance de poder y de bienestar para todos, dentro de una cultura de leyes, impuestos, trabajo como lo hace la mayoría de los países que se admiran por desarrollado como los escandinavos, ¿qué nos pasó? Uslar se esfumó, así como ciertos saberes, experiencias y erudición para desestrañar la realidad en la que convergen los venezolanos. Me imagino un cuento barroco donde el Dr. Uslar observa la campaña de los constituyentistas, ¿qué sentiría si lo viera, qué conclusiones sacaría? ¿qué pensaría acerca de la formación intelectual de los nueva redactores de la constitución que abarca un número de personas enfermas por el poder, por la adulación, por ideales sin piso de realidad? En alguna entrevista, mostrando el caracter pesimista que proyectaba hacia futuro de Venezuela que se balancea entre una economía destructiva y un garito donde se hace apuestas a la esperanzas por un mejor país, le preguntarón si habría oportunidades para el país, en esa entrevista de 1997, Uslar habló de una generación que se había preparado en las mejores universidades, que era la generación venezolana con mayor educación formal que jamás había existido en la historia, con líderes que comprendían la realidad venezolana y estaban presto a mejorarla... de esta esperanza, de esta apuesta de Uslar, sólo sé que quedó relacionada sutilmente como el poema Howl, de Allen Ginsberg: I saw the best minds of my generation destroyed by madness starving hysterical naked... (Vi las mejores mentes de mi generación destruídas por la locura, hambrientas histéricas desnudas...) La generación en la que veía Uslar el posible cambio de rumbo del país, de eliminar la economía destructiva, de desarrollar ciencia y tecnología para competir en el mundo de Fukuyama, de aspirar a una conciencia absoluta que nos hicieran ciudadanos amantes de la libertad y de la justicia como aspiraba Hegel, entró en la locura, o sencillamente huyó, muchos están hambrientos de venganzas y otros cayeron en la histeria del totalitarismo político o de exhibicionismo de los egos, una enfermedad crucial del siglo XXI.
El fin de la historia está pronosticado con el fin de la economía, el fin de la política democrática está sentenciado con la constituyente que se instauró el 4 de agosto de 2017, el fin de los sueños de los venezolanos está disfuminado por la ignorancia aberrante con la que se ha construído la educación y el pensamiento en los últimos años, el fin de la existencia de un país como Venezuela está tan próxima como el fin del patriotismo pobre que regala una historia sin dimensiones, aún hay gente con esperanzas, pero de qué o para qué... de volver a una Venezuela derrochadora de recursos, de tener libertad para adquirir bienes de consumo sin ningún criterio de rentabilidad, de establecer fiestas saturnales para hablar ebrio de un mejor vivir, de jactarse de una educación que no los prepara para un trabajo social, estable y humilde; esa Venezuela fue la que quiso evitar Uslar y la que muchos quieren regresar, algunos buscan sencillamente un país con libertades económicas, anárquicas, de derroche, sin asumir responsabilidades de hacienda, sociales, familiares... Me gustaría conversar con Uslar en este mes de constituyente, sobre un país quebrado, una educación sin argumentos, ni pensamiento crítico, una sociedad de inmediateces, de espectadores, de héroes de 15 minutos, un país sin gobierno, sin hospitales, sin universidades, en fin, el país que se consolida como un garito de apuestas de esperanzas en loterías de miserias, y que Uslar criticó duramente mientras la gente continuaba buscando oportunidades en un cuadros único del hipismo, en contratos con alguna alcaldía, estafando el futuro; me gustaría habla con Uslar y conversar sobre el fin de las cosas, y con la seguridad de que el viejito me dirá algo que aún no sé.
Seguí viendo y leyendo al viejito Uslar, hasta que una tarde caminando por la universidad un amigo me habló con cierta pasión de los discursos de maestro, según mi amigo Carlos, Uslar era un elitista, siempre hablaba para las élites, para las clases privilegiadas, manteniendo así una estrategia donde se sigue presentando y representando los antiguos estratos sociales que se sustentan en las relaciones de producción o, en otra palabras, Uslar era un "intelectual tradicional" que no podía leer las necesidades del pueblo. Yo me extrañé cuando lo demominó "intelectual tradicional", porque olía a Gramsci, quien apuntó la definición del "intelectual tradicional" en oposición al "intelectual orgánico" y que definía como aquel que asegura la cohesión ideológica de un sistema, como lo hizo el clero en las sociedades feudales medievales, el intelectual liberal en el mundo burgués y como deben hacer los miembros del partido revolucionario del movimiento obrero que no se limita en describir la vida social de acuerdo a reglas científicas, sino más bien "expresar", mediante el lenguaje de la cultura, las experiencias y el sentir que las masas que no pueden articular por sí misma, en otras palabras, un intelectual no es alguien autónomo sino alguien dependiente del lugar y la función que ocupe en el seno de una estructura social. Carlos buscaba al "intelectual orgánico" que proponía Gramsci en los discursos izquierdistas que pululaban por la Universidad Central de Venezuela a mediados de los ochenta y que quizás se cristalizo a principios de los noventas cuando Chávez aparece con unos discursos donde se presenta como militar estratégico, aguerrido jugador de béisbol, amigo de todos y especialmente como "intelectual" ya que en cada discurso era capaz de citar cualquier línea de cualquier escritor, libro sagrado o dicho popular, presentar la historia desde otras perspectivas, hablando de nuevos traidores como José Antonio Paéz, recomendando lecturas como Los Miserables, de la cual editó una edición popular, enfrentarse a otros intelectuales como Vargas Llosa, recibiendo doctorados de la alguna universidad Rusa, o simplemente teniendo conversaciones de alto nivel, como se supone que la hizo con Uslar en algún mes y día del años 1994; yo durante la crisis de inicio de los noventa y que generó esta especie de "intelectual orgánico" en la medida en que caían los "intelectuales tradicionales", leía La visita en el tiempo, la última novela de Uslar donde habla de la vida de Juan de Austria, el hijo natural de Carlos V, ¿por qué leía este libro mientras había golpistas a la puerta de mi casa, mientras el "intelectual orgánico" seducía con una constitución nueva, alianzas cívico-militares, desarrollar teleologías perfectas sobre las funciones de la economía, intuir relaciones creativas con países amigos como Cuba e inclusive cambiar la hora del país a una masa sin expresión? la respuesta no la he encontrado, pero seguro será porque no me interesaba el "intelectual orgánico" de Gramsci ni el de Carlos, creo de hecho que los intelectuales es un clisé, que como todo clisé, es una repetición de ideas para dirigir y fundamentar ideologías, morales, éticas, o poder... así que no veía a Uslar como un intelectual sino como un maestro y así pocos lo querían ver, quizás porque en el fondo los venezolanos somos malos estudiantes porque escasamente aprendemos de los buenos profesores y le prestamos mucha atención al decir de tontos recitadores de paraísos, juglares ideológicos desfasados, profetas animístas, historias de boleros y pensamientos positivos esclavistas.
Viendo la desgracia de mi país Venezuela, viendo lo rídiculo, lo fanático, lo ignorante que rodea cualquier opinión, discursos o lógica, no me queda más que ver a veces por YouTube, videos del programa "Valores Humano" del viejo Uslar, donde, exceptuando su video sobre El Marxismo, ninguno de sus clases virtuales llegan a 10.000 visitas, es decir, cualquier video de Diosas Canales supera a cualquier "intelectual tradicional" y quizás a varios "intelectuales orgánicos". Es posible que el problema entre el maestro que fue Arturo Uslar Pietri, y aquellos que no le simpatizaba, como a Carlos así como a todos aquellos que buscaron un "intelectuales orgánicos", fue la coherencia y la escacez de contradicciónes y pensamientos grotescos que mantuvo en sus discursos, además de una sensatez en su postura críticas que todo buen maestro debe tener pero que escasea en el magisterio, mientras el "intelectual orgánico" se contradecía, no había postura crítica sino una fe ciega para evitar el absurdo que lo rodeaba, así como una crear bizarro donde un socialismo de siglo XXI se asomaba como una verdad. Uslar fue un maestro, mostró la postura del docente erudito, situación que en la actualidad se ha transformado desde los pensa de los pedagógicos para transformar al profesor en un simple guía de opiniones, donde no se forman personas eruditas, sabias, dominadora de conocimiento, sino; técnicos didácticos, expositores de emociones y sacerdotes de ideas efímeras. He tenido muy pocos profesores eruditos o sabios, los pocos que tuve lo he apreciado siempre como Ludovico Silva, Angel Cappelletti, Guillermo Sucre, etc, muchos tembién mostraron dominio del área de sus conocimientos pero más de la mitad de los profesores que tuve en todos mis años de estudiantes, no tuvieron ni idea de por qué eran profesores, así como muchos colegas mío del Instituto Pedagógico de Caracas, en síntesis, si se bucaría una figura de maestro, de profesor, de docente, no la buscaría entre los técnicos ni entre los intelectuales, lo buscaría entre aquellas líneas que escribía Uslar todos los domingos en una columna que tituló sabiamente "Pizarrón".
Es posible que la frase más famosa Uslar fuera: sembrar el petróleo, un articulo publicado en 1936 y donde nos muestra las consecuencias de una economia destructiva que se viene ejerciendo en el país por el uso de la minería, la tala de árboles y el petróleo, abandonando progresivamente el desarrollo del agro y de la tecnología para asentar una industria que elimine esta economía destructiva, advirtiéndonos hace ochenta años la desgracia que esto pueda llevar... hace ochenta años se advirtió de esta economía destructiva que la definió en dicho artículo como "aquella que consume sin preocuparse de mantener, ni de reconstituir las cantidades existentes de materia y energía, en otra palabras la economía destructiva es aquella que sacrifica el futuro al presente". Hace ochenta años, por lo menos hace cuatro generaciones que se advierte del fin de la historia para Venezuela, sobre el sacrificio del futuro, un fin de la historia que está lejos de aquel fin de la historia que anunció Hegel como el saberse del espíritu en cuanto saber absoluto, ya que para el filósofo alemán la historia en la medida que progresa sus contradicciones nos hacemos más consciente de nosotros mismo, más racionales y por lo tanto más libre, obviamente este fin no ha llegano ni a Venezuela ni a ciento de países; ni tampoco el fin de la historia de Fukuyama, que al caer el muro de Berlín el capitalismo y el liberalismo como sistema político se imponen eliminando las contradicciones de la historia. En Venezuela aunque el capitalismo y el liberalismo estén presenten como en todos los países del orbe, las contradiciones ideológicas continúan, aumenta y siguen produciendo hambre, miserias y guerras. El maestro Uslar nunca se cansó de enseñar que el fin de la historia de Venezuela era el fin de su economía, en cientos de ejemplos, escritos, entrevistas lo advirtió, pero ¿qué nos pasó como estudiantes, como ciudadanos, como profesores, como venezolanos?, durante generaciones nos advirtieron de estos pelígros, de la economía destructiva, de la falta de sindéresis para tomar decisiones políticas-económicas acertadas para el beneficio del país y no para una clase o partido político, es decir, de usar la democracia para crear balance de poder y de bienestar para todos, dentro de una cultura de leyes, impuestos, trabajo como lo hace la mayoría de los países que se admiran por desarrollado como los escandinavos, ¿qué nos pasó? Uslar se esfumó, así como ciertos saberes, experiencias y erudición para desestrañar la realidad en la que convergen los venezolanos. Me imagino un cuento barroco donde el Dr. Uslar observa la campaña de los constituyentistas, ¿qué sentiría si lo viera, qué conclusiones sacaría? ¿qué pensaría acerca de la formación intelectual de los nueva redactores de la constitución que abarca un número de personas enfermas por el poder, por la adulación, por ideales sin piso de realidad? En alguna entrevista, mostrando el caracter pesimista que proyectaba hacia futuro de Venezuela que se balancea entre una economía destructiva y un garito donde se hace apuestas a la esperanzas por un mejor país, le preguntarón si habría oportunidades para el país, en esa entrevista de 1997, Uslar habló de una generación que se había preparado en las mejores universidades, que era la generación venezolana con mayor educación formal que jamás había existido en la historia, con líderes que comprendían la realidad venezolana y estaban presto a mejorarla... de esta esperanza, de esta apuesta de Uslar, sólo sé que quedó relacionada sutilmente como el poema Howl, de Allen Ginsberg: I saw the best minds of my generation destroyed by madness starving hysterical naked... (Vi las mejores mentes de mi generación destruídas por la locura, hambrientas histéricas desnudas...) La generación en la que veía Uslar el posible cambio de rumbo del país, de eliminar la economía destructiva, de desarrollar ciencia y tecnología para competir en el mundo de Fukuyama, de aspirar a una conciencia absoluta que nos hicieran ciudadanos amantes de la libertad y de la justicia como aspiraba Hegel, entró en la locura, o sencillamente huyó, muchos están hambrientos de venganzas y otros cayeron en la histeria del totalitarismo político o de exhibicionismo de los egos, una enfermedad crucial del siglo XXI.
El fin de la historia está pronosticado con el fin de la economía, el fin de la política democrática está sentenciado con la constituyente que se instauró el 4 de agosto de 2017, el fin de los sueños de los venezolanos está disfuminado por la ignorancia aberrante con la que se ha construído la educación y el pensamiento en los últimos años, el fin de la existencia de un país como Venezuela está tan próxima como el fin del patriotismo pobre que regala una historia sin dimensiones, aún hay gente con esperanzas, pero de qué o para qué... de volver a una Venezuela derrochadora de recursos, de tener libertad para adquirir bienes de consumo sin ningún criterio de rentabilidad, de establecer fiestas saturnales para hablar ebrio de un mejor vivir, de jactarse de una educación que no los prepara para un trabajo social, estable y humilde; esa Venezuela fue la que quiso evitar Uslar y la que muchos quieren regresar, algunos buscan sencillamente un país con libertades económicas, anárquicas, de derroche, sin asumir responsabilidades de hacienda, sociales, familiares... Me gustaría conversar con Uslar en este mes de constituyente, sobre un país quebrado, una educación sin argumentos, ni pensamiento crítico, una sociedad de inmediateces, de espectadores, de héroes de 15 minutos, un país sin gobierno, sin hospitales, sin universidades, en fin, el país que se consolida como un garito de apuestas de esperanzas en loterías de miserias, y que Uslar criticó duramente mientras la gente continuaba buscando oportunidades en un cuadros único del hipismo, en contratos con alguna alcaldía, estafando el futuro; me gustaría habla con Uslar y conversar sobre el fin de las cosas, y con la seguridad de que el viejito me dirá algo que aún no sé.
lunes, 10 de julio de 2017
IKARI - DOMINGO DE CINE (11)
Película. IKARI
País. Japón
Título original. 怒り
Año. 2016 Duración. 142 minutos
Director. Sang-Il Lee 李相日
Actores. Watanabe Ken 渡辺謙 , Tsumabuki Satoshi 妻夫木聡, Ayano Gou 綾野剛, Matsuyama Kenchi 松山ケンイチ, Miyazaki Aoi 宮崎あおい Moriyama Mirai 森山未來, Hirose Suzu 広瀬すず
País. Japón
Título original. 怒り
Año. 2016 Duración. 142 minutos
Director. Sang-Il Lee 李相日
Actores. Watanabe Ken 渡辺謙 , Tsumabuki Satoshi 妻夫木聡, Ayano Gou 綾野剛, Matsuyama Kenchi 松山ケンイチ, Miyazaki Aoi 宮崎あおい Moriyama Mirai 森山未來, Hirose Suzu 広瀬すず
Sinopsis. Un hombre brutalmente asesina a una pareja casada y deja
atrás las palabras "Ikari" ("Cólera") escritas con
sangre en la pared donde ocurrieron los hechos. El asesino será buscado por años, se presume que se ha sometido a una cirugía plástica, los medios de comunicación constantemente dan información del sospechoso. Simultáneamente en tres lugares diferentes de Japón, hombres
extraños aparecen. La gente sospecha de que aquellos desconocidos podrían ser el asesino y aparece la desconfianza. El primer hombre emerge en la zona pesquera de Chiba, Yohei Maki
(Watanabe Ken) trabaja en el puerto y tiene una hija, Aiko (Miyazaki Aoi) con la cual ha tenido una relación conflictiva, Aiko
comienza a fijarse en Tetsuya Tashiro (Matsuyama Kenchi) un hombre que trabaja a destiempo en la pequeña compañía del padre de Aiko, y todos lo ven como una persona extraña, oscura, llena de secretos. En el centro de Tokio, un
hombre homosexual, Yuma Fujita (Tsumabuki Satoshi) que trabaja en una agencia de
publicidad conoce a Naoto Onishi (Ayano Gou) y comienzan a vivir juntos.
Mientras Naoto consigue que Yuma abra su mente y corazón, Yuma comienza a sospechar de
Naoto porque su pasado le es inabordable. En Okinawa, Izumi
Komiya (Hirose Suzu) y su madre se mudan a una isla aislada, allí un día, Izumi
da un paseo y conoce a Shingo Tanaka (Moriyama Mirai), un joven mochilero
que vive en completa soledad. Izumi se acerca a Shingo, pero Shingo le pide a Izumi que no le cuente
a otros sobre su existencia y que lo mantenga el secreto.
Pensar la película. Este filme es una película coral donde se introduce un tema principal, la ira, la cólera, la indignación, todas estas palabras entran en el concepto japones de ikari「怒り・いかり」y como tal, un sentimiento que mueve los procesos de la catarsis, la conmiseración y la piedad; pero, como tema secundario de este filme, pienso que la palabra que más resalta y soporta el guión es: shijiru「信じる・しんじる」que implica las nociones de creencia y confianza. Creer, palabra usada constantemente para evadir las incertidumbres que nos rodea, cuya raíz indoeuropea contiene los términos corazón (kerd) y poner (dhe), es decir creer: poner el corazón en un logro, en un objetivo sin vacilación; mientras confianza viene de la composición léxica cum-fides, tener fe conjuntamente, pero a diferencia de la mera creencia implica a Otro cercano o no; tanto creer como confiar necesitan el sentido del concepto fe, que como nos dice la Biblia en Hebreo 11.1 "Es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve", es decir para sintetizar: fe, confianza, creencia, en último sentido, nos habla de una hipótesis sobre el futuro, bien sobre los hechos, bien sobre la conducta de los otros, y como toda hipótesis, se elabora con los datos que poseemos. El filme nos muestra cómo todas las hipótesis que se desarrollan acerca de quienes son estos hombres extraños, parten de los datos exactos o inexactos que le van llegando a cada uno de los protagonistas que los conocen y cómo en cada tramo la confianza se pone en prueba, principalmente porque en cada tramo las emociones como el amor, la tristeza y la ira se diluyen cuadro a cuadro. La película también nos muestra cierta caractéristica de la sociedad japonesa y su creencia en el sistema social más que en las personas; situación totalmente distinta en Latinoamérica donde aparentemente los individuos confían más en las personas que en los sistemas sociales de aquí que la palabra shinyo「信用・しんよう」que implica reputación o la credibilidad de una persona que es lograda por su ejercicio de vida a través de su trabajo, actividad, estudios o familia, tenga mas prestigio y legalidad que shinrai「信頼・しんらい」que compromete una confianza derivada únicamente del carisma de la persona, creando una capacidad de poder fiarse del individuo únicamente por sus sentimientos y no por su historia. En Latinoamérica puedo pensar que la confianza se logra más por los sentimientos que por la reputación o por lo menos así lo vemos en la política, en la televisión, en el día a día en la conversaciones de la calle. Estos tres hombres que gira la historia de la película tratan de ganar la confianza shinrai, por sentimientos, por empatía. Puedo pensar que el sistema japones de control de incertidumbres es sublimado en programas de televisión, o por lo menos así lo puedo apreciar en la película, donde un programa de televisión cuyo tema es la búsqueda de delincuantes, auna a desconfiar en todo aquello que es desconocido o que no tenga garantía o fiabilidad, la desconfianza entrará en cada historia con una fuerza distinta y un desenlace inesperado. El espectador es retado constantemente en su reflexión para hallar sentido a la situación que vive los protagonistas a partir de los datos que obtiene, paralelamente esta película nos cuenta lo complejo que es lograr shinyo sin que una empresa te patrocine como un ser social, todos los personajes están desarticulados de las grandes empresas, vagan por el país o por las ciudades sin sentidos profundos o burgueses, es el Japón donde los trabajadores de cuello blanco no existen y sólo un continente de gente trata de sobrevivir el día a día huyendo de su historia más que manteniendo esperenzas puestas en baratijas felicidad, porque cuando se huye del pasado el futuro se tranforma en un eterno retorno a aquello de lo que se huye, de aquí un aspecto trágico del hombre pero que constantemente se evita precisar ya que siempre nos han enseñado la tragedia como algo que acontecerá más que como algo que ya acontenció y no es tan simple de calificar como hacen algunos psicólogos con el término trauma. Conjuntamente en este filme aparece temas sociales y políticos como los roces de los habitantes de Okinawa y las bases militares de los EE.UU., sin un claro futuro en su territorio y accionar, o el tema de la prostitución masculina y femenina como un mercado inmediato que desecha cualquier porvenir. En fin, la película presenta cómo los conceptos como confianza, creencia y fe se desenvuelve en una humanidad que cada vez es más nihilista, hedónica, superficial e inmediata.
TRAILER
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miércoles, 31 de mayo de 2017
¿QUE HE APRENDIDO DE LOS ZOMBIS?
Zdzisław Beksiński |
Zdzisław Beksiński |
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Zdzisław Beksiński |
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domingo, 14 de mayo de 2017
LA PALABRA DICTADOR. (MINICUENTO VI)
MX2039476 tuvo que preguntar acerca de lo encontrado a F53857Y5, era lo normal. Posteriormente necesitó explicar cómo supo sobre aquellas palabras si no sabía leer. A continuación un director de sección le comentó que aquel vocabulario evocaba un tiempos pasados en la historia de la República donde aquel animal, al igual que otros como: los cerdos, las vacas, los pollos, los gatos o los perros, odiaban a los humanos, por lo que ahora y siempre nuestro género lo ha comido y lo seguirá comiendo, pero ese animal específico llamado Dictador se extinguió gracias al Líder. MX2039476 fue perdonado porque mostró la ignorancia suficiente para no ser ejecutado, subsiguientemente deseó, por un momento, no trabajar para los equipos de limpiezas que eran enviados a los escondrijos de los desalmados que atentaron y atentaban contra el Líder. A los largo de su trabajo encontró libros, fotos, cuadernos y antiguos artefactos electrónicos que ya no servían pero que entregaba a su jefe sin discernimiento, ya que no necesitaba este ejercicio de pensamiento explícito para sobrevivir. En su pequeña habitación había guardado dos recortes de periódicos y un diario rescatados de su trabajo subrepticiamente, más por una curiosidad simple que por una improta filosófica, en esos escritos se hablaba sobre la muerte del Dictador, pero MX2039476 en esos momentos no sabía qué era un dictador, así como otras palabras que aparecían en esos recortes de periódicos y en el diario como: democracia, huelga, parlamento, presidencia, fascismo, elecciones, poder, socialismo, igualdad... Su antiguo jefe le había enseñado a leer algunas sílabas para que pudiera botar de inmediato aquello que le podría generar problemas y aunque por sí trató de aprender mas no tuvo éxito porque nadie le enseñó gramática. Supo que había algo raro en todo aquello que encontraba y en todo aquello que le habían dicho que era verdad, pese a que no podía constrastar lo que veía con lo que pensaba, quizás por una educación disciplinaria, quizás por una cultura de control, lo cierto es que cuando halló el recorte de periódico en una caja de galletas de mantequilla titulado: "El Dictador ha muerto", no supo a qué o a quién se refería, por eso se arriesgó a preguntarle a F53857Y5. Posteriormente le habían explicado que un Dictador era un animal que había atentado contra el verdadero pensamiento y la humanidad y que el Líder lo había derrotado con la ayuda de todos y una espada mágica, pero en lo mas profundo del pensamiento de MX2039476 intuía que aquella bestia no había desaparecido, que respiraba y estaba a su espalda, desollándolo lentamte como un Líder.
martes, 9 de mayo de 2017
DE LOS MUSEOS JAPONESES Y DE LA HUÍDA DE LAS MUSAS.
Un graffiti bajo un puente en Roma, la obra que más me impacto |
No recuerdo la primera vez que fui a un museo de arte, pero seguro fue en una adolescencia donde los profesores nos dicen que vayamos a ver alguna exposición y luego comentarla. Al final uno copia los títulos de los cuadros, alguna información que extrae de los libros y luego se va a jugar al parque cercano con los amigos sin importarle si Van Gogh se cortó la oreja izquierda o derecha. No hay impacto, sólo información para almacenar, transmitir y retransmitir , es obvio, íbamos al museo cinco o seis amigos, sin orientación, sin ideas estéticas, sin sensibilidad ni conexiones históricas, sólo cumplir una misión como una tropa de avance para memorizar nombres, movimientos artísticos, fechas. Luego comencé a ir a los museo, especialmente al Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imbet (sé que ya no se llama así, la revolución cambió el nombre, no sé cómo se nombra, pero para mí siempre le recordaré con este nombre junto a mis caminatas por sus galerías). Evitaba ir los fines de semana así con poca gente, miraba y trataba de hallar alguna musa que iluminara mis deseos artísticos que no lograba desarrollar por mi torpeza natural para el dibujo; al final iba para comprender historias y desarrollar ensayos para aprobar cursos universitarios y finalmente lograr hilar algunas narraciones o ficciones, porque mi sensibilidad artística no se abrió al contemplar piezas en un museo sino en el taller de un ceramista en medio de una montaña en el Oriente del país cuando tenía como veintidós años y que me marcó de tal manera que desde ese momento decidí hacer cerámica.
La cerámica de Shoji Hamada, la que más me ha impresionado |
Recuerdo bien que la última vez que fui a un museo fue al de Arte en Kioto, había una retrospectiva de arte de Utagawa Kuniyoshi, además de una exposición de piezas arqueológicas Incas. Iba acompañado con Mi Amiga Japonesa, ella me comentaba sobre la mitología de la época Edo que rodeaba al pintor japonés, yo le explicaba algunos elementos de la cultura incaica que podía apreciar y que pasaba desapercibido para una mirada asiática, así que le hablaba en un japonés-inglés suave, sin cadencias, de repente miró atrás y veo a una señora de unos cincuenta años, tapándose las orejas, como que le molestaba mi hablar, mis explicaciones, quizás hasta mi forma de ser; de repente dijo: urusai「うるさい」palabra que tiene muchos sentidos como: molestar, irritar, ruidoso, y para un latino podría implicar simplemente: "cállate"; aunque normalmente se escribe sin kanji, se puede usar los siguiente:「五月蝿い」en principio los don primeros kanji indica el mes de mayo「五月・ごがつ」y el último es el kanji para mosca「蝿・はい」Su pronunciación implica el uso de「当て字・あてじ」o caracteres chinos empleados como equivalentes fonéticos; y es que parece que en el Japón feudal, la primavera también era la época para que las moscas, zancudos, abejas, avispones y todos aquellos insectos voladores que pueden enloquecer a una persona aparecieran, así que cuando me comporto como un insecto volador es muy probable que una señora me diga urusai, o quizás el cuadro de Munch titulado "El Grito" no nos indique los elementos sobre el sentimiento y la expresión de la angustia del hombre de principios del siglo XX, sino del futuro de los museos donde las ansiedades informativas, las poses culturales, el capitalismo de compras en las tienditas de los museos y los selfie que transpiran en los espectadores lo vacían de significados. ¿Qué pensaría esa persona que se tapaba sus orejas?, ¿estaba en un campo acosada por cientos de insectos?, ¿parodiaba a Munch? Mi Amiga Japonesa me hizo prometer que no hablara más y terminé la exposición en la cafetería viendo a algunas personas entretenerse con sus móviles, yo veía por la ventana esperando ver moscas acechando y quizás decirles urusai. Esa señora y ciento más no estaban en el campo, estaban en un museo, con aire acondicionado y ciento de piezas de arte, pero ¿por qué estaban ahí? al final no vi ninguna mosca, abeja, zancudo, avispa o mi doble.
El eterno tema de Utagawa: los gatos |
Los museos cotizados se caracterizan por ser un negocio, se paga entrada y luego uno recorre kilómetros de galería a su albedrío, o por lo menos así me he sentido en algunos museos como El Prado, donde pasé dos días (y creo que gaste 16 euros) hasta hallar con el fin de un recorrido de curiosidades y dudas. De hecho tenía que esperar a que la gente dejara de tomarse fotos frente a las obras maestras, o dejar las jaurías que reconocer lo visto para expresar en voz alta: ¡ah... mira un Velázquez...¡ Yo deambulaba y trataba de hallar diferencias entre lo visto o leído en libro y el original, quería saber si se cumplía la teoría de Benjamin acerca del aura, pero realmente sólo lo sentí al ver las obras de Rafael, no sé por qué, todas las demás obras (Velazquez, Goya o Murillo incluído), no me transmitían aura, quizás tengo problema de sensibilidad menos con Rafael Sanzio. La gente hablaba, se callaba y seguían sin orden su recorrido... claro hay excepciones y a veces aparecían personajes creados por Thomas Bernhard de su obra Maestros Antiguos, sentados sin moverse frente a algunos cuadros. En Japón los museo son negocios, hay museo de arte, de manga, de cervezas, de coches... en síntesis son un espectáculo, pero a diferencia de los museos modernos donde los desplantes y provocaciones como un Damien Hirst o un Jeff Koons están a la orden del día, en Japón se extraña, son pocos estas actitudes provocativas o de desplante aunque tenga una larga historia al respecto en este país del Sol Naciente que se originó con el movimiento Gutai de los años cincuenta del siglo pasado. Los museos de arte en Japón son sobrios y en algunos de arte moderno hallamos personajes de manga, así cuando se inauguran una exposición podemos pasar horas, no recorriendo las galerías, sino sólo para entrar. Todo es una fila, todos esperan su turno para ver la obra, no caminan a su albedrío, yo trato de hacer eso pero luego no puedo "colearme" para ver mejor, tengo que ver al ritmo de todos. Así mientras yo levanto la vista para tratar de ver, conmoverme o entender el proceso y sus historia sin leer el cartel que lo explica, las personas de adelante bajan la vista y miran ese cartel explicativo, lo leen como quien hojea un libro de arte, como los niños o adolescentes que le mandan a realizar ensayos sobre arte y luego ven la obra, casi no veo a personas perderse en el arte, quieren entenderlo, no sentirlo. Este sentimiento de letanía, de percibirme como una mosca, me han quitado las ganas de ir a los museos en Japón y seguramente en otras partes del mundo.
Otro Graffiti, en Nápoles, ciudad de Graffitis |
En los museos se reunen miles de personas, pero ¿a qué van?... pareciera que existe un gran interés por el arte, veo a ciento de personas en Japón leyendo las informaciones de las obras, en los museo de España o Austria, centrándose en las obras de Goya o Klint, admirándolas y tratando de hacer un selfie. Pienso que todo a caído en el esnobismo del perfecto turista cultural posmoderno. Se le exonera entender, comprender, analizar, sentir, expresar y criticar por una noción mínima de solvencia para su "conciencia cultural". Lo anterior a quitado el sentido a los significado de museo, la museología a quedado en categoría de programador de espectáculo por lo que las musas han abandonado su hogar. Explicaba Vargas Llosa en su libro La civilización del espectáculo que uno de los problemas de esta época con respecto a las artes plásticas es el aburrimiento derivado de las confusiones, donde genuinos creadores y embusteros andan revueltos y a menudo es difícil diferenciarlos. La cultura se enferma dentro del hedonismo barato que a diferencia de lo que se piensa, no crea individuos independientes capaces de juzgar por sí mismo qué les gusta, qué admiran, qué encuentran bello o sublime, se les aborregan, se les homologan, todos pasean por la cultura, por sus pensamientos, historia, sin una elemental crítica a su facultad de juzgar. Algunas vez leí que si uno veía Guernica de Picasso sin saber su historia era muy distinta si se conocía, la percepción cambiaba; puede ser cierto, el problema es que saber la "historia" del cuadro no es saber anécdotas acerca de la elaboración de la obra, del autor o de aquel bombardeo que arrasó el pueblo vasco, saber la historia es continuar tejiendo narraciones: con la Guerra Civil Española, con la aviación Nazi, con los movimientos artísticos, con los amigos y enemigos de Picasso, con Lorca, Dalí, y cómo en ese año Somoza llegaba al poder en Nicaragua con el apoyo de los EE. UU.; en síntesis se trata de conectar todas estas historia para tener una madeja de hilos que nos permita, no sólo comprender el cuadro, sino conmoverno, enjuiciar desde una ética, desde una postura política, estética, e histórica; la obra debe abrirnos las posibilidades de tejer movimientos de conciencia e ideas que se puede resumir en sensibilidad, también la obra tiene la oportunidad de mostrarnos lo equivocado que estemos. El hecho es que una obra no debe ser bonita en sí o debe impactar como una noticia, la obra une historias y el problema es que para hilarlas se requiere aquello que llamamos cultura y sensibilidad y que no se puede tejer con puro Google o Wikipedia.
Obra bajo el mismo puente de Roma |
La gente seguirá yendo a los museos para exonerar su conciencia cultural, consumirá en sus tiendas productos de recuerdos y regalos, colocaran fotos en Facebook mostrando su turismo cultural en grandes museos icónicos como lo hice yo cuando estuve en el Museo del Vaticano y me tomé una selfie frente al cuadro de Rafael La escuela de Atenas sin justificación más válida que el de mostrar un ego cultural y exótico o, quizás demostrar que por más críticos que nos sintamos en el fondo vivimos en la misma burbuja digital como todos los demás subyugados a los links, aprobaciones y bloqueos que integran el mundo tecnológico, en fin los museos han dejado de ser un lugar de encuentro con el arte e hilar historias para ser lugares para consumir arte preclasificada, tomar selfie, comprar recuerdos, camisetas, libros y tazones de café y es que con el tiempo ¿necesitaremos más preclasificaciones para entendernos dentro de este ovillo que llamamos cultura posmoderna digital y que nos lía todos los días?
domingo, 12 de marzo de 2017
MINICUENTO (V) EL SUBSAHARIANO QUE CALCULABA
Lo conocí en la
mina de coltán cuando fui jefe de los intereses comerciales de la transnacional, él tendría
ocho años aproximadamente, ayudaba a contar las piedras, personas, dinero así como
las malas palabras para los capataces de la zona, a veces multiplicaba los golpes de cincel, dividía los latigazos de castigo, sumaba las plegarias y restaba las esperanzas. El joven Kono me resultó agradable, así
que le enseñaba algo de la álgebra, geometría y trigonometría en mi oficina, algunas tardes,
cuando el cansancio físico se acumula y sólo nos queda pensar, le enseñaba matemáticas que en su escuela
ignoraban y a la cual cada vez asistía menos. Una tarde le estaba explicando
números neperianos y semanas después las claves para resolver derivadas e
integrales las cuales aprendió con facilidad que envidié, pues a mí me llevó
años dominarlas en la escuela de ingeniería. Pensaba que los niños genios en
las matemáticas eran más una historia de los padres que de la naturaleza, pero
Kono no tenía padres, murieron en la guerra en la que ellos no participaban, como muchos, pero cuya inexistencia es el resultado lógico de los genocidios, así
que vivía en una aldea cerca de la mina con una tía tuerta y con un dedo en cada mano. Traté de ayudarlo,
a que fuera a una buena escuela en la capital por lo que hablé con unas hermanas
religiosas que lo aceptaron en uno de sus centros educativos en Kinsasa. Antes
de abandonar el país lo visité, había pasado tres años y ya esbozaba la
conjetura de Poincaré para, a partir de su teorema desarrollado por Perelman,
hallar nuevas formulaciones prácticas. Ayer vi una foto de Kono en las
noticias de la noche mientras bebía un vino merlot y mi gata Sophie dormía sobre mis piernas, había pasado diez años. Un periodista explicaba cómo decenas de
refugiados subsaharianos murieron al hundirse un bote cerca de la costa, todos indocumentados
menos uno que poseía algunas cartas de matemáticos, libros de cálculos y un
diario con anotaciones y su nombre: Kono, estaban anudados a su cuerpo y protegidos con
plásticos, como sabiendo su suerte en el mar. Las autoridades le dio curiosidad
esas cartas, llamaron a los matemáticos que las firmaron, los tres de diversas universidades, explicaban que deseaban becar a Kono. Los tres hicieron esfuerzos para
regularizar su visa, para que tuviera dinero para el vuelo, pero por diversas
causas y corrupciones, Kono viajó desde el Congo hasta el Mediterráneo como
ciento de aquellos que huyen de un lugar de nacimiento hacia un lugar de muerte con
la esperanza en el medio de realizar un sueño. Quizás contó los kilómetros
andados a partir de una base logarítmica inusual, quizás visualizó nuevas estructuras de fractales en los tupidos bosques que atravesaba reconfigurando las dimensiones de Hausdorff-Besicovitch, quizás calculó las
posibilidades teóricas de la gravedad entrópica de Verlinde mientras dormía en
el desierto de Níger, quizás repasó la
sucesión de Fibonacci, para afirmar justo ante de subir al bote, que las olas de mar las cumple como los
pétalos de las flores; quizás encontró un sentido que nunca podrá explicar y
que el cementerio marino arropará como a todos aquellos que desean expresar algo
que millones no quieren oír.
sábado, 18 de febrero de 2017
EL PAÍS SIN MIEDO... VENEZUELA
Los miedos nacen en la soledad y se fingen en los grupos |
Vivir en Caracas es nunca mostrar miedo, el miedo no existe, el miedo sólo afectan a las personas débiles, sin capacidad para afrontar los retos: acostarse con una mujer, hacer patria, robar, atacar. Desde la escuela una de mis primeras enseñanzas fue no tener miedo a los que me hacían bullying, a los profesores, a mis padres, a los exámenes, a la policía, etc., la idea era perder el miedo progresivamente, ser un hijo de un semidiós con amigos invulnerables; ser sólido, astuto, legítimo heredero de las glorias de los próceres. Así fue mi infancia y adolescencia, retando a los miedos, en forma de peligros, excesos, estupideces. Ya de adulto, ya ejerciendo de profesor, seguía oyendo aquella venezolanísima expresión: ¿Miedo yo?... que va... Se lo he oído a otros colegas, niños, mujeres, líderes, presidentes, indigentes, novias, pero curiosamente nunca a mi padre. Mi padre mostraba sus miedos en silencio, no era un retador, un borde, la felicidad consistía en la tranquilidad del día, en la anulación de amigos y enemigos, en oír un buen programa de radio y atender su jardín, por lo que a veces pensaba que mi padre era un cobarde, ahora, con lo vivido, pienso que sencillamente deseaba existir en armonía con sus afectos sin molestar. Mi padre se crío en otra sociedad y cultura lejos de la que me tocó a mí. Pienso que en Venezuela, desde el boom petrolero, el miedo se fue difuminando hasta que sus significados se perdieron, nadie tenía miedo, quizás porque en el fondo nadie lo conocía. Entrado en el siglo XXI, en la última década, se comenzó a oír, a leer, a comentar, que el miedo avanzaba silenciosamente como una caída de nieve en las relaciones cotidianas de los venezolanos, que desbordaba los límites de la seguridad corporal, social, económica, familiar e intelectual, por lo que desde hace unos años muchas personas, que como yo decían... ¿miedo yo?, comienzan o comenzamos a emigrar a cualquier lugar, tan lejos como lo hice al venirme a Japón y rehacer mi vida.
De veinteañero, al salir de la universidad, cada dos por tres me iba a distintos bares por Sabana Grande, caminé ese boulevard por lustros, a cualquier hora y clima, la última vez que fui a tomar una cerveza en un bar en el callejón de La Puñalada, quizás a finales de 2008, al cerrar el bar, mis amigos me advirtieron que no me fuera solo, que era peligrosísimo, y en vez de decir ¿miedo yo? como hacia en el mismo bar unas décadas antes, le dije ¿qué hago? José Javier me dijo que hay un tipo en la calle que por una cantidad fijada te hace de guardaespalda hasta la parada de los taxis, el hombre sabía todo los movimientos del callejón y sus alrededores, desde la venta de drogas hasta la policía de guardia. Ha sido la única vez en mi vida que tuve guardaespalda. Sí, algo había pasado en Venezuela de un país sin miedo se transformaba en un país con miedo, pero el miedo aún se finge, se esconde, se sublima en la actualidad.
¿Miedo yo?... estoy apoyado por mis amigas |
Negan; El miedo genera soberanía y ley |
Diosdado;¿Miedo yo? Jamás, no habrá leyes ni soberanía. |
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