jueves, 12 de mayo de 2022
MASTER CHEF #33 (MINICUENTO XI)
lunes, 11 de abril de 2022
ESPÍRITU SAGRADO - DOMINGO DE CINE (20)
PELICULA Espíritu Sagrado
PAÍS España
AÑO 2021 - DURACIÓN 97 minutos
DIRECTOR Chema García Ibarra
ACTORES Nacho Fernández, Llum Arques, Rocío Ibañez, Joanna Valverde
SIPNOSIS Esta película es un compendio, resúmenes tras resúmenes y de una manera genial sobre la estupidez humana. Vemos al tonto, al imbecil, al incapaz, al torpe, al vacuo, al loco y al que desvaría. Se hallan sumarios sobre la idiotez básica, sobre la maldad y sobre la inocencia y también acertadas propuestas sobre el fanatismo, la libertad, la familia, las conspiraciones. Personaje tras personaje encontramos al final una obra en donde sus partes forman un mosaico estético y profundo sobre las ignorancias y las esperanzas de los seres humanos. El argumento lineal de la película es el fallecimiento de Julio, un líder desde diversas perspectivas y cómo afecta su muerte inesperada a sus miembros, especialmente a su favorito discípulo José Manuel. En teoría Julio hablaba y escribía sobre un nuevo devenir para la humanidad a partir de una particular interrelación con extraterrestres, de un encuentro con los creadores de la raza humana, de entrar en la eternidad.
PENSAR LA PELÍCULA: Esta película nos enseña, por un lado, sobre la estupidez humana, sobre aquel que se hace daño a sí mismo y a los demás, aunque esto puede ser una definición básica de estupidez, lo cierto es que con ella la mayoría de las desgracias y debilidades humanas aparecen. Pues la estupidez es como una luz negra que difunde la muerte en lugar de la vida, que esteriliza en lugar de fecundar, que destruye en lugar de crear, a veces se expresa en forma de legión o muta y sus síntomas son infinitos de ahí quizas tantos sinónimos y un sólo antónimo: sensatez. Parte de los sintomas de la estupidez son prensentadas lúcidamente en el filme, en el actuar y pensar de los personajes, en la publicidad constante que acompaña el día a día de estas personas circunscritas en sus creencias, en la manipulación de los mas inocentes: los niños; por otro lado, la película nos muestra aquella ignorancia militante, de aquella ignorancia que se mantiene por voluntad, de aquellos que no quieren aceptar saberes que les sustentan su realidad y mantienen sus relaciones sociales así como las culturales. Estos ignorantes militantes aceptan la verdad de aquellos que falsifican el pensamiento crítico por una fe que se basa en una interpretación mediocre de los hechos verdaderos para mantener un poder desvaneciente o ascendente, conviertiéndose en pupilos que aceptan estas interpretaciones porque los hechos verdaderos se les desvanecen entre sus creencias o esperanzas ilimitadas. Aunque se pueda argumentar que el ignorante no es necesariamente estúpido, ni el estúpido no es siempre ignorante, ambas condiciones no pueden ser separadas absolutamente como muestra la película. El film de García Ibarra se centra en los obstaculos de la vida que ocultan las situaciones sociales, hay un trabajo estético dedicado en ambiertar esta metáfora de los obstáculos físicos como barrera que esconden la realidad pero que no impide la propagación de la estupidez. Finalmente la película crea una atmósfera de extrañamiento, raruna, opaca que se realza con una cierta lentitud que en la actualidad no es apreciada por muchos cinéfilos, siendo a veces una crítica un tanto banal en el sentido de que si una película es lenta es sinónimo de mala o aburrida, como si todas las películas deben ser de acción. Lo cierto es que el directo juega con las pausas, con los momentos justos para presentar un nudo el cual no lo deshace en el momento, sino más adelante, en la duración y a través de la intuición, como si la película fuera un ejercicio filosófico de Heni Bergson. Estuvo nominada a 14 premios Goya y no ganó ninguno, la victoriosa fue El Buen Patrón con Javier Bardem como actor de estallidos emocionales, indicando que los ojos críticos en los premios de diversas categorías del arte cada vez están más ajustados por las gringolas de la fama, de la fastuosidad, de los nombres ¨sagrados¨, de la distribuidora o de lo políticamente comestible, igual conclusión llegué con la película Coda que ganó el Oscar.
TRAILER
viernes, 1 de abril de 2022
THAT WAS A GREATEST NIGHT IN THE HISTORY OF TELEVISION (HISTORIA SOBRE UNA BOFETADA)
jueves, 24 de marzo de 2022
DRIVE MY CAR - DOMINGO DE CINE (19)
PELICULA: ドライブ・マイ・カー
PAÍS: JAPÓN
TÍTULO EN INGLES: DRIVER MY CAR
AÑO: 2021 - DURACIÓN: 179 minutos
DIRECTOR: 濱口竜介 Hamaguchi Ryusuke
ACTORES: 西島秀俊 Nichijima Hidetoshi, 岡田将生 Okada MAsaki, 三浦透子 Miura Toko, 霧島れいか Kirishima Reika
SIPNOSIS: Luego de la muerte de su joven esposa por una aneurisma repentino, Yusuke Kafuku, un reconocido director y actor de teatro, recibe una oferta para dirigir la obra de Chejov: Tío Vania, en Hiroshima. Yusuke Kafuku produce la obra bajo una tecnica de multilingüísmo, lo que hace que los actores representen sus personajes en diversas lenguas. Mientras esta como director en la ciudad se le asigna una chofer que resulta ser una joven taciturna de nombre Misaki Watari. A medida que se acerca el estreno se van mostrando tensiones argumentales que los diversos protagonistas muestran y desarrollan con una finalidad sutil, casi superficial, aunque internamente cada protagonista contiene multiples cargas explosivar emocionales pero que nunca estallan. Hay un telón de fondo que le da gramática al contenido y que es una atmósfera desencarnada y misteriosa.
PENSAR LA PELÍCULA. Drive my car, película japonesa que buscará la estuatilla del Oscar 2022, es un films tomado de un escrito corto de Murakami Haruki y, como alguno de sus escritos, lleva el título de una canción de los The Beatles. La obra de Murakami trata de jugar el ritmo de la canción sin sentido, ya que su letra nos revela un diálogo efímero que se interrumpe por el coro pegadizo, licuándose con la obra de Chejov: Tio Vania, donde el hastío de los personajes y el tedio circunscribe la obra. Esta base es la que se rescata en la película: personajes hastiados de sus vidas, de sus dolores, de sus visiones del mundo, acompañados con el tedio de las situaciones cotidianas perturbadoras y rellenos de diálogos efímeros o sin sentido, lo que nos lleva a interpretaciones absurdas de la realidad japonesa en la película. Lo curioso es que he oido a muchas personas que piensan que la forma en que reaccionan los japoneses en la película ante lo dramático, lo erótico, lo emocional; es fría y distante, como si en "apariencia" esa es la realidad del comportamiento del japonés. Todos los actores en la película se contienen frente a la develación de los secretos, a explicar las emociones, a entender al otro. Murakami, gran crítico de la mecanización de los sentimientos que se implanta en la educación japonesa para contrarestar los berrinches, recrea en sus extremos narrativos esta robotización en sus obras y el director, Hamaguchi, no ha perdido la oportunidad de presentarlas. Si uno oye el japonés que usan las personas en la película, no es el japonés que oye uno a menudo, ni tampoco sus reaciones, es un japonés sin tonos, sin emociones, sin exclamaciones, como si leyeran con un tono plano, exagerado, tal y cual es una exigencia del protagonista principal de la película: Yusuke Kafuku, cuando sus actores hacen las rondas de practicas del guión, mostrándono una obra dentro de otra obra, un juego fractal de emociones apaciguadas Todos los personajes de la obra hablan como maquinas, desde la conductora del director hasta la encargada del teatro, marcando un extraño acento en el mito de la cultura japonesa como una cultura carente de expresiones emocionales, lo cual no deja de ser una simulacro de la realidad que le encanta ver a los Occidentales que se jactan de sus estallidos emocionales y berrinches egoístas. Una critica que se le achaca a la pelicula es que nunca termina de ser erótica, melodramática o romántica, pareciera que siempre se queda a medias ya que sus personajes nunca explotan, pero parte de la propuesta de la película es cómo mostrar lo inacabado, lo que siempre recurre de forma distinta como los cuentos de Oto, o los de la conductora, o los de su asistente de dirección, cuentos que no tiene un punto y final en un mismo momento y espacio, sino que transcurren como el futuro: incierto. No sé si se llevará una estuatilla como película principal, aunque lo dudo después de que Parasite de Bong Joon-ho recibiera toda la antención en el 2019.