Yo con mi profesor de Filosofía del Lenguaje |
Tengo un
amigo cómico, o mejor dicho, un amigo que se dedica profesionalmente al humor:
Reuber Morales, bueno sí, a veces el destinos nos coloca a estos tipos de
personas para aumentar nuestros niveles de tolerancia o eliminar ciertos excesos
de bilis, en fin, lo conocí cuando por otro siniestro misterio de mi destino me
dediqué, durante cuatro años, a enseñar una Cátedra de Humor en el Instituto
Pedagógico de Caracas, él me ayudaba dando clases de humor y aunque parece un
chiste en sí mismo, él además de cómico se dedica a dar clases de humor.
Durante esos años en la Cátedra aprendí que hasta un evangélico fanático es
capaz de establecer una rutina donde el mismísimo Jesucristo es una fuente de
carcajadas, mostrando así que lo más cercano que nos trauma psicológicamente
creándonos frustraciones puede contener a su vez, las mayores reservas de pensamientos para hacer monólogos humorísticos si lo
sabemos encarrilar; también aprendí que aquellos que llamamos humor “inteligente”
está en los oyentes y no en los monólogos de los comediantes, a este respecto tuve
problemas con algunos profesores porque me increpaban que algunos alumnos
usaban palabrotas “innecesarias” en sus rutinas, a los que yo preguntaban: ¿cuándo
es necesaria o no las palabrotas?, a lo que ellos respondían mostrando rutinas de comediantes
que nunca decían malas palabras mostrando así un humor inteligente como Laureano
Márquez. Pensé entonces que la Cátedra tenía que eliminar a todo aquel que
hiciera monólogos como los del Conde del Guácharo que dicen a cada rato
palabrotas, groserías o metáforas sexuales, pero también descubrí que no todos
se reían del humor inteligente de Laureano Márquez porque sencillamente citar a Kant en
ciertos contextos no necesariamente genera humor, porque entre otra cosas, muchos de los que escuchaban esos monólogos a veces sencillamente no sabían quién era Kant, por otra parte, algunas personas luego de oír al Conde del Guácharo, me preguntaba ¿cuáles groserías?, es decir, tanto Laureano Márquez como
el Conde del Guácharo usan mordacidad, ironías y sarcasmos para desmontar y desconstruir el "ser" venezolano, sus valores, creencias y miedos; aunque también aquí, en este núcleo de valores es donde se halla los sistemas de censura, agrados y desagrados de las personas que escuchan los monólogos, porque
hay público que le gustan que les desmonten su condición con cinismos (humor
inteligente, quizás el usado entre otros por El Profesor Briceño) o con sarcasmos (humor bruto, usado entre otros por George Harris). Así que la censura, como toda censura hacia
las artes, está en la mente del espectador y NO en los productos de los
comediantes.
Laureano Márquez |
La vida y especialmente el socialismo del siglo XXI me hizo autoexiliarme
en Japón y mi amigo Reuber, buscando expandir su negocio de la Fabrica de
Comedia, busca en Asia, y quizás preferiblemente en Japón, una tierra fértil para desarrollar una
escuela de stand-up comedy, especialmente entre las comunidades latinas y
angloparlante, por lo que me pregunta sobre ese arte en Japón, y es cuando tomo
conciencia de que no existe, o por lo menos en los diez años que tengo viviendo
en el país del Sol Naciente nunca he visto información o espectáculos de stand-up
comedy, y como buen discípulo de mis profesores de filosofía me pregunto ¿por
qué? y luego de pasear por mi jardín llego a unas conclusiones partiendo de las
siguientes reflexiones.
Er Conde del Guácharo |
Primero. Orígenes
diversos: unos de pies, otros sentados. Cuentan que el stand-up comedy tiene sus raíces en la tradición del vodevil del siglo XIX,
donde en sus inicios de función o durante el intermedio de los actos había un
maestro de ceremonia que contaba chistes o algún monólogo humorístico de manera
de preparar a la audiencia para el espectáculo. Frecuentemente se amparaban en anécdotas étnicas o sobre estereotipos así como chistes picantes y en ocasiones
sobre sucesos personales o la situación del país. Es conocido la historia de
que los hermanos Marx, que comenzaron en el vodevil, siendo un grupo de cantantes
conocidos como "The Three Nightingales", pero que todo cambió una noche de 1912, actuando en Texas, fueron
interrumpidos por gritos desde afuera sobre una mula que había huido. La
audiencia se apresuró a ver qué estaba pasando. Groucho se enojó por la
interrupción y, cuando la audiencia regresó, hizo comentarios sarcásticos pero
en lugar de enojarse, el público se echó a reír. Esto simple mención de los
inicios de los hermanos Marx nos da la clave de su éxito: el sarcasmo, la ironía,
en el fondo muestra una infinidad de sentidos en las sentencias o frases que
esgrime el comediante y por supuesto: el tono con que lo dice, por eso su
película muda de 1921, Humor Risk, pasó sin pena y sin gloria, a tal grado que se
encuentra desaparecida, no existe copia. Es en la introducción del cine sonoro
cuando los hermanos Marx ganan, su apuesta fue el lenguaje y es que para hacer stand-up comedy se requiere una cierta conciencia del lenguaje así como sus giros, sus
tonos, sus polisemias y contrasentidos. En Japón, dentro de su mundo cerrado de la
época Edo, no desarrolló vodevil, obviamente existía espectáculos tanto para el
samurái como para le pueblo llano, dentro del primer grupo están las geishas,
que aunque quieran marcarlas como una forma elegante de prostitución, su origen
era entretener a los clientes en lugares de placer, con bailes, música, danza,
mientras el pueblo se reía con el rakugo, una especie de stand-up comedy pero sentado. Un comediante contaba chiste o desarrollaba
monólogos humorísticos en tabernas o en la calle. Rakugo que podría traducirse
por sus kanji 落語 como "hablar en caída", o hablar precipitadamente, es decir,
un hablar rápido con gestos y expresiones precisas para atrapar la atención del espectador y generarle risa, éste arte era una conjunción
de muecas con anécdotas usando un lenguaje lejos de ironías o sarcasmos y muy
próximo al que esgrime un ignorante, un tonto o un niño, así que el lenguaje
sigue implicando su uso particular en la comedia desde sus orígenes: de pies en
el stand-up comedy quizás mostrando una actitud desafiante, o sentado como en el rakugo, transmitiendo humildad y sencillez.
Profesor Briceño |
Segundo. Usos del
lenguaje: artillería pesada versus katana. El stand-up comedy ataca desde el
presidente de los Estados Unidos hasta la suegra o la mamá. Si observamos
cualquier documental o serie cuyo eje sea el stand-up comedy como The
marvelous Mrs. Maisel o el primer capítulo de la nueva y renovada serie The Twilight Zone, podemos apreciar cómo el stand-up comedy se desarrolla a partir de
un confesar constante de ciertas situaciones que afectan al comediante, porque
se transforman en absurdas o sin sentido para él, por lo que trata de plantearla desde
otras perspectivas, niveles gnoseológicos, estructuras éticas o morales o
pensamientos políticos o religiosos; podemos pensar que aquí radica la
genialidad del comediante: plantear lo que nos es cotidiano y normal como algo
estructuralmente caótico, irracional, extravagante, por lo que mientras más se
trate de mantener una realidad como normal, única, inoxidable, como buscan dar
los gobiernos tiránicos, fascistas o neoliberales, más humor se puede producir. Una diferencia entre un filósofo y un comediante
es que el primero se pregunta sobre ciertas perplejidades que se le presentan: el
mundo, las polisemias de las palabras, la naturaleza, tratando de dar alguna respuesta
coherente, lógica y con atisbos de certezas dentro de la realidad que lo rodea;
mientras el comediante, sobre esas perplejidades y preguntas no buscan respuestas
y menos certezas, sino que las introducen del nuevo en el mundo, pero
invertidas, alteradas, fragmentadas, desarrollando así una visión fresca y
probable de esa realidad, lo que causa escozor a muchas personas que piensan y
sienten que la realidad no debe ser pervertida, en el sentido de entender esa
perversión como la manera más rápida de obtener placer, o sencillamente reírse
de la realidad. Es posible que esta característica haya hecho a muchos
comediantes del stand-up comedy sean unos críticos muy agudos pero a veces incómodos
para ciertas realidades, culturas, e inclusive para sí mismo. Si pensamos que
los comediantes de rakugo, su humor se basa en las cosas cotidianas que sobresalen,
no por su falta de sentidos, sino por sus torpezas. Esta sociedad japonesa que se
estructuró jerárquicamente desde la época Edo y que aún se mantiene de forma
obsesiva y sutil, como podemos ver en la "amistad" de un equipo de béisbol de una escuela, donde
no hay compañeros, sino sempai o kohai, es decir alguien que nació antes o después de un año específico volviendo al sempai el mayor y al kohai el menor, así sea por unos meses, sólo hay compañeros si son del mismo
año. Dentro de tal organización y jerarquías todo debe ser presentado con
sentido y eso es lo que enseñan a los ciudadanos japoneses en las escuelas, es decir, toda
acción que se hace está supuestamente dirigida por superiores, desde la política hasta los profesores, sus mandatos, observaciones y opiniones tienen un
sentido autoritario aunque las personas no lo comprenda, y no lo tiene que comprender
porque en el fondo dentro de ese orden lo único que se puede hacer es ejecutar esas ordenes para mantener la realidad que los arropa, para mantener precisamente ese orden, que como todo orden es
azaroso, pero para la sociedad sólo importa el orden, no los orígenes azaroso.
Así los comediantes japoneses no se hacen preguntas al respecto de la realidad
y por supuesto toda tergiversación de esa realidad es mal vista, así como toda
ironía o sarcasmo se considera de mal gusto, por lo que el humor se refugió en
lo que se escapa de esa jerarquización: lo torcido, lo irregular, lo
inentendible dados por cierto desbarajustes del orden, por lo que cuando oímos
a un comediante de rakugo casi sabemos con certeza el arma que usará: la
confusión. De hecho de mí se ríen mucho porque me confundo mucho con el
lenguaje japonés. Una vez le explicaba a unas personas que Mi Amiga Japonesa
estaba en la oficina, jimusho, 事務所, pero en lugar de
decir esa palabra dije cárcel, keimusho, 刑務所, así mientras
más explicaba, más se reían, en fin, también en cualquier lugar nos reímos de
las confusiones que produce un extranjero tratando de hablar una lengua que no
domina, aunque quizás dentro de un stand-up comedy, esa confusión plantee
reflexiones sobre los problemas de las migraciones, de las identidades, de las
humillaciones, en fin, por aquí me introducen katana a mi orgullo cada vez que
hablo japonés, parte del proceso de vivir dentro de una lengua totalmente
alóctona, así que me río de los japoneses cuando piensan que: quiero té,
significa lo mismo que: te quiero.
George Harris |
Tercero. Brecha
Generacional: adolescencia versus senectud. Un presidente que es odiado por
toda una nación y cuyo movimiento revolucionario hizo que emigrara a Japón:
Nicolás Maduro, en cadena nacional, se transformó en un profesor de lingüística
románica explicando que la palabra adolescente proviene de la palabra adolecer, es decir,
carencia o falta y se permitió proponer el término "construyente", para abarcar aquella época que va entre los 12 a los 20 años. Creo que no ha
tenido éxito o alguien le explicó en privado que ya la palabra adolescente
contiene la idea de desarrollo, crecimiento, construcción. El stanp-up comedy
es un adolescente cuyas hormonas lo lleva a explorar con más acuciosidad la
realidad que lo rodea, como a la mayoría de los adolescentes. Pienso que
Latinoamérica está marcada por una visión adolescente del mundo, es un
constante laboratorio político, comunicacional, económico, religiosos, etc.,
así cada década algo cambia en Latinoamérica, bien se cambia de gobiernos de
izquierda a gobiernos de derecha, bien la religión cristianas apostólicas a religiones cristianas evangélicas, y en ocasiones salpimentada con santerismo o budismo o bien porque una década la economía funciona de las mil maravillas y
en la siguiente los paises se vuelven miserables; sí,
Latinoamérica es un lugar que se ha vuelto un terreno propicio para el cultivo
de experimentos, y por supuesto entre estos esta el stand-up comedy. Desde México hasta la Patagonia, ciento de comediantes tratan
de abrirse un espacio que les permitan vivir de su arte y genialidad con la esperanzas de mantener allí, pienso que lo que hace que un comediante
latinoamericano logre cierto éxito está en el público que lo oiga, lo apoye. Las
habilidades que debe contar el comediante están limitadas por la audiencia, a
mayor carcajadas más espacio tendrá para desarrollar sus rutinas, sus
reflexiones, sus carismas, sus descontruciones y por supuesto esto es proporcional, a menor
carcajadas debería plantearse ser coaching para amargados, inseguros y
soñadores, a lo mejor tiene éxito; estas dinámicas hace que los comediantes sean como
adolescentes en constante experimentación de ideas y su semántica como el feminismo, las
sociedades LGTB, los movimientos de izquierda, de derecha, la familia, el
aborto, las migraciones, etc., movimientos que también buscan sus
espacios dentro de la realidad y puede
ser que una de las funciones del comediante sea introducirlas, darle giros, quebrarlas, mostrar sus
ensamblajes para que los oyentes procesen estos movimientos,
mientras se ríen. Así en el fondo cuando el público no este de acuerdo con
la semántica del comediante, no se reíran y obviamente despotricará del
comediante y sus temáticas, por lo que estos adolescentes que pululan por los stand-up
comedy de latinoamérica, deben moverse con los ímpetus propios de su edad, adquiriendo
experiencias para pasar las medianías de lo políticamente correcto. Ahora bien,
se sabe Japón es un país de viejos,
demasiados, se piensa que a mediado de siglo el 45% de la población tengan más
de 65 años, ahora va por el 20%, de hecho me siento un joven cuarentón paseando
por la ciudad donde a cada rato paso a un viejito que con bastón trata de ganarme
una pequeña carrera, obviamente sin éxito; pero será este precisamente el público que tendría
si apareciera unos adolescentes operando la realidad dentro del ámbito del stand-up comedy, por los que los vejetes que cómodamente
conocen, aceptan y tratan de mantener esa realidad reaccionarán ninguneando a esta posible generación de comediantes de pie. Este detalle generacional quizás haga que el stand-up comedy no tenga un éxito seguro en Japón, los vejetes o yayos no pueden procesar una
realidad alternativa, me imagino que sólo el plantearla le daría un ataque
cardíaco. Mi amigo comediante me decía si no habría comunidades de Latinos, de
adolescentes comediantes pululando por pequeños barrios, generando stand-up
comedy, pero la mayoría de los extranjeros están casados con un o una consorte nipona y
es el consorte junto con sus viejos padres los que crean los lazos sociales,
así como los afectivos y por supuesto los de humor, y aunque parece curioso,
dentro de un bar, uno puede hallar a una pareja de latino en silencio, mientras una
vorágine de japoneses encanecidos bebiendo, haciendo escándalo y riendo los aturden, los latinos miran con asombro, y es que creo que en el fondo se sorprende (de hecho me ocurrió a mí) de que esas risas y carcajadas que
afloran con facilidad provengan por las confusiones más tontas, como el
haber impreso un informe en un papel C1 en lugar de un A1, eso los mantienen
alegres por horas, recordado otras confusiones similares, mientras los dos
extranjero sencillamente se sienten seniles sin saber que no lo son.
Reuber Morales |
Estas tres
reflexiones me hicieron pensar que la propuesta de mi amigo comediante Reuber Morales no tenga
éxito en el archipiélago japonés, por supuesto que hay humor, por supuesto que
hay comediantes, pero lo que en el fondo nos muestra todo lo anterior es que el humor no es una
emoción como el amor, el odio o el miedo, que si mantiene cierta comunión con
lo universal al ser común con todos los humanos, sino que es un producto meramente cultural, por
lo que se ríe un venezolano, no necesariamente se reirá un japonés o un
aborigen australiano, y de lo que se ría un ruso o un chino quizás uno de los
tantos monigotes del socialismo del siglo XXI se reirá, más por imitación o
miedo que por el humor que contenga la escena, la palabra o los vericuetos de realidad que contengan, así que si quieren tener un futuro en la comedia revisen su humor cada 5.000 kilómtros.