domingo, 14 de abril de 2019

STAND-UP COMEDY : EL MONÓLOGO HUMORÍSTICO INEXISTENTE EN JAPÓN


Yo con mi profesor de Filosofía del Lenguaje
Tengo un amigo cómico, o mejor dicho, un amigo que se dedica profesionalmente al humor: Reuber Morales, bueno sí, a veces el destinos nos coloca a estos tipos de personas para aumentar nuestros niveles de tolerancia o eliminar ciertos excesos de bilis, en fin, lo conocí cuando por otro siniestro misterio de mi destino me dediqué, durante cuatro años, a enseñar una Cátedra de Humor en el Instituto Pedagógico de Caracas, él me ayudaba dando clases de humor y aunque parece un chiste en sí mismo, él además de cómico se dedica a dar clases de humor. Durante esos años en la Cátedra aprendí que hasta un evangélico fanático es capaz de establecer una rutina donde el mismísimo Jesucristo es una fuente de carcajadas, mostrando así que lo más cercano que nos trauma psicológicamente creándonos frustraciones puede contener a su vez, las mayores reservas de pensamientos para hacer monólogos humorísticos si lo sabemos encarrilar; también aprendí que aquellos que llamamos humor “inteligente” está en los oyentes y no en los monólogos de los comediantes, a este respecto tuve problemas con algunos profesores porque me increpaban que algunos alumnos usaban palabrotas “innecesarias” en sus rutinas, a los que yo preguntaban: ¿cuándo es necesaria o no las palabrotas?, a lo que ellos respondían mostrando rutinas de comediantes que nunca decían malas palabras mostrando así un humor inteligente como Laureano Márquez. Pensé entonces que la Cátedra tenía que eliminar a todo aquel que hiciera monólogos como los del Conde del Guácharo que dicen a cada rato palabrotas, groserías o metáforas sexuales, pero también descubrí que no todos se reían del humor inteligente de Laureano Márquez porque sencillamente citar a Kant en ciertos contextos no necesariamente genera humor, porque entre otra cosas, muchos de los que escuchaban esos monólogos a veces sencillamente no sabían quién era Kant, por otra parte, algunas personas luego de oír al Conde del Guácharo, me preguntaba ¿cuáles groserías?, es decir, tanto Laureano Márquez como el Conde del Guácharo usan mordacidad, ironías y sarcasmos para desmontar y desconstruir el "ser" venezolano, sus valores, creencias y miedos; aunque también aquí, en este núcleo de valores es donde se halla los sistemas de censura, agrados y desagrados de las personas que escuchan los monólogos, porque hay público que le gustan que les desmonten su condición con cinismos (humor inteligente, quizás el usado entre otros por El Profesor Briceño) o con sarcasmos (humor bruto, usado entre otros por George Harris). Así que la censura, como toda censura hacia las artes, está en la mente del espectador y NO en los productos de los comediantes. 
Laureano Márquez
La vida y especialmente el socialismo del siglo XXI me hizo autoexiliarme en Japón y mi amigo Reuber, buscando expandir su negocio de la Fabrica de Comedia, busca en Asia, y quizás preferiblemente en Japón, una tierra fértil para desarrollar una escuela de stand-up comedy, especialmente entre las comunidades latinas y angloparlante, por lo que me pregunta sobre ese arte en Japón, y es cuando tomo conciencia de que no existe, o por lo menos en los diez años que tengo viviendo en el país del Sol Naciente nunca he visto información o espectáculos de stand-up comedy, y como buen discípulo de mis profesores de filosofía me pregunto ¿por qué? y luego de pasear por mi jardín llego a unas conclusiones partiendo de las siguientes reflexiones.
Er Conde del Guácharo
Primero. Orígenes diversos: unos de pies, otros sentados. Cuentan que el stand-up comedy tiene sus raíces en la tradición del vodevil del siglo XIX, donde en sus inicios de función o durante el intermedio de los actos había un maestro de ceremonia que contaba chistes o algún monólogo humorístico de manera de preparar a la audiencia para el espectáculo. Frecuentemente se amparaban en anécdotas étnicas o sobre estereotipos así como chistes picantes y en ocasiones sobre sucesos personales o la situación del país. Es conocido la historia de que los hermanos Marx, que comenzaron en el vodevil, siendo un grupo de cantantes conocidos como "The Three Nightingales", pero que todo cambió una noche de 1912, actuando en Texas, fueron interrumpidos por gritos desde afuera sobre una mula que había huido. La audiencia se apresuró a ver qué estaba pasando. Groucho se enojó por la interrupción y, cuando la audiencia regresó, hizo comentarios sarcásticos pero en lugar de enojarse, el público se echó a reír. Esto simple mención de los inicios de los hermanos Marx nos da la clave de su éxito: el sarcasmo, la ironía, en el fondo muestra una infinidad de sentidos en las sentencias o frases que esgrime el comediante y por supuesto: el tono con que lo dice, por eso su película muda de 1921, Humor Risk, pasó sin pena y sin gloria, a tal grado que se encuentra desaparecida, no existe copia. Es en la introducción del cine sonoro cuando los hermanos Marx ganan, su apuesta fue el lenguaje y es que para hacer stand-up comedy se requiere una cierta conciencia del lenguaje así como sus giros, sus tonos, sus polisemias y contrasentidos. En Japón, dentro de su mundo cerrado de la época Edo, no desarrolló vodevil, obviamente existía espectáculos tanto para el samurái como para le pueblo llano, dentro del primer grupo están las geishas, que aunque quieran marcarlas como una forma elegante de prostitución, su origen era entretener a los clientes en lugares de placer, con bailes, música, danza, mientras el pueblo se reía con el rakugo, una especie de stand-up comedy pero sentado. Un comediante contaba chiste o desarrollaba monólogos humorísticos en tabernas o en la calle. Rakugo que podría traducirse por sus kanji 落語 como "hablar en caída", o hablar precipitadamente, es decir, un hablar rápido con gestos y expresiones precisas para atrapar la atención del espectador y generarle risa, éste arte era una conjunción de muecas con anécdotas usando un lenguaje lejos de ironías o sarcasmos y muy próximo al que esgrime un ignorante, un tonto o un niño, así que el lenguaje sigue implicando su uso particular en la comedia desde sus orígenes: de pies en el stand-up comedy quizás mostrando una actitud desafiante, o sentado como en el rakugo, transmitiendo humildad y sencillez.
Profesor Briceño
Segundo. Usos del lenguaje: artillería pesada versus katana. El stand-up comedy ataca desde el presidente de los Estados Unidos hasta la suegra o la mamá. Si observamos cualquier documental o serie cuyo eje sea el stand-up comedy como The marvelous Mrs. Maisel o el primer capítulo de la nueva y renovada serie The Twilight Zone, podemos apreciar cómo el stand-up comedy se desarrolla a partir de un confesar constante de ciertas situaciones que afectan al comediante, porque se transforman en absurdas o sin sentido para él, por lo que trata de plantearla desde otras perspectivas, niveles gnoseológicos, estructuras éticas o morales o pensamientos políticos o religiosos; podemos pensar que aquí radica la genialidad del comediante: plantear lo que nos es cotidiano y normal como algo estructuralmente caótico, irracional, extravagante, por lo que mientras más se trate de mantener una realidad como normal, única, inoxidable, como buscan dar los gobiernos tiránicos, fascistas o neoliberales, más humor se puede producir. Una diferencia entre un filósofo y un comediante es que el primero se pregunta sobre ciertas perplejidades que se le presentan: el mundo, las polisemias de las palabras, la naturaleza, tratando de dar alguna respuesta coherente, lógica y con atisbos de certezas dentro de la realidad que lo rodea; mientras el comediante, sobre esas perplejidades y preguntas no buscan respuestas y menos certezas, sino que las introducen del nuevo en el mundo, pero invertidas, alteradas, fragmentadas, desarrollando así una visión fresca y probable de esa realidad, lo que causa escozor a muchas personas que piensan y sienten que la realidad no debe ser pervertida, en el sentido de entender esa perversión como la manera más rápida de obtener placer, o sencillamente reírse de la realidad. Es posible que esta característica haya hecho a muchos comediantes del stand-up comedy sean unos críticos muy agudos pero a veces incómodos para ciertas realidades, culturas, e inclusive para sí mismo. Si pensamos que los comediantes de rakugo, su humor se basa en las cosas cotidianas que sobresalen, no por su falta de sentidos, sino por sus torpezas. Esta sociedad japonesa que se estructuró jerárquicamente desde la época Edo y que aún se mantiene de forma obsesiva y sutil, como podemos ver en la "amistad" de un equipo de béisbol de una escuela, donde no hay compañeros, sino sempai o kohai, es decir alguien que nació antes o después de un año específico volviendo al sempai el mayor y al kohai el menor, así sea por unos meses, sólo hay compañeros si son del mismo año. Dentro de tal organización y jerarquías todo debe ser presentado con sentido y eso es lo que enseñan a los ciudadanos japoneses en las escuelas, es decir, toda acción que se hace está supuestamente dirigida por superiores, desde la política hasta los profesores, sus mandatos, observaciones y opiniones tienen un sentido autoritario aunque las personas no lo comprenda, y no lo tiene que comprender porque en el fondo dentro de ese orden lo único que se puede hacer es ejecutar esas ordenes para mantener la realidad que los arropa, para mantener precisamente ese orden, que como todo orden es azaroso, pero para la sociedad sólo importa el orden, no los orígenes azaroso. Así los comediantes japoneses no se hacen preguntas al respecto de la realidad y por supuesto toda tergiversación de esa realidad es mal vista, así como toda ironía o sarcasmo se considera de mal gusto, por lo que el humor se refugió en lo que se escapa de esa jerarquización: lo torcido, lo irregular, lo inentendible dados por cierto desbarajustes del orden, por lo que cuando oímos a un comediante de rakugo casi sabemos con certeza el arma que usará: la confusión. De hecho de mí se ríen mucho porque me confundo mucho con el lenguaje japonés. Una vez le explicaba a unas personas que Mi Amiga Japonesa estaba en la oficina, jimusho, 事務所, pero en lugar de decir esa palabra dije cárcel, keimusho, 刑務所, así mientras más explicaba, más se reían, en fin, también en cualquier lugar nos reímos de las confusiones que produce un extranjero tratando de hablar una lengua que no domina, aunque quizás dentro de un stand-up comedy, esa confusión plantee reflexiones sobre los problemas de las migraciones, de las identidades, de las humillaciones, en fin, por aquí me introducen katana a mi orgullo cada vez que hablo japonés, parte del proceso de vivir dentro de una lengua totalmente alóctona, así que me río de los japoneses cuando piensan que: quiero té, significa lo mismo que: te quiero.
George Harris
Tercero. Brecha Generacional: adolescencia versus senectud. Un presidente que es odiado por toda una nación y cuyo movimiento revolucionario hizo que emigrara a Japón: Nicolás Maduro, en cadena nacional, se transformó en un profesor de lingüística románica explicando que la palabra adolescente proviene de la palabra adolecer, es decir, carencia o falta y se permitió proponer el término "construyente", para abarcar aquella época que va entre los 12 a los 20 años.  Creo que no ha tenido éxito o alguien le explicó en privado que ya la palabra adolescente contiene la idea de desarrollo, crecimiento, construcción. El stanp-up comedy es un adolescente cuyas hormonas lo lleva a explorar con más acuciosidad la realidad que lo rodea, como a la mayoría de los adolescentes. Pienso que Latinoamérica está marcada por una visión adolescente del mundo, es un constante laboratorio político, comunicacional, económico, religiosos, etc., así cada década algo cambia en Latinoamérica, bien se cambia de gobiernos de izquierda a gobiernos de derecha, bien la religión cristianas apostólicas a religiones cristianas evangélicas, y en ocasiones salpimentada con santerismo o budismo o bien porque una década la economía funciona de las mil maravillas y en la siguiente los paises se vuelven miserables; sí, Latinoamérica es un lugar que se ha vuelto un terreno propicio para el cultivo de experimentos, y por supuesto entre estos esta el stand-up comedy. Desde México hasta la Patagonia, ciento de comediantes tratan de abrirse un espacio que les permitan vivir de su arte y genialidad con la esperanzas de mantener allí, pienso que lo que hace que un comediante latinoamericano logre cierto éxito está en el público que lo oiga, lo apoye. Las habilidades que debe contar el comediante están limitadas por la audiencia, a mayor carcajadas más espacio tendrá para desarrollar sus rutinas, sus reflexiones, sus carismas, sus descontruciones y por supuesto esto es proporcional, a menor carcajadas debería plantearse ser coaching para amargados, inseguros y soñadores, a lo mejor tiene éxito; estas dinámicas hace que los comediantes sean como adolescentes en constante experimentación de ideas y su semántica como el feminismo, las sociedades LGTB, los movimientos de izquierda, de derecha, la familia, el aborto, las migraciones, etc., movimientos que también buscan sus espacios dentro de la realidad y puede ser que una de las funciones del comediante sea introducirlas, darle giros, quebrarlas, mostrar sus ensamblajes para que los oyentes procesen estos movimientos, mientras se ríen. Así en el fondo cuando el público no este de acuerdo con la semántica del comediante, no se reíran y obviamente despotricará del comediante y sus temáticas, por lo que estos adolescentes que pululan por los stand-up comedy de latinoamérica, deben moverse con los ímpetus propios de su edad, adquiriendo experiencias para pasar las medianías de lo políticamente correcto. Ahora bien, se sabe  Japón es un país de viejos, demasiados, se piensa que a mediado de siglo el 45% de la población tengan más de 65 años, ahora va por el 20%, de hecho me siento un joven cuarentón paseando por la ciudad donde a cada rato paso a un viejito que con bastón trata de ganarme una pequeña carrera, obviamente sin éxito; pero será este precisamente el público que tendría si apareciera unos adolescentes operando la realidad dentro del ámbito del stand-up comedy, por los que los vejetes que cómodamente conocen, aceptan y tratan de mantener esa realidad reaccionarán ninguneando a esta posible generación de comediantes de pie. Este detalle generacional quizás haga que el stand-up comedy no tenga un éxito seguro en Japón, los vejetes o yayos no pueden procesar una realidad alternativa, me imagino que sólo el plantearla le daría un ataque cardíaco. Mi amigo comediante me decía si no habría comunidades de Latinos, de adolescentes comediantes pululando por pequeños barrios, generando stand-up comedy, pero la mayoría de los extranjeros están casados con un o una consorte nipona y es el consorte junto con sus viejos padres los que crean los lazos sociales, así como los afectivos y por supuesto los de humor, y aunque parece curioso, dentro de un bar, uno puede hallar a una pareja de latino en silencio, mientras una vorágine de japoneses encanecidos bebiendo, haciendo escándalo y riendo los aturden, los latinos miran con asombro, y es que creo que en el fondo se sorprende (de hecho me ocurrió a mí) de que esas risas y carcajadas que afloran con facilidad provengan por las confusiones más tontas, como el haber impreso un informe en un papel C1 en lugar de un A1, eso los mantienen alegres por horas, recordado otras confusiones similares, mientras los dos extranjero sencillamente se sienten seniles sin saber que no lo son.    
Reuber Morales
Estas tres reflexiones me hicieron pensar que la propuesta de mi amigo comediante Reuber Morales no tenga éxito en el archipiélago japonés, por supuesto que hay humor, por supuesto que hay comediantes, pero lo que en el fondo nos muestra todo lo anterior es que el humor no es una emoción como el amor, el odio o el miedo, que si mantiene cierta comunión con lo universal al ser común con todos los humanos, sino que es un producto meramente cultural, por lo que se ríe un venezolano, no necesariamente se reirá un japonés o un aborigen australiano, y de lo que se ría un ruso o un chino quizás uno de los tantos monigotes del socialismo del siglo XXI se reirá, más por imitación o miedo que por el humor que contenga la escena, la palabra o los vericuetos de realidad que contengan, así que si quieren tener un futuro en la comedia revisen su humor cada 5.000 kilómtros.