Esta obra es la continuación de una proyecto que he titulado: Razonamientos Dialécticos. el primer tomo pueden leer su reseña aquí. Para lo que lo han leído ya conocerán que es una historia cuya pregunta principal es qué es la normalidad o lo "normal", que en líneas generales es lo que se espera, es decir, es normal que de un árbol de manzano tenga manzanas y no naranjas, pero nuestra civilización juega con este concepto según ciertos valores, morales y antojos, por lo que desarrollé un personaje que era acusado de caprichoso y él no entendía por qué hacía las cosas que hacía, hasta que descubrió que era un autista de alto rendimiento y desde entonces, ya con más de cuarenta años supo que también era "normal". En esta segunda obra hay dos temas que se entrecruzan, por un lado reflexiones sobre el Poder tratando de dar respuestas a ¿qué es el poder?, pregunta que va imbricándose página tras página, un poder que nace desde los orígenes más miserables de nuestra psique para desarrollarse en lugares que siempre se nos han vendido como paradisíaco, cuando en el fondo son infiernos dantescos; el segundo tema es la felicidad, idea que desde Aristóteles hemos tratado de entender, a veces como una meta, a veces como el resumen de una buena vida y mayoritariamente como un sentido profundo para obrar en nuestra existencia, siendo quizás la palabra más manoseada en el lenguaje español y cuyo síntesis la realizan miles de publicidades y sonrisas que buscan nuestra atención, aquella atención que ya los griegos advertían de que si la perdíamos, pues dejábamos de cultivar nuestras potencialidades trayendo como resultado una irremediable mediocridad que nos marcará de por vida.
Esta novela muestra en su primera parte, la vida de una familia, una de las tantas familias latinoamericanas que nacen sin herencias, sin abolengos, sin historias y cómo a través de unas generaciones muestran todas las enfermedades mentales que podemos abrigar por nuestra actividades en lograr poder para sobrevivir frente a las demás desheredadas familias, sádicos amigos y amores divinos, todo dentro del anonimato que se desarrolla en regiones donde la modernidad aún no arriba. Estos primeros capítulos la obra se desarrolla en lo mas profundo de la selva Colombia y Venezolana, en aquellos rincones donde los ríos son los verdaderos límites del conocimientos y la fe la única seguridad que distingue a un hombre de un animal.
La novela continúa con una segunda parte donde el arte, especialmente el cine y la fotografía aparecen como alternativa a la fe, porque como se explica en algún lugar la novela, lo que tiene en común la teoría fotográfica de Barthes con una teología, es que la foto desde la cual Barthes realiza sus observaciones teóricas, nadie la ha visto, como ocurre con toda las teologías que se han elaborado desde un Dios ausente de cualquier percepción, estas lineas se entrecruzan constantemente mostrando como la fe, que en un principio nos domina dando una normalidad a nuestras vida, lentamente se escuece, se rompe, nos pica y es en ese momento donde nos adentramos en otros fideísmos donde Dios no será el objeto a reflexionar sino el laberinto donde sentimos que nos instala.
Luego la protagonista, como cientos de protagonistas, da un giro, que como todo giro no siempre es claro porque normalmente los giros que hacemos en nuestras vidas lo hacemos por miedo, bien porque nos alcanza, bien porque queremos enfrentarlos, y ella busca una manera de enfrentarse con sus miedos, que la llevará a radicarse en Barcelona, donde se le sumará a sus reflexiones las propias que derivan de sus experiencias como emigrante que, como a millones de personas la procesará de una manera particular.
La ultima parte es un discurso sobre la educación y el cine, como fórmulas para comprendernos, así como enumerar cómo el séptimo arte invade todas nuestras perspectivas del mundo, desde sus posibles sentidos hasta el amor, para llegar al final a tener todas las piezas de un rompecabezas, porque creo que en el fondo esta obra está compuesto por piezas de un particular rompecabezas que algunos lectores observarán y algunos podrán desean unir muchas de sus piezas que en principio no tiene una relación entre sí, pero sobreexpuestas darán una imagen, quizás una imagen engañosa de la felicidad, quizás otra imagen que el autor no halla visualizado y que el lector la poseerá.