sábado, 27 de enero de 2024

LA ABACEA DE LAS EPISTOLAS DE CAÍN

Esta obra es la continuación de una proyecto que he titulado: Razonamientos Dialécticos. el primer tomo pueden leer su reseña aquí. Para lo que lo han leído ya conocerán que es una historia cuya pregunta principal es qué es la normalidad o lo "normal", que en líneas generales es lo que se espera, es decir, es normal que de un árbol de manzano tenga manzanas y no naranjas, pero nuestra civilización juega con este concepto según ciertos valores, morales y antojos, por lo que desarrollé un personaje que era acusado de caprichoso y él no entendía por qué hacía las cosas que hacía, hasta que descubrió que era un autista de alto rendimiento y desde entonces, ya con más de cuarenta años supo que también era "normal". En esta segunda obra hay dos temas que se entrecruzan, por un lado reflexiones sobre el Poder tratando de dar respuestas a ¿qué es el poder?, pregunta que va imbricándose página tras página, un poder que nace desde los orígenes más miserables de nuestra psique para desarrollarse en lugares que siempre se nos han vendido como paradisíaco, cuando en el fondo son infiernos dantescos; el segundo tema es la felicidad, idea que desde Aristóteles hemos tratado de entender, a veces como una meta, a veces como el resumen de una buena vida y mayoritariamente como un sentido profundo para obrar en nuestra existencia, siendo quizás la palabra más manoseada en el lenguaje español y cuyo síntesis la realizan miles de publicidades y sonrisas que buscan nuestra atención, aquella atención que ya los griegos advertían de que si la perdíamos, pues dejábamos de cultivar nuestras potencialidades trayendo como resultado una irremediable mediocridad que nos marcará de por vida. 
Esta novela muestra en su primera parte, la vida de una familia, una de las tantas familias latinoamericanas que nacen sin herencias, sin abolengos, sin historias y cómo a través de unas generaciones muestran todas las enfermedades mentales que podemos abrigar por nuestra actividades en lograr poder para sobrevivir frente a las demás desheredadas familias, sádicos amigos y amores divinos, todo dentro del anonimato que se desarrolla en regiones donde la modernidad aún no arriba. Estos primeros capítulos la obra se desarrolla en lo mas profundo de la selva Colombia y Venezolana, en aquellos rincones donde los ríos son los verdaderos límites del conocimientos y la fe la única seguridad que distingue a un hombre de un animal. 
La novela continúa con una segunda parte donde el arte, especialmente el cine y la fotografía aparecen como alternativa a la fe, porque como se explica en algún lugar la novela, lo que tiene en común la teoría fotográfica de Barthes con una teología, es que la foto desde la cual Barthes realiza sus observaciones teóricas, nadie la ha visto, como ocurre con toda las teologías que se han elaborado desde un Dios ausente de cualquier percepción, estas lineas se entrecruzan constantemente mostrando como la fe, que en un principio nos domina dando una normalidad a nuestras vida, lentamente se escuece, se rompe, nos pica y es en ese momento donde nos adentramos en otros fideísmos donde Dios no será el objeto a reflexionar sino el laberinto donde sentimos que nos instala. 
Luego la protagonista, como cientos de protagonistas, da un giro, que como todo giro no siempre es claro porque normalmente los giros que hacemos en nuestras vidas lo hacemos por miedo, bien porque nos alcanza, bien porque queremos enfrentarlos, y ella busca una manera de enfrentarse con sus miedos, que la llevará a radicarse en Barcelona, donde se le sumará a sus reflexiones las propias que derivan de sus experiencias como emigrante que, como a millones de personas la procesará de una manera particular. 
La ultima parte es un discurso sobre la educación y el cine, como fórmulas para comprendernos, así como enumerar cómo el séptimo arte invade todas nuestras perspectivas del mundo, desde sus posibles sentidos hasta el amor, para llegar al final a tener todas las piezas de un rompecabezas, porque creo que en el fondo esta obra está compuesto por piezas de un particular rompecabezas que algunos lectores observarán y algunos podrán desean unir muchas de sus piezas que en principio no tiene una relación entre sí, pero sobreexpuestas darán una imagen, quizás una imagen engañosa de la felicidad, quizás otra imagen que el autor no halla visualizado y que el lector la poseerá. 

viernes, 5 de enero de 2024

UN CUENTO DE YASUHIRO


 Esta es una de las tantas historias de Yasuhiro que podemos hallar en la comisaría. Yo busco estas historias porque las comisarías de mi pueblo es donde menos nos podríamos imaginar que existieran tales aventuras. Así que leí un archivo fechado un día de agosto cuando una mujer con pasaporte español se presentó a este departamento policial explicando lo sucedido. Ella había llegado al país para hacer unos cursos de japonés con la idea posteriormente de estudiar un posgrado, quería estudiar cine japonés ya que es muy fan de las mangas y de la producción de estudios Ghibli, de hecho en su móvil todos sus fotos de presentación eran avatares de heroínas de algunas de las películas de Hayao Miyazaki. Esperando practicar su japonés y quizás lograr tener amistad con algunos nipones, decidió usar redes sociales para el encuentro de parejas, bien para pasar un rato comiendo una hamburguesa, bien para ingresar a un erotismo exótico, lleno de quejidos en otras lenguas y orgasmos políglotas. Así que no pasó mucho tiempo cuando conoció a Yasuhiro2000. Le dio un match tímido, y él aceptó presentándose como un una persona que era capaz de llevarla a las partes más intrínsecas de la cultura japonesa. Cuando le mostró las fotos de Yasuhiro2000 a sus amigas de la península, muchas se quedaron con la boca abiertas, su rostro de actor de películas coreanas, su cuerpo alto y contorneado de cuadritos abdominales, su mirada inteligente que escondía secretos de culturas milenarias. Parecía que aquella española se había sacado el gordo de Navidad en pleno verano. Al conocerlo le pareció un personaje de manga, incluso tenía el pelo lleno de gelatina que lo elevaba cual un Elvis Presley Oriental caminando por los callejones de Osaka. Lo primero que le quiso enseñar Yasuhiro2000 a su invitada fue la típica comida japonesa, no suchis que pueden comprar en cualquier tienda de España gerenciadas por taiwaneses, sino aquel alimento que solo lo más  tradicionales conocen y no se venden allende de la isla. Ella apreció aquel gesto y llegaron a un restaurantes que olía a todos los olores dulzones que la salsa de soya pudiera recrear, ella estaba feliz, y él como un gran conocedor de kanji y de fonética japonesa comenzó a pedir platos inmensos que a su vez dentro de los mismos, traía otros platos pequeños, como si fuera un rompecabezas gastronómico que ella descubría en aquella primera cita, bebieron el mejor sale de arroz del centro de Japón, oyó durante unas horas su historia de ser un joven japonés normal que tiene sus aficiones tradicionales, dentro de una familia estándar compuesta de padres heterosexuales y hermanos, a la vez que estudia una carrera universitaria clásica del siglo XXI como es economía y cuyas metas estaban en un futuro en manejar fondos financieros. Ella le habló de Oviedo, del frío y la humedad, de sus padres divorciados, de Pérez Galdós, de sus estudios de arte y el por qué se pintaba el pelo de azul, de su hermana no binaria y de su hermano que pensaba cambiarse su nombre de José Antonio a Estrella de Mar, pero que no era homosexual ni nada al respecto, sino que se sentía una mujer en los onomásticos, en el uso de perfumes, en la degustación de sidra. Yasuhiro reía y ella abría más sus ojos castaños que a veces eran tapados por hilos azules de su cabellera celeste. Luego leemos el final del informe donde ella comenta que Yasuhiro le dijo que iría el baño antes de salir y caminar cerca de Dotombori para ver los puentes, las tiendas de magas y quizás ir a un café que él conoce y pueda haber un "carajillo" o aquel café con licor del que ella le habló. Pero luego de unos diez minutos y no aparecer ella se preocupó, lo fue a buscar y no lo encontró, con su poco japonés trató de explicar al personal del restaurante lo que había sucedido. Ellos solo le explicaron que aquel hombre con gelatina en su cabellera se había ido, que ella tenía que pagar la cuenta que pasaba de los 300 dólares y que no tenía en ese momento aquel dinero, por lo que el dueño del restaurante llamó a la policía. Al llegar cordialmente la policía le pidió que la acompañaran a la comisaría pero al tratar de salir del restaurante, en la entrada donde todos colocan sus zapatos para no dañar el tatami del restaurante, pues no halló el de su pie izquierdo, por más que lo buscó no lo encontró, por lo que tuvo que ir en zapatos de papel del restaurante a la comisaría para descubrir que ella era otra víctima de Yasuhiro, aquel simpático y normal japonés que tenía varias denuncias por contactar a extranjeras, llevarlas a restaurantes donde se debe descalzar obligatoriamente y desaparecer con un zapato de su víctima, casi siempre el izquierdo.  Ellas le preguntó a la policía  por qué no lo habían detenido si tantas veces había hecho lo mismo. La policía la miró con incredulidad para explicarle cómo aquel sujeto no había quebrantado ninguna ley, a lo que ella cuestionó que por lo menos aquellos actos eran inmorales, pero la policía no pudo entender aquella simple traducción que trataba de hacer aquella mujer con su cabellera teñida de azul.