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Kore-eda Hirokazu, a veces separa su apellido, quizás para precisar
el sonido doble e-e, en orden, y no una ii angloparlante. |
"La vida es un enigma así como la
muerte"; bien podemos intuir esta frase como un "lugar común"
frente a ciertas experiencias existenciales. La obra fílmica del japonés
Koreeda Hirokazu「是枝裕和」cuestiona esta frase, con una agudeza inusitada, propia de un
metafísico medieval. Podemos constatar lo anterior cuando observamos cómo son expuestas las existencias de los personajes de sus obras y cómo deben asumir éstos que
no hay causas para las acciones que hacen, ni sentidos para las consecuencias
de la vida y menos para la muerte. No hay predestinación, ni destino, ni
hombres excelsos; estamos en la existencia que discurre en el tiempo y
punto. Las películas de Koreeda Hirokazu poseen esa poética y estampa, por lo
que seguramente fuera el director favorito de Martin Heidegger. El Ser y su
"temporalidad" se manifiestan en las películas de Koreeda con
precisión y sagacidad; el tiempo llena el espacioso ámbito del Ser,
sintiéndonos invadidos por una temporalidad sin fronteras, sin inicios, sin finales. Las películas de
Koreeda no poseen ni siquiera una musicalidad, un ritmo o una melodía que nos haga recordar
el tiempo; sólo los sonidos cotidianos mantienen una presencia dura del
tiempo a lo largo de las películas. No hay diálogos marcados con pausas, palabras
que resalten una decadencia de tonos o gritos; las palabras y los diálogos
son volúmenes que dan dimensión al tiempo que transcurre en las películas. No podemos aprehender el tiempo, este se muestra sutil en la sucesión del
día y de la noche. Pareciera a veces que Koreeda fuera el más fiel creyente de
la santísima trinidad heideggeriana que se desenvuelve entre el Sein (el
Ser), el Dasein (el ser que está “ahí”) y el Seiendes (la
existencia que va siendo en el tiempo), siendo esta última una columna metafísica que usa visualmente en sus películas. El Sein sólo es y el Dasein
es el ser en la existencia, así que el Seiendes sería un encuentro
bipolar entre ese ser tirado en la existencia y el tiempo en que transcurre
(seguramente habrán heideggerianos que se opondrán a esta explicación, pero yo
no soy heideggeriano así que asumo mi bestialidad). Podemos imaginar una metafísica y sus preguntas con respecto al Ser como un hilo que mantiene la ilación lineal en la filmografía del director
japonés. Así, el director de cine favorito de Mi Amiga Japonesa es un hombre que
se pregunta por el Ser y en esa medida lo desoculta; esta capacidad de develar
al Ser y sus carestías en el tiempo dentro de la cultura japonesa es lo
que quizás entusiasma y maravilla a Mi Amiga Japonesa y a mí; siento que el
tiempo ha sido el aliado que me ha permitido ver la producción de Koreeda
y aquí en este Blog de memorias y pensamientos las decanto en orden de haberlas
vistas y disfrutadas.
ワンダフルライフ o, After Life o, Después de la vida de
1998 fue la primera película que vi por sugerencia de Mi Amiga Japonesa. La trama de Después de la vida nos muestra
seres atrapados en un limbo domestico, en una especie de lugar inacabado o
purgatorio en el cual, durante una semana, deben decidir el principal recuerdo
de sus vidas para llevarlo a la eternidad donde permanecerán. Las personas son
dirigidas por unos guías que están allí, similares a ángeles, pero estos ángeles están en
esa condición no por ser seres superiores, sino porque no han podido escoger su recuerdo (los ángeles personas
sin capacidad de escoger recuerdos, ¿qué pensaría santo Tomás?). La película
logra capturar al espectador en la medida en que los personajes muestran las
complejidades del vivir, lo sutil de la memoria, las contradicciones de las
emociones, enrevesado con los recuerdos. Koreeda además, presenta reflexiones y críticas que
apuntan a un núcleo que siempre estará en sus películas y en la mayoría de los
grandes directores japoneses: la construcción del concepto de familia. En algún momento del filme, cuando se le pregunta a una joven cuál es el recuerdo que quiere llevar a la
eternidad, ella comenta su viaje a Disneylandia que realizó con unas amigas, un
momento feliz. La banalidad, la vacuidad, lo extraño, se conjugan en escenarios
sombríos, de ahí que la guía de la joven traten de que ella seleccione un recuerdo
vinculado con el amor y la familia, más que de un momento feliz y efímero; de
hecho, la mayoría de los recuerdos seleccionados tienen estas características.
En la medida en que pasan los días la joven recuerda con intensidad su vida
familiar y sus sentidos y, poco a poco, todo lo banal que la rodeó en su vida
en la tierra se va desintegrando. Los personajes en esta película no sucumben
ante el pasado o el futuro, sino ante el acontecer y la decisión que deben de
tomar entre un momento feliz y un recuerdo esencial.
Esta fue la primera película que vi de
Koreeda sin la sugerencia o la compañía de Mi Amiga Japonesa, una película que tiene una base documental porque antes de que Koreeda realizara filmes de largometraje, había
tenido cierta relevancia como documentalista, así que viendo documentales japoneses me hallé una colección de los documentales del director, viendo: 「日本人になりたかった」traducida como I Want to Be
Japanese o, Yo quise ser
japonés de 1992; presentando la historia de un hombre de
origen coreano, víctima de las guerras que ha inundado su país en el siglo pasado y que ha vivido cincuenta años en Japón, él se
enfrenta de repente a una sociedad y a una familia hostil cuando es acusado de espionaje;
todo ello mientra intenta encontrar su pasado sin saber siquiera su nombre o
su auténtica nacionalidad. Koreeda aborda aquí el delicado tema de la
inmigración y la difícil situación de la población coreana en el país, y los racismos solapados que cunden; también vi el documental:「彼のいない八月」que podemos traducir como August without Him o, Agosto sin él de 1994, en el cual
Koreeda acompaña a Yutaka Hirata, el primer japonés en reconocer públicamente
que había contraído VIH. La relación entre ambos se estrecha y deriva en un
giro desde la “objetividad” hacia las prácticas de no ficción. Finalmente vi el documenta filmado en 1996「記憶が失われた時」o, Without Memory o, Sin Memoria un documental que por un lado, denuncia la
ineficiencia del sistema de salud pública, especialmente en el caso de Hiroshi
Sekine, un hombre que pierde la memoria a corto plazo por una negligencia
médica que le lleva a contraer encefalopatía de Wernicke, y por otro lado
retrata la lucha de la familia para que el Estado japonés reconociese el
problema y proporcionase al enfermo una pensión; y es probable que sea este el documental base para su película Después de la vida. Podemos especular que en estos documentales están los núcleos de casi toda la obra de ficción de este cineasta: la
memoria o la ausencia de ésta como germen de traumas y por supuesto la
confusión de las emociones y los recuerdos que circulan por esas memorias,
dando como resultados, la perdida de la identidad y el llegar a ser
un execrado social. Estas pautas son las que permiten reflexionar y aderezar
la filmografía de Koreeda, sumándole además sus preocupaciones metafísicas
sobre el sentido del Ser en el Mundo. Estos documentales y Después de la Vida, fueron las alcabalas
filmográficas que tuve que pasar para mi ingreso en el mundo Koreeda, del cual
Mi Amiga Japonesa es su apóstol.
Fue 花よりもなほ o Hana o, Flores de 2006 la segunda película que vi de Koreeda. Este filme narra desde otra perspectiva la historia de los 47 rōnin o el incidente del señor de Akō. Para cometer la venganza que ambienta esta historia, los samuráis se escondieron en diversas lugares del Japón feudal diluyéndose entre la sociedad, especialmente en los lugares más pobres y es en una de estas zonas de marginados y execrados donde también se desarrolla paralelamente otra venganza, la del joven samurái cuyo nombre es Soza. El padre de Soza fue un samurái amante de los juegos y al perder una partida Igo o Go, fue asesinado y su hijo debe vengarlo. La película presenta a Soza como un joven que debe aprender y debe continuar los códigos de los samuráis, pero este joven samurái posee fuertes dudas sobre matar a una persona por el honor de su familia. Descubre que no hay explicación para la venganza, para las atrocidades, que el continuo de la vida puede ser más auténtica en la medida en que las personas son más concisas con sus sentimientos e ideas. La trama es una manera sarcástica de burlarse del sentido de la venganza pero también para examinar la existencia de los parias japoneses. Sazo vive dando clases a los niños del sector pobre, criando aves y haciendo poesía, luego se le da la oportunidad de realizar una escenografía de su venganza para así zafarse de la presión social y lograr respecto, paralelamente, en esta obra de Koreeda, presenciamos la venganza, sus accidentes y desenlaces de los 47 rōnin que ocurre la misma noche del montaje de Soza. La película de Koreeda nos muestra lo torpe que pueden ser los hombres ante la muerte, con sus obcecaciones y cómo sus cobardías afloran dejando atrás la espectacularidad del acto de venganza de los 47 rōnin que Hollywood y algunos soñadores creen que sintetiza al Japón de los samuráis y los shogún.
A partir de entonces quise ver sus otras
producciones, luego de unas semanas Mi Amiga Japonesa llegó con el DVD:「誰も知らない」que puede
traducirse como Nobody Knows o, Nadie sabe realizada en 2004. Esta película
destruye ciertas simpatías hacia un Japón kawaii, (bonito o bello)
impoluto y ordenado, por un Japón feo, infantil y cruel. Koreeda usa el cine
como un arma crítica y de humanización pero sin ofender, exaltar o humillar a nadie. Ver
y pensar esta película es hallar a otro Japón que se esconde detrás de las
puertas, fuera de lo visible, de lo sagrado y se pierde entre las formas y las
formalidades. El argumento de Nadie sabe narra
con cierta rudeza y crueldad, poco agradable para los estándares japoneses de familia feliz, de
unos hermanos. La película se concentra en mostrar el día a día de unos niños
abandonados que pasan desapercibidos dentro de la gran megalópolis de Tokio. La
historia comienza mostrándonos cómo Keiko, una madre soltera, ésta se muda a un nuevo
apartamento con su hijo de 12 años Akira. Keiko comenta al propietario que
Akira es su único hijo. También explica que su padre está en el extranjero por
negocios. Después de que ellos se han instalado en su nuevo apartamento,
Koreeda comienza a manejar una percepción del espacio similar a Ozu Yasujiro,
de esperar a que la gente salga de la habitación antes de pasar
a mostraron la siguiente secuencia. Este juego con la temporalidad en una
constante en las películas de Koreeda sin que necesariamente se hagan lentas;
simplemente un tiempo y su peso metafísico nos agobiará en cierta parte de la
película ya que lo único que podemos hacer es esperar. Lentamente observamos
cómo el apartamento comienza a ser poblado por seres. Primero una maleta,
adentro hay dos niños de Keiko. Akira luego va a la estación de tren a recoger
a sus otros hermanos. En total Keiko tiene cinco hijos, de padres distintos, de
historias variadas. Una vez en el apartamento Keiko le explica las reglas: no
hacer ruido, y nadie sale a la calle a excepción de Akira, de lo contrario
serán expulsados como lo hicieron en su último piso. Keiko luego se va a
trabajar en una tienda departamental y deja Akira para cuidar de sus hijos.
Hasta aquí hay una lógica, pero no un destino, al final la madre se ausenta del
apartamento. Akira con poco dinero, debe cuidar y tener cuidado de sus
hermanos, sabiendo que si no lo hace van a ser separados en casas de acogida.
Uno no puede dejar de pensar: ¿es posible que ocurra esta situación en Japón,
donde uno observa a niños amados y protegidos por un sistema familiar y social
en casi toda parte donde uno mire? Pues aunque parece curioso, en apariencia,
el abandono de los niños en Japón es algo "común" o por lo menos,
algunas películas y obras literarias presentan este problema. Ocasionalmente
cuando uno menos lo espera, vemos en las noticias la muerte o desaparición de
niños, a veces más de lo que pensamos en un primer momento. En Japón hay tanto
desnaturalizados padres como en cualquier otro país, sólo que por aquí mantener
las formas y las estadísticas aceptables son una misión sagrada y nunca se
cuestionan la esencia de este u otros fenómenos similares. El abandono, los
maltratos, la marginación, las depresiones, la pérdida de la confianza, los suicidios, el hostigamiento
o いじめ comienzan dentro del núcleo de la familia
japonesas y se prolonga en la escuela y sitios laborales. Lo que observamos en los medios de comunicación y lo que nos quiere
presentar el gobierno japonés son familia formalmente felices. Lo más triste es
que al final de la película nos comentan que es una recreación de hechos
verídicos que ocurrieron en 1987. Esta película me dejó sin aliento y Mi Amiga
Japonesa lo sabía.
Una tarde vi 「幻の光」 trascrita
como Maborosi y cuyo significado
puede traducirse: Ilusiones. Filmada en
1997, descubro en ella que ha sido una de las primeras producciones del
director japonés. Podemos apreciar en este filme los perfiles de una poética
que desarrollará con detalles y reflexión Koreeda a lo largo de sus
producciones. La película se centra en la vida de Yumiko, una joven de cuya
vida se define por la muerte de sus seres queridos. Ella perdió a sus padres de
niña y su abuela de crianza a la edad de doce años, y luego a su esposo, Ikuo,
se suicida sin razones ni porqué, algunos meses después del nacimiento de su
hijo. Cinco años más tarde se casa con Tamio, un hombre que vive al lado del
mar, junto a su hija de ocho años de edad, hija de su primer matrimonio. En
algún momento a Yumiko, la locura la persigue entre escenarios grises y
preguntas metafísicas no resueltas, pero no expresadas, que el director enfatiza
con tomas distantes. Koreeda presenta una locura sosegada, atenuada
con el devenir del tiempo, por instantes. En alguno de esos instantes Yumiko
piensa que ella es la causa de las muertes de sus seres queridos, este
sentimiento se intensifica cuando, tras una tormenta súbita, los hijos, el de
ella y el de Tamio, no vuelven. Al final los niños regresan, y es cuando su
marido le dice que esas ideas de locura les tientan a todos (maboroshi),
en ese momento ella toma conciencia que no está sola en esta locura de la
existencia, y eso la consuela. Su dolor y locura cesará hacia el final de
la película, hacia el día en que regresa a su lugar de nacimiento y se ve
atrapado por sus recuerdos. Koreeda muestra que siempre podemos hallar
innumerables causas para las cosas a partir de unos principios, de unas
teorías, de un historia, de algunas teologías, pero también nos muestra el
cansancio de esas explicaciones, del tiempo jugando con los proyectos lógicos o
racionales de la vida. Koreeda esboza desde el principio una crítica a la
racionalidad económica que dirige los pasos de cientos de personas en el mundo.
Los personajes carecen de proyectos o perspectivas porque sencillamente andan
en sus profundidades espesas y a veces insostenibles del existir en el tiempo.
Jugar con el tiempo y la existencia de los
seres, es una constante en las películas de Koreeda. En este pasar lúdico del
director se cuestiona acerca del encuentro entre los entes y el Ser en su
dinámica entre el estar y el perdurar; y desde esta dialéctica presentar
fuertes críticas a las tradiciones. Esta estrategia la lleva a la perfección en
su obra 「歩いても 歩いても」 o Still
Walking o, Caminando, caminando, de 2008. La película plantea un argumento donde se ve las
costuras de las familias tradicionales japonesas y sus traumas que se podría
sintetizar dentro de una dialéctica entre las exigencias de las formas y el
despotismo del poder. El protagonista Ryota, de 40 años, se ha casado
recientemente con una viuda que tiene un hijo de diez años de su matrimonio
anterior. La familia de Ryota visita la casa de sus padres que son unos
ancianos para hacer las oraciones y recordar el aniversario de la muerte
del hijo mayor, su hermano: Junpei, durante las fiesta de Obon. Éste murió
en un accidente y era considerado por su padre como un hombre brillante, especial,
inteligente; moldes a los cuales Ryota no pudo alcanzar, según sus padres. Este
brillante hermano se iba a encargar del negocio familiar, de mantener el
apellido de la familia, de honrar a sus progenitores. El padre, un próspero médico
muestra su trayectoria por las placas que ha recibido y que exhibe a todo lo
largo de casa. Tanto el padre como el hijo muerto son símbolos del orgullo, del
esfuerzo, de la tenacidad; pero Ryota es sencillamente nadie para su padre, es
un vacío existencial que no puede llenar las aspiraciones de su esencia; además
Ryota no tiene trabajo, no tiene futuro y se ha casado con una viuda común y
corriente mezclando sin historia el apellido de la familia. Todo
estas señales apuntan al padre cuando ve a su hijo menor un símbolo de fracaso,
de ahí la tensión que se observará a lo largo de la película, cuyo drama
sólo desaparece en la porfia de Ryota de vivir su vida, alejado de los límites
y de los trauma que la misma familia generó. Ryota sabe que su devenir será
lejos de aquel padre, de sus formas de mirar, y en ese aceptación, asume su
papel de fracasado, papel fundamental de aquellos que comienzan a plantearse
una metafísica del Ser. Al final se va con su nueva esposa luego de
rendir los homenajes a su hermano mientras su madre lo observa perdiéndose
por el camino.
En este mismo sentido crítico, del
desecamiento de los seres en el devenir y de su constante fluir entre ciertas
coherencias y absurdos; nos regalará Koreeda una obra fílmica llena
de contraste, reflexión y tiempo:「空気人形」o, Air Doll o, Muñeca Hinchable de 2009. Japón, un país de
grandes masturbadores, por lo que no me sorprendió que Koreeda tocara el
tema. Japón asombra con sus fetiches y economía para hacerlo. Las muñecas
hinchables son un éxito para un sector de hombres medianos con buenos
ingresos, a veces muy cultos pero, con una débil capacidad de relación social y
amorosa, solitarios consumados. De este drama que circunda a muchos japoneses se trata la película,
claro dentro de un marco heideggeriano, por decir algo. La historia se basa en
una muñeca hinchable de tamaño natural que vive en un modesto piso de Tokio. No
habla ni se mueve, es la única compañera de su amo, un hombre masturbador
del Japón moderno. Él le habla, le baña y le hace el amor cada día cuando
vuelve del trabajo. La rutina diaria se rompe cuando la fantasía se hace
realidad o unas de las preguntas por el Ser se desvela. De pronto la muñeca
cobra vida y tiene alma. Acaba de nacer o ser tirada a la existencia, y como
apunta Heidegger, no entiende lo que ocurre a su alrededor, como nos pasa a
todos nosotros; seres tirados en esta existencia conjugandose con el tiempo. La
muñeca se da cuenta de que existe un mundo esperando a ser explorado más allá
de las paredes del piso. Con el tiempo se atreve a salir al mundo exterior, se
siente fascinada por todo lo que ve. Conoce a muchas personas de todo tipo,
pero ninguna es capaz de explicarle lo que significa de estar vivo o el
significado de la existencia o el sentido del Ser de la existencia, o los modos de ser que se despliegan en el tiempo. Un
día, entra en un club de vídeo y su mundo cambia para siempre. Conoce a
Junichi, el vendedor del que se enamora inmediatamente. Decide trabajar en la
tienda y la pareja se une más con el pasar de los días. Van al cine, recorren
la ciudad juntos, como dos novios. Todo es maravilloso para la muñeca hasta que
se corta la mano accidentalmente y empieza a desinflarse delante de Junichi,
así todas las preguntas por el Ser se vuelven a replantear para tratar de
llegar a una conclusión, que en la película presenta en sus escenas finales,
con cierta dosis de ironía.
Un elemento interesante en las obras de
Koreeda es que siempre mantiene un vínculo con la realidad. En Nadie Sabe, toma la noticia de un suceso, en Muñeca Hinchable recrea una manga de éxito
realizada por Gõda Yoshiie「業田 良家」Por lo que
es revelador que Koreeda retome uno de los temas más delicados de la cultura
japonesa de finales del siglo XX en una de sus películas: el mundo de las
sectas. En su película Distance o Distancia de 2001, nuestro hiedeggeriano director nos entrega una obra perturbadora que gira en la muerte de un grupo de
personas pertenecientes a una secta que realizó actos terroristas y que fueron
asesinados por los mismos miembros de su secta, mutatis mutandis, similares
a los actos terroristas cometidos por la secta Aum Shinrikyo; la
organización religiosa responsable del envenenamiento con gas sarín en
Tokio en 1995. La película presenta un encuentro de familiares y amigos de las
víctimas, luego de que ha pasado un año en las orillas de un lago, lugar donde fueron cometidos los asesinatos. Sutilmente Koreeda crea un mundo de remordimientos y miedos a parir de la
rememoración de uno de los sobreviviente y de sus visiones en la granja vacía donde, cerca del lago, la secta hacía sus actividades. Rodada al estilo documental y
usando cámara en mano, la película es explícita acerca de nada, y más
bien nos deja deducir por nuestra cuenta el horror de lo que hicieron
esas personas y lo que les sucedió. Podemos pensar que una de
las manifestaciones del Ser siempre está vinculado con el horror y el
miedo como resultado a una profunda tristeza con la que algunos modos de existencias se despliegan en un tiempo estático e impreciso.