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Una foto "típica" de una persona dentro de un límite. |
A veces tengo que explicar los sentidos del concepto pobreza en mis clases, porque sencillamente algunos libros sobre la educación de la lengua española o algunos libros referentes a la cultura en América Latina, hablan de éste tema y palabras como: favelas, chabolas, ranchos, barrios o cordones de miseria aparecen. A veces mis alumnos japoneses no "entienden" los sentidos de la pobreza, considera la pobreza en Latino América igual a no comer, aunque la pobreza implica otros matices que se pierden en las traducciones; así pueden muchas personas comer insuficientemente pero poseen un Nintendo en sus casas. Normalmente la pobreza se vincula con la falta de seguridad, educación, trabajo, agua potable y por supuesto nulidad de agua caliente, así como insuficiencias en servicios telefónico o eléctrico, y por supuesto, en Japón es un tanto difícil imaginarse una casa sin agua caliente, sin teléfono, sin cocina, sin televisor y sin luz eléctrica, así de simple, es sencillamente impensable o por lo menos es invisible para los ojos de la mayoría de las personas que deambulan por estas calles, pero eso no implica que no haya matices de pobreza en éste país, quizás no vinculadas con lo económico o privaciones para una vida en "bienestar", sino una pobreza que sólo se documenta en las alma de los angustiados, en las mentes de los paranoicos y obviamente en las páginas de escritores y filósofos. Por lo que si bien se puede hacer la ecuación: pobreza = no comer, realmente la pobreza es una fórmula donde hay una existencia de variables que son sinónimos de carencias sociales, afectivas, mentales y que a veces se sintetizan dentro de una constante que es la insuficiencia económica. Pero no poder comer no implica necesariamente no tener dinero, muchas personas "pobres" puede comer igual que una "rica", pero sólo le damos el sentido de pobreza a las personas que poseen una alimentación monótona, escasa y sin colesterol y que además vive en condiciones de precariedad extrema (貧しい-mazushii-), pero si además consideramos que vivimos en sociedades con un altísimo nivel de desajustes de oportunidades de vida, creándose necesidades falsas en muchos individuos, la mayoría ilusorias y que no pueden resolverlas con elegancia (貧乏-binboo-), es decir, parece que también un pobre es alguien que nunca puede satisfacer sus necesidades ficticias como tener un vehículo, un wii, o un apartamento de lujo, una mujer hermosa, para al final tener que vivir en comunidades donde se desenvuelven vidas de seres humanos insuficientes y mermadas afectivas y mentalmente (乏しい-toboshii-), y que Víctor Hugo sintetizó en su monumental obra: Les Misérables, con un poco de bondad cristiana que permite a la novela visualizar algo de felicidad suspensiva.
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Víctor Hugo en medio de unos párvulos en Veules les Roses en 1882, seguramente habría en esta foto una Cosette, un Marius, un Myriel, un Javert y un Jean Valjean, personajes que viven en muchos países y continúan la saga.
A veces visualizo un mundo de "ciencia ficción" a mis estudiantes, un mundo donde sólo viven 100 habitantes, y le digo que seguramente la mitad
serían mujeres, quizás habrían unos 20 niños y 80 adultos de los cuales 14 serían ancianos con más de 64 años. 61 de ellos serían
asiáticos, 12 europeos, 13 africanos y 14 americanos, además habrían 31 cristianos, 21 musulmanes, 14
hindúes, 6 budistas, 12 de otras religiones y 16 no creyentes. 17 hablarían
chino, 8 hindustaní, 8 inglés, 7 español, 4 árabe, 4
ruso y los 52 restantes hablarían otros idiomas. 18 no
sabrían leer y escribir y solo 2 personas habrían completado
estudios universitarios. Solamente 1 tendría ordenador. 75
personas tendrían algo de comida y refugio pero 25 no lo tendrían, 1 estaría
ahora muriéndose de hambre, 17 estarían desnutridos y sin embargo 15 tendrían problemas de sobrepeso. 83 tendrían acceso al agua
potable pero los 17 restantes no tendrían acceso a agua limpia y adecuada
para bebe, en otras palabras, en un mundo con 100 habitantes sin fronteras, sin problemas económicos nacionales, sin pensamientos metafísicos que permitan clasificaciones políticas, observamos que las divisiones concretan la pobreza, la miseria, la desigualdad. Si bien la diversidad nos da una riqueza cultura, pareciera que en su núcleo permite el mantenimiento de los opuestos, y parece que así logramos pensar los matices entre los ricos y los pobres, una paradoja ineludible.
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100 personas viviendo en el mismo mundo |
Mi Amiga Japonesa ve documentales sobre las miserias: de niños muriéndose de hambre en Africa, de la violencia que se instala en América, de la esclavitud existente en Asia. Ella piensa que todo se puede resolver con voluntad, con trabajo, con educación. Yo dejé en creer en posibilidades metafísicas para la unificación total de la felicidad, como aquellas descripciones visuales de algunas portadas de la revista religiosa Atalaya, que algunas veces vi por las calles y donde todo el mundo vive en un Paraíso acariciando a un león o éste jugando con una oveja, como si el objetivo de la humanidad, de la razón humana, de la voluntad de Dios fuera que una oveja y un león vivieran en paz. Le digo a Mi Amiga Japonesa que en Japón un león y una oveja no vivirían juntas, una de las dos se suicida, bien por soledad, los leones se comerían entre ellos, o bien porque su sentimiento de manada embrutecería a la oveja. Por lo que una pobreza de carencias (乏しい-toboshii-) se puede presenciar y sentir por estas calles llenas de ideogramas, claro, lo económico deslumbra como las luces de neón y de ahí los tímidos silencios.
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¿Para qué un león quisiera vivir en el Paraíso? |
La pobreza es un tema complejo, pero a veces pienso que es una cuestión de fronteras idiotas. Yo viví parte de mi vida en Campo Rico, Petare, frente a CADAFE -este de Caracas para más señas-. Petare es para muchas personas una zona roja y se asocia fácilmente con pobreza, pero en la calle siguiente en la que vivía comenzaba la urbanización El Marqués, es decir, una calle de por medio me clasificaba como petareño: un pobre, sin educación, sin futuro y ladrón para la gente de ciertas urbanizaciones vecinas como La California, El Marqués, Macaracuay o La Urbina, aunque geográficamente Petare limitaba en su fundación como sector por el oeste con el río Caurimare, es decir, lo que es en la actualidad Los Ruices, y por supuesto en aquellas urbanizaciones viven personas pobres, sin educación, sin futuro y por supuesto muchos ladrones; lo paradójico es que un taxi puede llevarte al El Marqués pero no a Campo Rico, aunque el taxista viva en lo más profundo de La Dolorita, de ahí la asunción de una identidad falsa dada por límites y fomentado por los medios de comunicación y cierta cultura pop que quieren que las personas sigan pensando en que estar en un lado de un límite es igual a su identidad.
En fin, la pobreza es un problema de límites, en dónde las personas se ubican con respecto a ciertos conceptos, será su identidad; pero realmente es más difícil pensar en el concepto de riqueza, éste siempre es un excesos por definición, y creo que así es, sólo que uno de los principales problemas humanos es que muchos individuos no conocen sus excesos en ideas, talentos, pensamientos y sentimientos y se dejan arrollar por ideas simples y seguras que se tasan con y por lo económico, así como por lo festivo y trivial. Quizás de ahí la diferencia entre estos vídeos de El Prieto con Calle 13, éste último muestra más nuestros excesos, nuestras riquezas más que una clasificación de identidades y quizás aquí yo vea a una Latinoamericanos que Mi Amiga Japonesa pueda entender sin los medios mezquinos de comunicación que siempre suman: pobre = no comer.