viernes, 15 de marzo de 2013

MI AMIGA JAPONESA Y LA SOCIEDAD DE ESPECTACULO NIPONA

El espectacular carnaval de Oruro
Luego de un viaje largo no hay nada más agradable que descansar y no hacer nada, pero el hábito de evitar el aburrimiento impulsa a que uno vaya buscando hacer cosas, y en mi caso, busco aquellos libros detrás de otros, aquellos que se esconden por algún tiempo de la mirada o realmente porque limpio la biblioteca y descubro libros que caen detrás de otros. Y así descubrí un librito, un clásico titulado La sociedad del espectáculo de Guy Debord que compré en mi último viaje a España, y sin saber por qué estuvo detrás de otros libros y de otras historias. Mientras Mi Amiga Japonesa trabaja dejándome la responsabilidad de cuidar y limpiar la casa, además de hacer el お弁当 o la comida que se lleva al trabajo, yo me hago un espacio de tiempo para leer el libro de nuevo, ya que su primera lectura la realice hace tiempo, cuando aún creía poder explicar ciertos fenómenos sociales. En fin, durante esta últimas semanas de vacaciones y mientras hago las coladas, leo a Debord, y encuentro entre sus líneas una actualidad a veces profética para un libro publicado en 1967. Para el francés el espectáculo se va perfilando como aquella estructura de la sociedad donde los sentidos de una práctica han fracasado y se desvían desde un ámbito interpretativo hacia un ámbito de impacto, permitiendo así desarrollar instrumentos de unificación, ya que un espectáculo puede y debe concentrar todas las miradas y todas las conciencias, esta característica hace que las imágenes a las cuales se les otorgan las miradas y las conciencias se conviertan en necesarias; así las personas vinculadas al espectáculo logran generar discursos y/0 narraciones "emotivamente verdadera", ya que entre las cosas que permiten perder los sentidos de las prácticas, a veces del vivir, del pensamiento y de la cotidianidad, son precisamente las emociones que afloran sin particular razón o fondo, transformando el espectáculo en eficaces motivadores hipnóticos, de ahí los ídolos, las marcas, los mitos, los momentos inolvidables que se repiten incesantemente; mientras más impactantes son, mientras más risas, lágrimas o silencios generen, mientras más alejados se muestren frente a un sistema racional o a sistemas críticos, más espectáculo representarán y más gustarán a una masa idiotizada que estarán frente a un concierto "pop", a un televisor, a un juego en red o en actos políticos in saecula saeculorum
La economía del espectáculo del carnaval de Oruro
se cierra sobre sí, en su propia construcción
Así para Debord el espectáculo es la debilidad de los proyectos filosóficos, del mermar de las capacidades interpretativas del mundo, e inclusive de su recreación, críticas, visiones y posibilidades, volcándose el mundo y sus actos en narrativas o momentos de impactos, de tumbos, de estremecimientos, donde la razón disminuye por excesos de adrenalina y las emociones descontroladas que buscarán momentos catárticos y sin fin, alejándose de cualquier pronunciamiento del epicureísmo y semejándose a un ilimitado orgasmo. El espectáculo se vuelve a veces totalmente ininteligible por sus contenidos emotivos y su masificación, y estos elementos se sincronizan en reconstrucciones materiales fáciles de vincular con las narraciones religiosas o míticas de la sociedad, donde elementos de fe marcan la unidad, de aquí que Debord pueda afirmar: "La técnica espectacular no ha disipado las tinieblas religiosas en las cuales los hombres depositaron sus propios poderes separados de si mismo: se ha limitado a proporcionar a esas tinieblas una base terrestre. De ese modo, la vida más terrestre es la que se vuelve más irrespirable. Ya no se proyecta en los cielos, ahora alberga en sí mismo su recusación absoluta, su falaz paraíso". Por supuesto, para que el espectáculo mantenga su poder hipnótico, su homilía inconsciente y su seducción, se vincula con los sistemas económicos del capitalismo que permiten ciertas manipulaciones, ideologías, y satisfacciones que circunscriben al espectáculo en una economía circular, sin excesos, sin superávit, sin ganancias, para aquellos que participan como espectadores y a veces a los actores, transformándose todo en pérdidas, gastos y deudas, pero especialmente, desorientación de sentido(s) de transcendencia y autonomía de las personas, esto le permite a Debord concluir: "El espectáculo es el reverso del dinero: el equivalente general abstracto de todas las mercancía (...) Así el espectáculo es un dinero sólo para mirar, pues en él la totalidad del uso ya se ha convertido en la totalidad de la representación abstracta. El espectáculo no es solamente un servido de la seudoutilidad, es ya, en si mismo, el seudouso de la vida". El espectáculo es visión e inmanencia efímera que exige VISA.
Los lugares se vuelven icónicos, espectáculos como
La Bodeguita del Medio, y en esos lugares 

hay una unifican de sentidos, de estéticas, posibilitando
un turismo homogéneo y una economía de mojito y tabaco.
Cuando vemos espectáculos militares donde se cantan a hombres y armas, u observamos carnavales donde se representan las alegrías y se bailan las tristezas, realmente se cantan y se representan a la mercancía y a sus pasiones. La mercancía, dependiendo de sus inclinaciones transforma al mundo en mercancía, por lo que espectáculo suscita una mercantilización del mundo, generando un valor, una visión, un consentimiento, una uniformidad que se vuelve circular, por lo que la pluralidad y las posibilidades de divergencias y disentimientos del mundo merman, y en esa medida, se pierden aquellos sentidos o cosmovisiones que nos pueden permitir recrear el mundo y la vida desde diversas perspectivas. 
初音ミク
Estas ideas se las comento a Mi Amiga Japonesa, de repente me habla del "espectáculo"『光景ーこうけい』 de Hatsune Miku『初音ミク』yo pensé que era una artista "pop" de las cientos que andan por los escenarios de Japón, pero Mi Amiga Japonesa se acerca con su IPhone 4S y me muestra un video. Lo veo y pienso durante un rato sobre él, confirmo que el espectáculo es realizado en su totalidad virtualmente y que Hatsune Miku no existe, es un personaje creado por computadoras, proyecciones 3D y una voz generadas por sintetizadores; ni The Archies, ni Gorillaz, que tampoco existieron y eran proyecciones de dibujos animados o computadoras, pero cuyas voces pertenecieron a personas que caminaron por el mundo, lograron lo que hace Hatsune Miku y es quebrar la barrera de la corporalidad, de la existencia. Los cuerpos se expresan, brincan, lloran, ríen, sus fanáticos "están" con ella en el escenario, y ella "está" con ellos, pareciera que no hay conciencia de proyección, de falsedad como con The Archies o Gorillaz, los fanáticos viven una "existencia totalmente real", aunque "totalmente controlada", y pienso que el verbo "estar" comienza a ser otra vez un problema metafísico u ontológico insondable.   
初音ミク en la portada de su último disco
Así en Japón, un país donde el fetiche se expande por principios y por necesidad, en parte por su economía y por otra parte, debido a una psiquis que cada vez se centra más en sí misma, reforzando caprichos o narcisismos『わがまま』. Japón me muestra el futuro del espectáculo, que a veces pienso que es, la prolongación de aquel axioma del periodismo que una vez oí a un profesor de comunicación social cuando le enseñaba a sus noveles estudiantes una definición básica de noticia: "si un perro muerde a una persona no es noticia, pero si un hombre muerde a un perro, ahí hay una noticia", expresión que en japonés murmuró Mi Amiga Japonesa:『犬が人を噛んでも ニュ—スにはならないが、もし人が犬を噛んだらその時はニュースになるだろう』y comentó que nunca la había oído. Pienso que este "axioma didáctico" es  tonto y se ha vuelto un lugar común para no informarnos acerca del mundo, sino sólo para realizar resúmenes de la estupidez humana (como precisamente un hombre que muerde a un perro con todas sus variantes), enfocando así los sin sentidos y exacerbando caos, y para lograr esa noticia se junta el impacto, la inmediatez, la conmoción, con la necesidad de hipnotizar, de crear necesidades para reunir y concentrar miradas y conciencias de personas distraídas en situaciones baladí, de ahí el éxito de los reality show, suerte de unificación de emociones, pensamientos y juicios que homologan gustos y a veces plantean una ética sin moral. Pienso que en el futuro ya no se necesitarán muertos vivientes o embalsamados para realizar espectáculos, ni gladiadores con verborreas sin sentido para crucificar dualidades insostenibles o, partidos de fútbol mostrando los límites de una pelota, el futuro del espectáculo será un dios aristotélico que se entretendrá tocándose su ombligo en 3D y millones de individuos siguiendo sus movimientos hasta el fin de nuestros días, como fieles apóstoles.  


Aquí vemos el video que me enseño Mi Amiga Japonesa y donde cientos de personas de todas las edades, especialmente hombres educados y profesionales, animan a una animación; pareciera que en el fondo el ánima o almas individuales son subyugadas entre ciertas economías y pesares emocionales, pudiendo ser dirigidas por espíritus estéticos, políticos o ideológicos según necesidades mercantiles, que determinarán una visión, a veces acotadas y efímeras de la vida, como ¿la que tendrá Hatsune Miku?            

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