martes, 31 de julio de 2012

DÉCIMA PÁGINA

Agosto del Belvedere
Agosto: calor, vacaciones, nostalgias, tiempo para no pensar, tiempo para no soñar, tiempo para no hacer nada. Este año las olimpiadas llenarán varios huecos existenciales. Veremos alegrías, lágrimas, desolaciones, rabias, ofuscaciones, patriotismos y pseudopatriotismo. Sé que me entretendré con algunos deportes en algunas noches sin sueños. Repasaré las obsesiones que llevan a unas personas toda su vida a correr más, a saltar más, a esforzarse más, a tratar de llegar al límite y luego superarlo: ¿condición humana? o ¿naturaleza obsesiva? Los atletas pasan la mayor parte de su vida corriendo, nadando, peleando, para demostrar que "en sus países se puede pasar toda una vida haciendo lo que más le gusta: obsesionarse"; aunque muchos al final hagan comerciales televisivos para pagar sus deudas, o dándole la mano al presidente de turno agradeciéndole por una casa o un puesto burocrático o, trabajando en algún canal deportivo, por lo que las sociedades del siglo XX se han especializado en fomentar las obsesiones como modelo de superación, metodologías a seguir para obtener el éxito. Podemos pensar que para las próximas décadas todos tendremos obsesiones para justificar nuestras vidas. Adiós al existencialismo o al espiritismo, al menos que sean obsesivos.

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