Tuve un sueño, no como aquel
que dijo Martin Luther King Jr., en 1968, aquel discurso con tono jocoso y
de sermón que hace ecos al libro de Isaías; "se alzarán todos los
valles y se rebajarán todos los montes y collados, se allanarán las
cuestas (eso es) y se nivelará los declives y se mostrará la gloria del Señor", eso es o yeah como decía el público al oír al entusiasmando líder, al predicador bautista y que se puede escucha en la siguiente grabación.
Para mí, en la totalidad del discurso "Tengo un sueño" hay un humor que es a
su vez su fuerza, no solo es una declaración de fe, sino una
demostración de ella; tanta confianza tiene King en que su Dios y su
pueblo le darán la razón que no solo puede enfrentarse a los "violentos
racistas" de Alabama, sino que es también capaz de reírse de ellos. Pero
mi sueño no tuvo fe, no tuvo pueblo, no estuvo inspirado en frases
bíblicas o en aforismos oximorónicos que inundan las redes sociales en la actualidad; no,
mi sueño fue ver y oír a dos personas hablando de la vida y
especialmente sobre la lealtad, el respeto y de cómo hacer políticas para mantener el poder; mi sueño involucraba a dos personajes de
¿ficción?, mi sueño fue un sueño delineado como una forma de pesadilla pero
sin crearme miedo ni horror; no debería de haber tenido ese sueño porque estos
personajes no han debido de invadir mis fantasías eróticas o mis traumas
acumulados que se dan riendas sueltas al amparo de la luna, pero ocurrió así. Este sueño
particular tuvo puntos de encuentros, azares, reflexiones, surrealismo, en ese sueño vi y escuché a Hugo Chávez y a Tony Soprano hablando en
un bar -sin stripers- ni capos a los alrededores, ni miembros del Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV); mientras ellos conversaban yo hacía el papel de un barman
budista, porque estaba vestido como un budista, con retazos de telas
roja y azafrán, un budista que sirve whisky a Tony y café a Hugo porque como barman budista sé que quien sirve es
servido en el servicio. Tony Soprano bebe su whisky
Santory, Hugo Chávez bebe café colombiano teniendo un tazón de helado Coppelia certificado esperándolo.
Sé que era un bar, parecido al cielo ideal de un bohemio, estábamos solos, yo servía el whisky y colocaba un azucarero plateado para que Chávez edulzara su café, ambos personajes hablaban sobre la lealtad, sobre el respeto, sobre las traiciones, sobre el difícil ejercicio de mantener el poder; mientras consumían sus servicios, yo recordaba la serie de los Soprano como una serie de televisión inteligente que fue marcada por la mirada psicoanalítica moderna, de tradición freudiana sobre la mente de los mafiosos; recordé que ambos; Chávez y Soprano aparecieron en 1999, como si de un mismo signo astral se tratara. Por aquel entonces yo trataba de terminar algunos proyectos, por lo que podía disfrutar de un tiempo para ver cómo la psicoanalista de Tony Soprano va tratando de conocer el origen del pánico de aquel hombre que se presenta: egocéntrico, ególatra, egoísta; paralelamente veía cómo el psiquiatra de Chávez: Edmundo Chirinos, emitía por los medios de comunicación que su cliente era una persona común y corriente y especialmente equilibrada en su hablar y actuar (¿como el mismo Chirinos que apenas "mató" a una persona?). Mientras ellos hablaban de sus psiquiatras, de sus experiencias y sus tratamientos, se lamentaban porque el tiempo que habían pasado con ellos había sido en vano.
Mientras limpiaba los vasos y las jarras de cervezas comprendía que el problema de ambos era su ceguera imbuida dentro de sus códigos morales más que un problema de psique derivado de traumas, por lo que era obvio las consecuencias de sentir que perdían el tiempo en aquellas sesiones con sus respectivos analistas. Reflexionaba, mientras ellos hablaban, o más bien mientras acusaban que su falta de éxito y felicidad completa eran promovidas por sus enemigos, reales y ficticios, lo curioso es que ambos esgrimían argumentos desde sus códigos morales, enjuiciaban a los demás como malos, perversos, traicioneros. Yo los oía y en mi mente pensaba que Tony Soprano y Hugo Chávez, a su manera, eran hombres llenos de códigos y honor (quizás porque la mafia y la milicia mantienen un sistema de castas o de jerarquías como promoción y orden de códigos para tener y otorgar respeto y poder), por ende, estos clientes en el bar estaban llenos de moral y de acérrimos juicios en contra aquellos que no compartían sus visiones.
En mi sueño recordé o mi sueño elaboró que antes de ser un budista que atiende una barra de un bar, había sido profesor de ética, que es algo como ser profesor de vacuidad, según los cánones budistas, claro mis alumnos no entendieron nada de lo que pregonaba, quizás porque había tenido mala pedagogía para estudiantes cuya principal meta es tener un título que los designen ser alguien en la vida; ellos pensaron que yo enseñaba el vacío, y no, era la vacuidad, que no es el vacío, sino que es la verdadera naturaleza de las cosas según Buddha, porque no es una nada lo que enseñaba en ética, sino que las cosas aparecen en interdependencia, pero mis alumnos juraba que enseñaba Nada. Así durante cinco años había mantenido una guerra de argumentos en el Instituto Pedagógico de Caracas (no sé por qué en mi sueño había tanta precisión de espacio) contra aquel argumento comodín que usaba todos los estudiantes y algunos profesores: todo vale. Este argumento no permite, ni puede engranar una moral y menos un pensamiento ético (de ahí que en mi sueño, la mayoría de mis exalumnos de ética retiraran mi materia al mes de cursarla conmigo porque no les validaba sus tonterías o ese argumento). Si recordamos las diversas series sobre la mafia, sobre los Yakuza, sobre los militares o cualquier institución de jerarquías, incluyendo la iglesia, podemos ver que el pensar y el actuar de los capos, generales, arzobispos, son guiados por un código de valores, aunque estos códigos atenten contra el bienestar de otras personas y en muchas ocasiones del sentido común, la libertad de pensamiento y la acción hacia la felicidad, y es que los códigos de valores y su jerarquización permiten la develación de la esencia, es decir, la esencia de las personas se muestra a través de los valores que usa; así la esencia mafiosa, militar o religiosa aparecen siempre cuando se emite y defiende sus juicios de valores, eso me hizo recordar en mi sueño las declaraciones y juicios de valores que dijo el coronel Nathan Jessep (Jack Nicholson) en la película A few good men (Algunos hombres buenos) de 1992 para justificar la muerte de un marine develando así su esencia militar.
Sé que era un bar, parecido al cielo ideal de un bohemio, estábamos solos, yo servía el whisky y colocaba un azucarero plateado para que Chávez edulzara su café, ambos personajes hablaban sobre la lealtad, sobre el respeto, sobre las traiciones, sobre el difícil ejercicio de mantener el poder; mientras consumían sus servicios, yo recordaba la serie de los Soprano como una serie de televisión inteligente que fue marcada por la mirada psicoanalítica moderna, de tradición freudiana sobre la mente de los mafiosos; recordé que ambos; Chávez y Soprano aparecieron en 1999, como si de un mismo signo astral se tratara. Por aquel entonces yo trataba de terminar algunos proyectos, por lo que podía disfrutar de un tiempo para ver cómo la psicoanalista de Tony Soprano va tratando de conocer el origen del pánico de aquel hombre que se presenta: egocéntrico, ególatra, egoísta; paralelamente veía cómo el psiquiatra de Chávez: Edmundo Chirinos, emitía por los medios de comunicación que su cliente era una persona común y corriente y especialmente equilibrada en su hablar y actuar (¿como el mismo Chirinos que apenas "mató" a una persona?). Mientras ellos hablaban de sus psiquiatras, de sus experiencias y sus tratamientos, se lamentaban porque el tiempo que habían pasado con ellos había sido en vano.
Mientras limpiaba los vasos y las jarras de cervezas comprendía que el problema de ambos era su ceguera imbuida dentro de sus códigos morales más que un problema de psique derivado de traumas, por lo que era obvio las consecuencias de sentir que perdían el tiempo en aquellas sesiones con sus respectivos analistas. Reflexionaba, mientras ellos hablaban, o más bien mientras acusaban que su falta de éxito y felicidad completa eran promovidas por sus enemigos, reales y ficticios, lo curioso es que ambos esgrimían argumentos desde sus códigos morales, enjuiciaban a los demás como malos, perversos, traicioneros. Yo los oía y en mi mente pensaba que Tony Soprano y Hugo Chávez, a su manera, eran hombres llenos de códigos y honor (quizás porque la mafia y la milicia mantienen un sistema de castas o de jerarquías como promoción y orden de códigos para tener y otorgar respeto y poder), por ende, estos clientes en el bar estaban llenos de moral y de acérrimos juicios en contra aquellos que no compartían sus visiones.
En mi sueño recordé o mi sueño elaboró que antes de ser un budista que atiende una barra de un bar, había sido profesor de ética, que es algo como ser profesor de vacuidad, según los cánones budistas, claro mis alumnos no entendieron nada de lo que pregonaba, quizás porque había tenido mala pedagogía para estudiantes cuya principal meta es tener un título que los designen ser alguien en la vida; ellos pensaron que yo enseñaba el vacío, y no, era la vacuidad, que no es el vacío, sino que es la verdadera naturaleza de las cosas según Buddha, porque no es una nada lo que enseñaba en ética, sino que las cosas aparecen en interdependencia, pero mis alumnos juraba que enseñaba Nada. Así durante cinco años había mantenido una guerra de argumentos en el Instituto Pedagógico de Caracas (no sé por qué en mi sueño había tanta precisión de espacio) contra aquel argumento comodín que usaba todos los estudiantes y algunos profesores: todo vale. Este argumento no permite, ni puede engranar una moral y menos un pensamiento ético (de ahí que en mi sueño, la mayoría de mis exalumnos de ética retiraran mi materia al mes de cursarla conmigo porque no les validaba sus tonterías o ese argumento). Si recordamos las diversas series sobre la mafia, sobre los Yakuza, sobre los militares o cualquier institución de jerarquías, incluyendo la iglesia, podemos ver que el pensar y el actuar de los capos, generales, arzobispos, son guiados por un código de valores, aunque estos códigos atenten contra el bienestar de otras personas y en muchas ocasiones del sentido común, la libertad de pensamiento y la acción hacia la felicidad, y es que los códigos de valores y su jerarquización permiten la develación de la esencia, es decir, la esencia de las personas se muestra a través de los valores que usa; así la esencia mafiosa, militar o religiosa aparecen siempre cuando se emite y defiende sus juicios de valores, eso me hizo recordar en mi sueño las declaraciones y juicios de valores que dijo el coronel Nathan Jessep (Jack Nicholson) en la película A few good men (Algunos hombres buenos) de 1992 para justificar la muerte de un marine develando así su esencia militar.
Si pensamos aquel "lugar
común" de que en la actualidad los problemas morales y éticos de las sociedades son derivados de la
enseñanza de "antivalores" exhibidas en películas, televisión o canciones como el reguetón, en el fondo lo que muestra estas
argumentaciones son juicios tontos, repetitivos, casi infantiles y aquellos que los
repiten (una gran cantidad de profesores, presentadores de radio y
televisión, y por supuesto, decenas de políticos y opinadores de oficio) piensan que sus argumentaciones y juicios son esencias realizadas desde una moral
intachable, que ellos son justos, correctos y nobles. Sencillamente las personas muy morales le gusta juzgar o que se le reconozca constantemente su esencia; hay un placer de corregir desde su visión, desde sus códigos morales, quizás para no sufrir del
pánico, de no acercarse a la perplejidad de la vacuidad, como a veces le ocurrió a Soprano y a Chávez. Ellos mientras conversan seguramente olvidarán que siempre cayeron en contradicciones entre sus propios juicios y su actuar, aunque esto parece normal, una propuesta "ética", por ejemplo de corte kantiano, exhortaría a evitar esta contradicción entre el juicio y el actuar. Mientras retiro la taza de café de Chávez recuerdo el Arte en general, a las vanguardias, a los artistas y siempre me ha parecido que realmente en el mundo de las artes está el un gran vehículo de las enseñanzas de "antivalores", y no sé por qué lo asocio a un video que siempre recurro a él para explicar cómo la moral, la censura y el arte crea un triángulo curioso como el de las Bermudas y que se pueden apreciar aquí.
Las personas morales como Chávez y Soprano se pasan emitiendo juicios morales a expensas, generalmente, de una instancia superior con respecto a los otros juicios que emiten los Otros para no validarlos, así que Tony por ser el Jefe de la familia Soprano, sus juicios serán axiomas para que su familia los acaten. Los que a veces pasaron por alto Chávez y Soprano, es que sus juicios siempre eran una "doxa" llena de irrelevancias, como bien lo argumento Platón en República, Menón y Timeo. Recuerdo las opiniones de Soprano sobre su tío, porque éste hacía cunilinguis a su amante, o sus juicios sobre las drogas que hacía a su sobrino, aunque él abusaba de ellas, o su juicio sobre lo justo frente a las otras familias de Nueva Jersey y Nueva York, o sobre el concepto de "familia", o sobre la identidad con la italianidad; en cada capítulo podíamos oír sus juicios sobre las mujeres mostrándose como un machistas consumado, sus juicio sobre la educación, sobre la política, sobre la vida y la muerte, todos sus juicios los podemos apreciar en la serie y hallar cómo obtenía placer en sus enuciados y más, cuando Silvio, Paulie, Bobby Bacala o Vito lo celebraban, igualmente podríamos seguir similar análisis en cada !Aló Presidente! que realizó Chávez. Soprano y Chávez siguen conversando, no hay música, creo que no se ponen de acuerdo, no pueden ponerse de acuerdo, ambos asumen sus primacías en valores musicales, pero no son valores, en el fondo hay una diversidad de realizaciones esenciales, porque hay diversos modos de existencia y eso no significa que unas sean buenas y otras sean malas, o que la tarantela italiana sea superior a la música llanera, simplemente hay diferencias, distinciones cuantitativas que todos buscan fundamentar.
Chávez y Soprano hablan de sus valores, en el fondo similares porque mantienen jerarquías, además ambos son "capos" a su manera y medida, todo el mundo lo sabe y ambos se jactaban de serlo, aunque en el fondo sabían que no era políticamente correcto tener una posición de "capo", de no "cazar moscas", pero cómo mantener el poder, el respeto, la lealtad. Sus subordinados deben permitir sus actitudes, sus excesos y discursos, porque es en el "permiso" donde se hacer al Otro poderoso, invistiéndolo de "Amo", de esa forma el "capo" se siente "protegido" dentro de los límites que él siempre transgrede y que quizás se le escapó a Hegel en su análisis del amo y el esclavo. Vuelvo a servir otro whisky Santory a Tony, Chávez comienza a disfrutar de su helado Coppelia, ambos se miran y se preguntan mutuamente si puede haber otra forma para tener respeto y lealtad mientras se es un "capo", un miembro alpha de una manada, ¿debemos mostrar todas nuestras fuerzas antes los retadores o sólo una parte? Mientras ellos hablan pienso que el respeto es vital para la moral de la mafia, el respeto es lo que le pide don Corleone a Bonasera cuando le dice aquellas frases a inicio del El Padrino: "pero ahora vienes a mí a decir: Don Corleone, pido justicia, y pides sin ningún respeto, no como un amigo, ni siquiera me llamas padrino. En cambio vienes a mi casa el día de la boda de mi hija a pedirme que mate por dinero". ¿Por qué el respeto es tan vital en la mafia, en la vida cotidiana, en el quehacer de las personas? Muchas veces cuando daba una clase de ética, de vacuidad, según mi sueño, recordaba que hablábamos sobre el "respeto" y luego le pedía definiciones a mis alumnos llegando a la misma paradoja: ninguno de mis estudiantes podía explicar qué era el respeto, era como si le preguntara qué es el tiempo ¿qué es el tiempo?... ¿qué es el respeto? y antes ambas pregunta siempre tenía una respuesta similar a la que dio san Agustín sobre el tiempo: "Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al quien me lo pregunta, no lo sé". Todos quieren ser respetados y dicen la sentencia que toda madre enseña a su hijo: "si quieres respeto: respeta". Pero Soprano no respetaba, Don Corleone no respetaba, Chávez no respetaba, ellos deben ser respetados, son jefe de manadas, sus subordinados deben mostrar siempre respeto por una sencilla lógica de jerarquía que implica en saber en cuál lugar del orden están, quienes están arriba, quiénes están abajo; la jerarquía merecen respeto o por lo menos es una manera obscena de mostrarlo. Esto tiene una lógica, el soldado debe respeta al capitán, el capo al don, los jóvenes a los mayores, los miembros de un partido a su fundador para que la institución, levantada desde las jerarquías funcione, pero ¿entre dos personas de la misma jerarquía, es decir, entre dos simples seres humanos, entre una pareja de enamorados, entre dos amigos, cómo se da el respeto? Emmanuel Lévinas explicaba que la moral y la ética comenzaban con un: "después de usted", así que a veces ponía a mis alumnos a imaginarse en un ascensor y les preguntaba en cuáles momentos decían: "después de usted". Todos cometían el error de entender esta sentencia como "pase usted delante", olvidando que también implica "vengo después de usted" y no llego a mí mismo, a mi responsabilidad más que desde el Otro. El Otro está ahí antes que yo y recibo la presencia del Otro que me precede. La situación no es que el Otro deba o quiera pasar antes que yo, sino decir, "después de usted"; es lo primero que le digo al Otro como Otro, reconocerlo como ser, un ser que no es al menos que se perciba. El respeto exige la patencia del Otro como lugar, como escenario para desarrollar mis resposabilidades, sin el Otro no hay responsabilidades, no hay respeto, solo "capos" y soldados merodeando el poder.
Soprano y Chávez siguen hablando, yo pienso que las mafias en general y las jerarquías nacen en los lugares con anomia, lugares sin ley. Así en las zonas carente de ley en el antiguo Japón, me contaba Mi Amiga Japonesa, los bakuto (博徒)y los tekiya(的屋)es decir, los jugadores profesionales y los vendedores ambulantes establecieron el orden, las normas, ellos son los antepasado de los yakuza, de las bandas, de las familias. La mafia, la iglesia, el ejercito, son estructuras que buscan crear normas, ley y especialmente control dentro de un grupo, y para mantenerlas crean jerarquías, ambiciones y relaciones de fidelidad, bien sea a través de la manipulación del sentimiento de justicia (mafia), del espíritu nacionalista (ejercito) o de la incongruente fe (religión), estas estructuras tienen en común su lucha contra otras estructuras similares pero de dirección y pensamiento opuestos y estos encuentros entre dos estructuras jerarquizadas y manipulando el mismo fin, es lo que permite concebir al enemigos; lo curioso es que la relación con los enemigos es lo que da el carácter ético a un grupo o a una persona. A diferencia de la moral, la ética no juzga, la moral siempre define a un hombre por lo que es, mientras que una ética define al hombre por lo que puede, por su potencia, pero esa potencia no es lo que quiere, es lo que tiene a nivel existencial y no esencial. Es decir un moralista, un jefe de mafia, un general, un cardenal, un político, no definirá al hombre por lo que puede, sino por lo que es, por lo que es de derecho. Entonces Soprano y Chávez definen y son definidos por ser "jefes", por liderar familias, por buscar justicia, pero no por los modos de existencia, por "hacer algo" o "sufrir algo". La ética de Tony Soprano, sus modos de existencias se vinculan con los modos de existencias del tirano y para que este se de se necesitan subordinados, esclavos, creyentes que sufran; curiosamente, Soprano, el tirano, el sacerdote, el comandante, el nacionalista, no son seres potente, no tienen potencia, aunque parezcan que tienen poder: militar, político, económico, espiritual, pero a decir verdad, a decir como Spinoza en su Ética, libro IV, son impotentes. Ellos necesitan entristecer la vida. Las personas de poder necesitan entristecer la vida de sus súbditos porque no hay terror que no tenga como base una especie de tristeza colectiva. Y es que los afectos es lo que llena las potencias del hacer y del sufrir de los individuos, son las posibilidades de la potencia lo que permite pensar éticamente algo. Todos las personas que rodearon a Soprano fueron inducidos al terror y vivieron en una constante tristeza aunque hicieran orgías y barbacoas, empezando por el mismo "capo" Soprano, pienso en esta posibilidad y veo a Chávez como un niño devorando su helado y percibo que ha hecho triste a un país entero, aunque muchos crean que el dolor que sufren es un resultado lógico de una revolución.
Al final Chávez comenta que tiene unos compromisos, se despide de Soprano, Tony me pide otro whisky y mientras Chávez cierra la puerta del bar, me dice en confidencia Tony: "Chávez es algo ingenuo porque no ve los negocios de la familia". Soprano me cuenta que Chávez le habló de proyectos a futuro, como si fuera un evangelista y no de las posibilidades reales de los negocios de una familia, Soprano piensa que lo están engañando, o que alguien hace con él lo que Tony hace con Júnior, su tío; colocándolo como jefe mientras él mueve el poder, así su tío es el rostro representativo de la mafia, el que sale en la televisión, el que cree que tiene el poder, pero es el que terminará loco y aislado en un pabellón, para Soprano, Chávez es la cara de una revolución, el que sale en la televisión, el que cree que tiene el poder, pero para Tony es sólo una máscara de una maquinaria que vela por los valores de una particular familia.
Yo sigo limpiando los vasos, Tony paga y se va, tiene que eliminar la competencia, debe crear más tristeza, y quizás en esa medida pueda seguir siendo un líder, el Otro o los Otros deben sufrir en sus actos de existencia o deben eliminarse todas sus posibilidades y hacerlos tristes, lo que me hace ver un razonamiento poco ético. Ahora estoy solo en el bar y mi sueño termina con un mantra, el de la interdependencia, aquel mantra que recoje las palabras de Asaji: "Om ye dharma hetuprabhava hetun tesan tathagato hyavadate tesan ca yo nirodha evam vadi mahasramana" - "Todo los fenómenos nacen de una causa; esas causas las ha enseñado el Tathagata. En cuanto a la cesación de esas causas, eso también lo ha enseñado el Buddha", y que me enseñó una mujer un día antes de dar una clase de ética y unos días antes de que ella muriera en mis sueños.
Las personas morales como Chávez y Soprano se pasan emitiendo juicios morales a expensas, generalmente, de una instancia superior con respecto a los otros juicios que emiten los Otros para no validarlos, así que Tony por ser el Jefe de la familia Soprano, sus juicios serán axiomas para que su familia los acaten. Los que a veces pasaron por alto Chávez y Soprano, es que sus juicios siempre eran una "doxa" llena de irrelevancias, como bien lo argumento Platón en República, Menón y Timeo. Recuerdo las opiniones de Soprano sobre su tío, porque éste hacía cunilinguis a su amante, o sus juicios sobre las drogas que hacía a su sobrino, aunque él abusaba de ellas, o su juicio sobre lo justo frente a las otras familias de Nueva Jersey y Nueva York, o sobre el concepto de "familia", o sobre la identidad con la italianidad; en cada capítulo podíamos oír sus juicios sobre las mujeres mostrándose como un machistas consumado, sus juicio sobre la educación, sobre la política, sobre la vida y la muerte, todos sus juicios los podemos apreciar en la serie y hallar cómo obtenía placer en sus enuciados y más, cuando Silvio, Paulie, Bobby Bacala o Vito lo celebraban, igualmente podríamos seguir similar análisis en cada !Aló Presidente! que realizó Chávez. Soprano y Chávez siguen conversando, no hay música, creo que no se ponen de acuerdo, no pueden ponerse de acuerdo, ambos asumen sus primacías en valores musicales, pero no son valores, en el fondo hay una diversidad de realizaciones esenciales, porque hay diversos modos de existencia y eso no significa que unas sean buenas y otras sean malas, o que la tarantela italiana sea superior a la música llanera, simplemente hay diferencias, distinciones cuantitativas que todos buscan fundamentar.
Chávez y Soprano hablan de sus valores, en el fondo similares porque mantienen jerarquías, además ambos son "capos" a su manera y medida, todo el mundo lo sabe y ambos se jactaban de serlo, aunque en el fondo sabían que no era políticamente correcto tener una posición de "capo", de no "cazar moscas", pero cómo mantener el poder, el respeto, la lealtad. Sus subordinados deben permitir sus actitudes, sus excesos y discursos, porque es en el "permiso" donde se hacer al Otro poderoso, invistiéndolo de "Amo", de esa forma el "capo" se siente "protegido" dentro de los límites que él siempre transgrede y que quizás se le escapó a Hegel en su análisis del amo y el esclavo. Vuelvo a servir otro whisky Santory a Tony, Chávez comienza a disfrutar de su helado Coppelia, ambos se miran y se preguntan mutuamente si puede haber otra forma para tener respeto y lealtad mientras se es un "capo", un miembro alpha de una manada, ¿debemos mostrar todas nuestras fuerzas antes los retadores o sólo una parte? Mientras ellos hablan pienso que el respeto es vital para la moral de la mafia, el respeto es lo que le pide don Corleone a Bonasera cuando le dice aquellas frases a inicio del El Padrino: "pero ahora vienes a mí a decir: Don Corleone, pido justicia, y pides sin ningún respeto, no como un amigo, ni siquiera me llamas padrino. En cambio vienes a mi casa el día de la boda de mi hija a pedirme que mate por dinero". ¿Por qué el respeto es tan vital en la mafia, en la vida cotidiana, en el quehacer de las personas? Muchas veces cuando daba una clase de ética, de vacuidad, según mi sueño, recordaba que hablábamos sobre el "respeto" y luego le pedía definiciones a mis alumnos llegando a la misma paradoja: ninguno de mis estudiantes podía explicar qué era el respeto, era como si le preguntara qué es el tiempo ¿qué es el tiempo?... ¿qué es el respeto? y antes ambas pregunta siempre tenía una respuesta similar a la que dio san Agustín sobre el tiempo: "Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al quien me lo pregunta, no lo sé". Todos quieren ser respetados y dicen la sentencia que toda madre enseña a su hijo: "si quieres respeto: respeta". Pero Soprano no respetaba, Don Corleone no respetaba, Chávez no respetaba, ellos deben ser respetados, son jefe de manadas, sus subordinados deben mostrar siempre respeto por una sencilla lógica de jerarquía que implica en saber en cuál lugar del orden están, quienes están arriba, quiénes están abajo; la jerarquía merecen respeto o por lo menos es una manera obscena de mostrarlo. Esto tiene una lógica, el soldado debe respeta al capitán, el capo al don, los jóvenes a los mayores, los miembros de un partido a su fundador para que la institución, levantada desde las jerarquías funcione, pero ¿entre dos personas de la misma jerarquía, es decir, entre dos simples seres humanos, entre una pareja de enamorados, entre dos amigos, cómo se da el respeto? Emmanuel Lévinas explicaba que la moral y la ética comenzaban con un: "después de usted", así que a veces ponía a mis alumnos a imaginarse en un ascensor y les preguntaba en cuáles momentos decían: "después de usted". Todos cometían el error de entender esta sentencia como "pase usted delante", olvidando que también implica "vengo después de usted" y no llego a mí mismo, a mi responsabilidad más que desde el Otro. El Otro está ahí antes que yo y recibo la presencia del Otro que me precede. La situación no es que el Otro deba o quiera pasar antes que yo, sino decir, "después de usted"; es lo primero que le digo al Otro como Otro, reconocerlo como ser, un ser que no es al menos que se perciba. El respeto exige la patencia del Otro como lugar, como escenario para desarrollar mis resposabilidades, sin el Otro no hay responsabilidades, no hay respeto, solo "capos" y soldados merodeando el poder.
Soprano y Chávez siguen hablando, yo pienso que las mafias en general y las jerarquías nacen en los lugares con anomia, lugares sin ley. Así en las zonas carente de ley en el antiguo Japón, me contaba Mi Amiga Japonesa, los bakuto (博徒)y los tekiya(的屋)es decir, los jugadores profesionales y los vendedores ambulantes establecieron el orden, las normas, ellos son los antepasado de los yakuza, de las bandas, de las familias. La mafia, la iglesia, el ejercito, son estructuras que buscan crear normas, ley y especialmente control dentro de un grupo, y para mantenerlas crean jerarquías, ambiciones y relaciones de fidelidad, bien sea a través de la manipulación del sentimiento de justicia (mafia), del espíritu nacionalista (ejercito) o de la incongruente fe (religión), estas estructuras tienen en común su lucha contra otras estructuras similares pero de dirección y pensamiento opuestos y estos encuentros entre dos estructuras jerarquizadas y manipulando el mismo fin, es lo que permite concebir al enemigos; lo curioso es que la relación con los enemigos es lo que da el carácter ético a un grupo o a una persona. A diferencia de la moral, la ética no juzga, la moral siempre define a un hombre por lo que es, mientras que una ética define al hombre por lo que puede, por su potencia, pero esa potencia no es lo que quiere, es lo que tiene a nivel existencial y no esencial. Es decir un moralista, un jefe de mafia, un general, un cardenal, un político, no definirá al hombre por lo que puede, sino por lo que es, por lo que es de derecho. Entonces Soprano y Chávez definen y son definidos por ser "jefes", por liderar familias, por buscar justicia, pero no por los modos de existencia, por "hacer algo" o "sufrir algo". La ética de Tony Soprano, sus modos de existencias se vinculan con los modos de existencias del tirano y para que este se de se necesitan subordinados, esclavos, creyentes que sufran; curiosamente, Soprano, el tirano, el sacerdote, el comandante, el nacionalista, no son seres potente, no tienen potencia, aunque parezcan que tienen poder: militar, político, económico, espiritual, pero a decir verdad, a decir como Spinoza en su Ética, libro IV, son impotentes. Ellos necesitan entristecer la vida. Las personas de poder necesitan entristecer la vida de sus súbditos porque no hay terror que no tenga como base una especie de tristeza colectiva. Y es que los afectos es lo que llena las potencias del hacer y del sufrir de los individuos, son las posibilidades de la potencia lo que permite pensar éticamente algo. Todos las personas que rodearon a Soprano fueron inducidos al terror y vivieron en una constante tristeza aunque hicieran orgías y barbacoas, empezando por el mismo "capo" Soprano, pienso en esta posibilidad y veo a Chávez como un niño devorando su helado y percibo que ha hecho triste a un país entero, aunque muchos crean que el dolor que sufren es un resultado lógico de una revolución.
Al final Chávez comenta que tiene unos compromisos, se despide de Soprano, Tony me pide otro whisky y mientras Chávez cierra la puerta del bar, me dice en confidencia Tony: "Chávez es algo ingenuo porque no ve los negocios de la familia". Soprano me cuenta que Chávez le habló de proyectos a futuro, como si fuera un evangelista y no de las posibilidades reales de los negocios de una familia, Soprano piensa que lo están engañando, o que alguien hace con él lo que Tony hace con Júnior, su tío; colocándolo como jefe mientras él mueve el poder, así su tío es el rostro representativo de la mafia, el que sale en la televisión, el que cree que tiene el poder, pero es el que terminará loco y aislado en un pabellón, para Soprano, Chávez es la cara de una revolución, el que sale en la televisión, el que cree que tiene el poder, pero para Tony es sólo una máscara de una maquinaria que vela por los valores de una particular familia.
Yo sigo limpiando los vasos, Tony paga y se va, tiene que eliminar la competencia, debe crear más tristeza, y quizás en esa medida pueda seguir siendo un líder, el Otro o los Otros deben sufrir en sus actos de existencia o deben eliminarse todas sus posibilidades y hacerlos tristes, lo que me hace ver un razonamiento poco ético. Ahora estoy solo en el bar y mi sueño termina con un mantra, el de la interdependencia, aquel mantra que recoje las palabras de Asaji: "Om ye dharma hetuprabhava hetun tesan tathagato hyavadate tesan ca yo nirodha evam vadi mahasramana" - "Todo los fenómenos nacen de una causa; esas causas las ha enseñado el Tathagata. En cuanto a la cesación de esas causas, eso también lo ha enseñado el Buddha", y que me enseñó una mujer un día antes de dar una clase de ética y unos días antes de que ella muriera en mis sueños.
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