Mujer japonesa emitiendo palabras mágicas |
Los hombres nos reunimos para hablar, a veces para fumar y beber, pero siempre para hablar. |
¿Se acuerdan dónde dejamos nuestra juventud? |
私が馬鹿ですか |
Para algunos judíos las palabras implican poder, de ahí que mi madre de niño me dijera que escribiera: D-ios, con el guión separando la palabra, para referirme al creador, es decir, para no escribir la palabra e invocar a D-ios en vano, igualmente me contaba historias como la del Golem, según ella, éste "monstruo" llevaba grabado en su frente palabras mágicas que le daba vida, palabras esotéricas, impronunciables y que son los nombres de D-ios; luego me explicó también, que el Golem tenía escrito la palabra Emet 「אמת」que puede entenderse como "La Verdad", y si a esta palabra le quitaba la primera letra, teníamos la palabra Met 「מת」que puede entenderse como "La muerte", así el Golem sería destruido. Para el mundo judío las palabras son sagradas, importantes, vitales, y más cuando están escritas, de ahí que los Torah se entierren en catacumbas como los cuerpos humanos.
El poder de la palabra también es reconocida por la cultura japonesa, de ahí que una de sus herencias sea el concepto de Kotodama o Kototama 『言 霊』que podemos entender como "espíritu de la palabra". Esto hace referencia a la creencia japonesa derivadas del shintoímos y budismo que promueven que hay poderes místicos habitando en las palabras y nombres, de ahí la existencia de omamori『お守り』protecciones escritas que se consiguen en los templos y los sūtra (सूत्र), o aquel infinito repetir de palabras orales o escritas y que apreciamos en profundidad en aquel fantástico cuento titulado:『耳なし芳一』y que podemos traducir como: Hōichi el juglar desorejado. Aquí se narra la historia de Hōichi, un juglar ciego que realiza cantos frente a las tumbas de los Heiké obedeciendo a una llamada de un fantasma, ante esta situación su vida corre peligro y un amigo monje le explica que sólo colocando palabras sagradas o sūtras escritos por todo su cuerpo podrá salvarse, pero no escribieron en sus orejas, y cuando el fantasma se enfrentó al juglar ciego, se las quitó.
Es posible que esta herencia del Kotodama haya creado inhibiciones para expresiones soeces, porque aquello que se pronuncia puede ocurrir. Pienso que muchos Venezolanos, Colombianos, Españoles, Mexicano, no consideren que las palabras posean este poder, de ahí que se regalen, que lo soez a veces sea criterio de opinión y de expresión y que en algunos RAP se exalte dichas expresiones y por eso quizás nuestra cotidianidad está tan cargada de violencia y humillaciones. En fin, quizás con el tiempo comprendamos que mucha de las cosas que no nos ocurre es porque no sabemos nombrarlas.
Palabras e imágenes llenan nuestras creencias |
Mujeres conversando alguna realidad cerca de un templo en New Delhi. |
Wovon man nicht sprechen kann, darüber muss man schweigen |
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