Las personas envían y reenvían reflexiones de filósofos como Zizek Slavoj o Byung Chul Han, Yuval Noah Harari, y algunos pocos, para ser equilibrados políticamente, envían reflexiones de pensadoras como: Susan Haack, Martha Nussbaum o Adela Cortina con su precisa categoría de Aporafobia para explicar ciertos comportamientos con los emigrantes. Recibimos a lo largo de nuestra estar en la Web cientos de análisis para entender los nuevos protocolos sobre el por qué usar o no mascarillas o gel, igualmente para comprender los nuevos mandatos y normas para el uso de una ¨nueva normalidad¨. Por supuesto hay cientos de personas que citan o creen citar desde Platón hasta Arendt, pasando por Descartes y Nietszche, y a veces citan a un amigo divulgador o influence para explicar estas nuevas formas de vivir donde resaltan los teletrabajos, dar clases por una computadora, temer a lo externo generando agorafobia; esto posiblemente a fructificado ahora en tener poca capacidad para concentrarse, ya que leer un libro por una o dos horas se ha vuelto para muchos una tarea titánica entre la atrofia de una realidad saturada de whatsapp, noticias, necesidad de comunicación, y una angustia constante sobre las nuevas economías, empleos, amores y muerte(s); y todo ello, muchas veces, dentro del espacio de la casa, del apartamento, de la habitación, del confinamiento, lugares que a su vez se han vuelto sala de cine, discoteca, restaurante, biblioteca, gimnasio, creando un caos de espacio y tiempo que presenta esta Posmodernidad-covid-19 a nuestro alrededor y que podemos resumir en: Todo dentro, nada afuera.
Pocos citan a Afred Whitehead, Edmund Husserl, Henri Bergson o Jean Paul Sartre, quizás porque estos filósofos son menos prácticos para pensar la biopolítica existente, es decir, estudiar la normalización de conductas en las poblaciones, y una vez establecidas, el estudio de la anatomopolítica donde el individuo ya acepta las normas como normal, sendas áreas de estudios fueron establecidas por Foucault en sus análisis sociales y especialmente en su curso: Los anormales, donde habló de «la ciudad apestada», contrastando el modelo de expulsión de individuos que se utilizaba, por ejemplo, para controlar la lepra, con el de reclusión de poblaciones, que servía en el caso de la peste. Allí Foucault subraya en cómo el control de la enfermedad se hacía mediante un control territorial, marcando y demarcando cada espacio, desde casas particulares hasta barrios, desde regiones enteras y hasta un no habitual control de fronteras. Cómo todo, todos somos sometidos a incesante escrutinios, observados, revisados, chequeados, y de nuevo caemos en el mismo bucle, sentimiento que se profundiza al entrar a una tienda donde nos apuntan con una pistolita para controlar nuestra temperatura en la frente, una hora después, entramos a otra tienda, otra pistolita, y así sin darnos cuentas entramos en un continuo, otro rasgo que distinguiría esta Posmodernidad-covid-19.
Muchos filósofos, como Sartre quedaron como algo lejano, casi sin importancia, aunque sus temas de trabajos hayan sido meditados profundamente como el de la libertad, concepto que está de boca a boca por estos días pero sin ritmo ni melodía. Para Sartre era importante considerar que la libertad no tuviera ningún condicionamiento, ni de tipo esencial, ni de tipo racional, pues cualquier condición que limita la libertad de principio choca con cualquier propuesta argumentativa que busque explicar una biopolítica integral que trate de establecerse en la Posmodernidad-covid-19. Esta libertad ontológica previa a esencia de alguna manera curiosamente la intuía Foucault, porque para él la libertad se entiende como lo que sujeta al individuo a una forma de poder, de ahí lo importante de la libertad como resistencia, como desformación de esa sujeción al poder. en otras palabras, la libertad implicaría pensarla como un modo de subjetivación gubernamental y en relación con ciertas prácticas éticas y reflexivas del sujeto consigo mismo y con los demás; conclusión parecida a la de Sartre en la medida de que esta libertad que estoy condenado a vivir debe también enlazarse y desarrollarse con las libertades de los demas. No obstante, la condición finita del ser humano tropieza con los sueños utópicos y reiterativos al pensar que el poder de la ciencia y la técnica, darán al hombre una libertad absoluta sobre sí mismo y sobre el mundo, y este sentimiento creo que es otra capa que barniza esta Posmodernidad-covid-19.
Lo curioso es que el problema de una gran cantidad de filósofos ha sido dedicarse a interpretar el hombre desnudo, pero creo que desde esta epoca Posmoderna-covid-19 necesitaremos vestir a homo sapiens con la tecnología, con sus smathphones, audífonos, Apps, tables, y demás gadget, si lo pensamos así, aquel pasaje que está en las primeras paginas de El Ser y la Nada de Sartre, nos mostraría por qué éste pensador ha pasado por debajo de la mesa, por qué su ontología y pensamientos sobre la libertad parecen obsoleto, quedando únicamente la idea de que el infierno, o el mal, son los otros. En esta Posmodernidad-covid-19 se evalúa muy altas las reflexiones de Foucault por sus tejidos con el poder y por supuesto, una sobrestimación de las miradas de Zizek y Byung porque integran la tecnología y la cultura pop en sus pensamientos, por lo que hago un ejercicio de usar un smartphone para buscar a Pedro dentro de las páginas de El Ser y la Nada.
En el libro El Ser y la Nada nos narra Sartre en sus primeras páginas acerca de una cita con Pedro a las cuatro en un café: "Llego con un cuarto de hora de retraso; Pedro es siempre puntual: ¿me habrá esperado? Miro el salón, a los parroquianos y digo: «No está aquí». ¿Hay una intuición de la ausencia de Pedro, o bien la negación no interviene sino con el juicio? A primera vista, parece absurdo hablar en este caso de intuición, ya que, precisamente, no podría haber una intuición de nada, y la ausencia de Pedro es esa «nada». Con todo, la conciencia popular da testimonio de esa intuición. ¿No se dice, por ejemplo: «En seguida vi que no estaba»? ¿Se trata de un simple desplazamiento de la negación? Cómo podemos pensar esa nada que la conciencia popular denomina intuición". Ahora vivimos en una época donde ni siquiera tenemos experiencias de tocar el timbre de una casa; ahora envío un whatssup y esperamos a la persona frente a la entrada del edificio, o en el caso de que Pedro nos esperara y sabemos que llegaremos tarde, envío un whatsapp a Pedro, por lo tanto aquella intuición de nada que podría percibir en el café al entrar se desvanece. Ese testimonio de percibir el "no estar aquí" va mermando por lo menos en los encuentros de café.
Sartre continúa profundizando el tema: "El café, por sí mismo, con sus parroquianos, sus mesas, sus butacas, sus vasos, su luz, su atmósfera cargada de humo y los ruidos de voces, de platillos entrechocándose, de pasos que lo llenan, es una plenitud de ser. Y todas las intuiciones de detalle que puedo tener están plenas de esos olores, colores y sonidos, fenómenos todos dotados de un ser transfenoménico". Ahora, lo curioso es que cuando las personas llegan a un cafe están en su "plenitud", o para no confundir la idea, "hartados" de sí mismos, es decir, tienen su atmósfera creada entre Spotify y YouTube por lo que no oyen la plenitud del café, no observa, sólo realiza miradas rápidas para buscar a Pedro, los parroquino, las butacas, los detalles de colores y sombras pasan desapercibidos. En el caso de no ver a Pedro al llegar al café no "intuyen" esa particular "nada", automáticamente busca a Pedro enviándole otro whatsapp, o si es posible, tratando de geolocalizarlo a través de un App. Es probable que huela el café, pero si usa una máscara de la "nueva normalidad" no sólo el aroma se pierde de su sensibilidad sino quizás el gusto, siendo quizás estos dos sentidos los únicos que le quedan para insertarse en la realidad. Ahora se reducen los sentidos y la realidad se anulan, se blanquea, merma en un dispositivo. Esta era no nos permite "intuir" una especie de "nada" que tanto dolor de cabeza le dio a Sartre en sus reflexiones, porque el entorno donde se puede desarrollar ha sido suprimido, somos unos individuo que nos estamos acostumbrandos a anular aquello que la percepción de lo digital anula, sin criticar ni perplejizarnos.
Sartre prosigue diciendo: "Análogamente, la presencia actual de Pedro en un lugar que yo no conozco es también plenitud de ser. Parece como si encontráramos en todas partes la plenitud. Pero es menester observar que en la percepción, se da siempre la constitución de una forma sobre un fondo. Ningún objeto, ningún grupo de objetos está especialmente designado para organizarse como fondo o como forma: todo depende de la dilección de mi atención. Cuando entro en ese café para buscar a Pedro, todos los objetos del café asumen una organización sintética como fondo sobre el cual Pedro está dado como debiendo aparecer. Y esta organización del café como fondo es una primera nihilización". Ahora no hay analogías, los fondos no se sintetizan para designar un objeto especial, las pantallas sintetizan los fondos, lo designable, las cosas. Sartre nos explica una dialéctica entre una plenitud que aparece desde los fondos que, por lo general, desaparecen para dar paso a un tipo de "ser", en este caso de Pedro, pero en estas páginas su "ser" no aparece, aunque ha habido un principio de nihilización que podemos entender como un hacer, una organización de los fondos, deshaciéndose de sus características para para aparecer una plenitud de un "ser", quizás de aquí el secreto y el boom de las selfies, hacemos que las cosas funcionen exclusivamente como fondo, así las selfies en su mayoría nihilizan los fondos para que un "ser" aparezca, un "ser" que es un rostro que a mayor cantidad de like quizás adquiera plenitud.
Sartre precisa durante el texto: "Cada elemento de la sala: persona, mesa, silla, intenta aislarse, destacarse sobre el fondo constituido por la totalidad de los demás objetos, y recae en la indiferenciación de ese fondo, se diluye en ese fondo. Pues el fondo es lo que no se ve sino por añadidura, lo que es objeto de una atención puramente marginal. Así, esa nihilización primera de todas las formas, que aparecen y se sumergen en la total equivalencia de un fondo, es la condición necesaria para la aparición de la forma principal, que en este caso es la persona de Pedro". Quizás Ahora, a diferencia de los tiempos de Sartre, el fondo percibe su nihilización, por lo que una de las críticas que más se vierten en la red, es aquella donde las personas están conectadas frente a su pantalla de smartphone mientras caminan, manejas, estudian, comparten, aman, rien y lloran; disolviendo las cosas, nihlizando los fondos, los objetos, que marginalmente están al lado de la pantalla como puede ser los padres, los amigos, las parejas, los profesores, o sencillamente alguien que se decubre como fondo, nihilizado, marginado, anulado. Es este sentimiento que no aferra a veces en los trenes cuando nos sentamos y divisamos como todos miran sus pantallas de smartphone, descubriendo el observante esa sensación de ser un fondo que se desvanece de la realidad de todos aquellos que los rodean. De ahí el joven que no entiende que su profesor pierda la compustura cuando usa su smartphone en clase, no se ha tenido conciencia de que lo ha nihilizado.
Sartre continúa: "Esa nihilización se da a mi intuición; soy testigo del sucesivo desvanecimiento de todos los objetos que miro, y en particular de los rostros que por un instante me retienen («¿no es ése Pedro?») y que se descomponen al momento, precisamente porque «no son» el rostro de Pedro. No obstante, si finalmente descubriera a Pedro, mi intuición se llenaría con un elemento sólido; me quedaría de pronto fascinado por su rostro, y todo el café en torno de él se organizaría como presencia discreta". Ahora los elementos sólidos no aparecen con el descubrimiento del rostro de Pedro, porque le hemos avizado de nuestra tardanza, lo hemos geolocalizado, sabemos que está en el punto de Google Earth o Map apunta, no se vuelve sólido, sencillamente lo atrapamos como en el juego de Pokemon Go. Pareciera entonces que la realidad sólo se vuelve sólida en los escándalos, en los morbos, en las tragedias, en los ridículos. Las personas dejan de ver su smartphone en esas situaciones y apuntan sus cámaras para grabar esas circunstancias sólidas que se introduce en su móvil y que esperan que resalten con muchos like para asegurar una narración por algun tiempo dentro de su hartazgo digital y escribir por Instagram que el video del suicida que se lanzó desde las alturas de algún edificio, es de él, y cómo esa entrada sólida de la realidad lo conmovió.
Ya finalizando la búsqueda de Pedro, Sartre reflexiona sobre la negación: "La negación es denegación de existencia. Por ella, un ser (o un modo de ser) es primero afirmado y luego rechazado a la nada. (...) Pero estamos aquí en la esfera de la conciencia. Y la conciencia no puede producir una negación sino en la forma de conciencia de negación. Ninguna categoría puede «habitar» la conciencia y residir en ella a la manera de una cosa. El no, como brusco descubrimiento intuitivo, aparece como conciencia (de ser), conciencia del no. En una palabra, si el ser está doquiera, entonces ya no sólo, como lo quiere Bergson, es inconcebible la Nada: del ser no se derivará jamás la negación. La condición necesaria para que sea posible decir no es que el no-ser sea una presencia perpetua, en nosotros y fuera de nosotros; es que la nada infeste el ser". La negación, es una forma de resistencia porque infesta al Ser, se plantea como necesaria para la libertad que de una u otra manera conciben tanto Sartre como Foucault, y esta anida en la conciencia. Es la conciencia, ese absoluto no sustancial que se enfrenta al Ser, ese acontecimiento absoluto, que no tiene más explicación posible que la de ser un puro hecho contingente, el cual sólo podemos constatar pero no justificar con razones, de ahí que diga Sartre: "La conciencia no es la realización de una posibilidad: surge en el seno del ser, crea y sostiene su propia esencia. La conciencia existe por sí y no tiene causa. La existencia pasiva—la de un sujeto que no actuase— es impensable. Renunciando a la primacía del conocimiento, hemos descubierto el ser del cognoscente y encontrado lo absoluto. Un absoluto no-sustancial". Pero nos preguntamos cómo la conciencia como causa, como actividad, se desplaza entre pantallas, de desgenera como resitencia, se transforma en mera contingencias, parece que la conciencia tiene que "habitar" en el pensamiento, en las App, en lo políticamente correcto o conveniente, así ya nuestras conciencias necesitan razones para justificarse, para ser aceptada y dale existencias a través de likes.
De lo anterior observamos que buscar a Pedro se ha convertido en una actividad de ciencia ficción que no imaginó Sartre, pero sus categorías como: fondo, nihilizacón, conciencia, libertad, aparición de lo pleno, pueden seguir explicando esta Posmodernidad-covid-19 hasta que una tarde, en la Web aparezcan enmascarado anunciando un nuevo mundo, donde el mirar fuera de las pantallas será penalizado, el tener conciencia, un acto de reveldía con castigos severos, donde la realidad entrará por tragedias, dramas y comedias controladas y los individuos entiendan que su anatomopolítica es perfecta y necesaria porque no existe ninguna mejor, anterior o futura.
Muchos filósofos, como Sartre quedaron como algo lejano, casi sin importancia, aunque sus temas de trabajos hayan sido meditados profundamente como el de la libertad, concepto que está de boca a boca por estos días pero sin ritmo ni melodía. Para Sartre era importante considerar que la libertad no tuviera ningún condicionamiento, ni de tipo esencial, ni de tipo racional, pues cualquier condición que limita la libertad de principio choca con cualquier propuesta argumentativa que busque explicar una biopolítica integral que trate de establecerse en la Posmodernidad-covid-19. Esta libertad ontológica previa a esencia de alguna manera curiosamente la intuía Foucault, porque para él la libertad se entiende como lo que sujeta al individuo a una forma de poder, de ahí lo importante de la libertad como resistencia, como desformación de esa sujeción al poder. en otras palabras, la libertad implicaría pensarla como un modo de subjetivación gubernamental y en relación con ciertas prácticas éticas y reflexivas del sujeto consigo mismo y con los demás; conclusión parecida a la de Sartre en la medida de que esta libertad que estoy condenado a vivir debe también enlazarse y desarrollarse con las libertades de los demas. No obstante, la condición finita del ser humano tropieza con los sueños utópicos y reiterativos al pensar que el poder de la ciencia y la técnica, darán al hombre una libertad absoluta sobre sí mismo y sobre el mundo, y este sentimiento creo que es otra capa que barniza esta Posmodernidad-covid-19.
Lo curioso es que el problema de una gran cantidad de filósofos ha sido dedicarse a interpretar el hombre desnudo, pero creo que desde esta epoca Posmoderna-covid-19 necesitaremos vestir a homo sapiens con la tecnología, con sus smathphones, audífonos, Apps, tables, y demás gadget, si lo pensamos así, aquel pasaje que está en las primeras paginas de El Ser y la Nada de Sartre, nos mostraría por qué éste pensador ha pasado por debajo de la mesa, por qué su ontología y pensamientos sobre la libertad parecen obsoleto, quedando únicamente la idea de que el infierno, o el mal, son los otros. En esta Posmodernidad-covid-19 se evalúa muy altas las reflexiones de Foucault por sus tejidos con el poder y por supuesto, una sobrestimación de las miradas de Zizek y Byung porque integran la tecnología y la cultura pop en sus pensamientos, por lo que hago un ejercicio de usar un smartphone para buscar a Pedro dentro de las páginas de El Ser y la Nada.
En el libro El Ser y la Nada nos narra Sartre en sus primeras páginas acerca de una cita con Pedro a las cuatro en un café: "Llego con un cuarto de hora de retraso; Pedro es siempre puntual: ¿me habrá esperado? Miro el salón, a los parroquianos y digo: «No está aquí». ¿Hay una intuición de la ausencia de Pedro, o bien la negación no interviene sino con el juicio? A primera vista, parece absurdo hablar en este caso de intuición, ya que, precisamente, no podría haber una intuición de nada, y la ausencia de Pedro es esa «nada». Con todo, la conciencia popular da testimonio de esa intuición. ¿No se dice, por ejemplo: «En seguida vi que no estaba»? ¿Se trata de un simple desplazamiento de la negación? Cómo podemos pensar esa nada que la conciencia popular denomina intuición". Ahora vivimos en una época donde ni siquiera tenemos experiencias de tocar el timbre de una casa; ahora envío un whatssup y esperamos a la persona frente a la entrada del edificio, o en el caso de que Pedro nos esperara y sabemos que llegaremos tarde, envío un whatsapp a Pedro, por lo tanto aquella intuición de nada que podría percibir en el café al entrar se desvanece. Ese testimonio de percibir el "no estar aquí" va mermando por lo menos en los encuentros de café.
Sartre continúa profundizando el tema: "El café, por sí mismo, con sus parroquianos, sus mesas, sus butacas, sus vasos, su luz, su atmósfera cargada de humo y los ruidos de voces, de platillos entrechocándose, de pasos que lo llenan, es una plenitud de ser. Y todas las intuiciones de detalle que puedo tener están plenas de esos olores, colores y sonidos, fenómenos todos dotados de un ser transfenoménico". Ahora, lo curioso es que cuando las personas llegan a un cafe están en su "plenitud", o para no confundir la idea, "hartados" de sí mismos, es decir, tienen su atmósfera creada entre Spotify y YouTube por lo que no oyen la plenitud del café, no observa, sólo realiza miradas rápidas para buscar a Pedro, los parroquino, las butacas, los detalles de colores y sombras pasan desapercibidos. En el caso de no ver a Pedro al llegar al café no "intuyen" esa particular "nada", automáticamente busca a Pedro enviándole otro whatsapp, o si es posible, tratando de geolocalizarlo a través de un App. Es probable que huela el café, pero si usa una máscara de la "nueva normalidad" no sólo el aroma se pierde de su sensibilidad sino quizás el gusto, siendo quizás estos dos sentidos los únicos que le quedan para insertarse en la realidad. Ahora se reducen los sentidos y la realidad se anulan, se blanquea, merma en un dispositivo. Esta era no nos permite "intuir" una especie de "nada" que tanto dolor de cabeza le dio a Sartre en sus reflexiones, porque el entorno donde se puede desarrollar ha sido suprimido, somos unos individuo que nos estamos acostumbrandos a anular aquello que la percepción de lo digital anula, sin criticar ni perplejizarnos.
Sartre prosigue diciendo: "Análogamente, la presencia actual de Pedro en un lugar que yo no conozco es también plenitud de ser. Parece como si encontráramos en todas partes la plenitud. Pero es menester observar que en la percepción, se da siempre la constitución de una forma sobre un fondo. Ningún objeto, ningún grupo de objetos está especialmente designado para organizarse como fondo o como forma: todo depende de la dilección de mi atención. Cuando entro en ese café para buscar a Pedro, todos los objetos del café asumen una organización sintética como fondo sobre el cual Pedro está dado como debiendo aparecer. Y esta organización del café como fondo es una primera nihilización". Ahora no hay analogías, los fondos no se sintetizan para designar un objeto especial, las pantallas sintetizan los fondos, lo designable, las cosas. Sartre nos explica una dialéctica entre una plenitud que aparece desde los fondos que, por lo general, desaparecen para dar paso a un tipo de "ser", en este caso de Pedro, pero en estas páginas su "ser" no aparece, aunque ha habido un principio de nihilización que podemos entender como un hacer, una organización de los fondos, deshaciéndose de sus características para para aparecer una plenitud de un "ser", quizás de aquí el secreto y el boom de las selfies, hacemos que las cosas funcionen exclusivamente como fondo, así las selfies en su mayoría nihilizan los fondos para que un "ser" aparezca, un "ser" que es un rostro que a mayor cantidad de like quizás adquiera plenitud.
Sartre precisa durante el texto: "Cada elemento de la sala: persona, mesa, silla, intenta aislarse, destacarse sobre el fondo constituido por la totalidad de los demás objetos, y recae en la indiferenciación de ese fondo, se diluye en ese fondo. Pues el fondo es lo que no se ve sino por añadidura, lo que es objeto de una atención puramente marginal. Así, esa nihilización primera de todas las formas, que aparecen y se sumergen en la total equivalencia de un fondo, es la condición necesaria para la aparición de la forma principal, que en este caso es la persona de Pedro". Quizás Ahora, a diferencia de los tiempos de Sartre, el fondo percibe su nihilización, por lo que una de las críticas que más se vierten en la red, es aquella donde las personas están conectadas frente a su pantalla de smartphone mientras caminan, manejas, estudian, comparten, aman, rien y lloran; disolviendo las cosas, nihlizando los fondos, los objetos, que marginalmente están al lado de la pantalla como puede ser los padres, los amigos, las parejas, los profesores, o sencillamente alguien que se decubre como fondo, nihilizado, marginado, anulado. Es este sentimiento que no aferra a veces en los trenes cuando nos sentamos y divisamos como todos miran sus pantallas de smartphone, descubriendo el observante esa sensación de ser un fondo que se desvanece de la realidad de todos aquellos que los rodean. De ahí el joven que no entiende que su profesor pierda la compustura cuando usa su smartphone en clase, no se ha tenido conciencia de que lo ha nihilizado.
Sartre continúa: "Esa nihilización se da a mi intuición; soy testigo del sucesivo desvanecimiento de todos los objetos que miro, y en particular de los rostros que por un instante me retienen («¿no es ése Pedro?») y que se descomponen al momento, precisamente porque «no son» el rostro de Pedro. No obstante, si finalmente descubriera a Pedro, mi intuición se llenaría con un elemento sólido; me quedaría de pronto fascinado por su rostro, y todo el café en torno de él se organizaría como presencia discreta". Ahora los elementos sólidos no aparecen con el descubrimiento del rostro de Pedro, porque le hemos avizado de nuestra tardanza, lo hemos geolocalizado, sabemos que está en el punto de Google Earth o Map apunta, no se vuelve sólido, sencillamente lo atrapamos como en el juego de Pokemon Go. Pareciera entonces que la realidad sólo se vuelve sólida en los escándalos, en los morbos, en las tragedias, en los ridículos. Las personas dejan de ver su smartphone en esas situaciones y apuntan sus cámaras para grabar esas circunstancias sólidas que se introduce en su móvil y que esperan que resalten con muchos like para asegurar una narración por algun tiempo dentro de su hartazgo digital y escribir por Instagram que el video del suicida que se lanzó desde las alturas de algún edificio, es de él, y cómo esa entrada sólida de la realidad lo conmovió.
Ya finalizando la búsqueda de Pedro, Sartre reflexiona sobre la negación: "La negación es denegación de existencia. Por ella, un ser (o un modo de ser) es primero afirmado y luego rechazado a la nada. (...) Pero estamos aquí en la esfera de la conciencia. Y la conciencia no puede producir una negación sino en la forma de conciencia de negación. Ninguna categoría puede «habitar» la conciencia y residir en ella a la manera de una cosa. El no, como brusco descubrimiento intuitivo, aparece como conciencia (de ser), conciencia del no. En una palabra, si el ser está doquiera, entonces ya no sólo, como lo quiere Bergson, es inconcebible la Nada: del ser no se derivará jamás la negación. La condición necesaria para que sea posible decir no es que el no-ser sea una presencia perpetua, en nosotros y fuera de nosotros; es que la nada infeste el ser". La negación, es una forma de resistencia porque infesta al Ser, se plantea como necesaria para la libertad que de una u otra manera conciben tanto Sartre como Foucault, y esta anida en la conciencia. Es la conciencia, ese absoluto no sustancial que se enfrenta al Ser, ese acontecimiento absoluto, que no tiene más explicación posible que la de ser un puro hecho contingente, el cual sólo podemos constatar pero no justificar con razones, de ahí que diga Sartre: "La conciencia no es la realización de una posibilidad: surge en el seno del ser, crea y sostiene su propia esencia. La conciencia existe por sí y no tiene causa. La existencia pasiva—la de un sujeto que no actuase— es impensable. Renunciando a la primacía del conocimiento, hemos descubierto el ser del cognoscente y encontrado lo absoluto. Un absoluto no-sustancial". Pero nos preguntamos cómo la conciencia como causa, como actividad, se desplaza entre pantallas, de desgenera como resitencia, se transforma en mera contingencias, parece que la conciencia tiene que "habitar" en el pensamiento, en las App, en lo políticamente correcto o conveniente, así ya nuestras conciencias necesitan razones para justificarse, para ser aceptada y dale existencias a través de likes.
De lo anterior observamos que buscar a Pedro se ha convertido en una actividad de ciencia ficción que no imaginó Sartre, pero sus categorías como: fondo, nihilizacón, conciencia, libertad, aparición de lo pleno, pueden seguir explicando esta Posmodernidad-covid-19 hasta que una tarde, en la Web aparezcan enmascarado anunciando un nuevo mundo, donde el mirar fuera de las pantallas será penalizado, el tener conciencia, un acto de reveldía con castigos severos, donde la realidad entrará por tragedias, dramas y comedias controladas y los individuos entiendan que su anatomopolítica es perfecta y necesaria porque no existe ninguna mejor, anterior o futura.
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