Es posible que de Haruki Murakami todo el mundo opine, hable, critique,
se abstenga o despotrique del escritor japonés, por lo tanto, lo anterior es una señal de que su
escritura incomoda a propios y extraños, y pienso que eso es bueno para cualquier escritor. Haruki Murakami me ha ayudado, junto con otros escritores a pensar Japón, así que he realizado algunos artículos sobre Murakami Haruki para revistas académicas (ejemplo), y pensaba cómo tratarlo en mi blog, donde no hay normas APA, ni se necesita colocar bibliografías, ni detalles fastidiosos como los pies a páginas para escribir. Y lo trato como un amigo que es inteligente y obsesivo con algunos temas que siempre son recurrentes en su pluma; así, por ejemplo, el problemas de la religiosidad en Japón siempre están presentes en sus obras. De la religiosidad podemos rastrear ideas que nacen del atentado que alteró la normalidad en Japón por la secta religiosa "Verdad Suprema": オウム真理教『おうむしんりきょう』que en 1995 hizo
un acto de terrorista con gas sarín en el subterráneo de Tokyo. Murakami Haruki no pasó por alto este incidente y se ha transformado en un eslabón y en un tabú para entender la cultura
japonesa. En su libro de ensayo Underground, Murakami Haruki realiza reflexiones sobre algunas entrevistas a los sobrevivientes
del atentado subterráneo, y de estas entrevistas saca ideas para la construcción de personajes como lo será Nakata en Kafka en la Orilla,así como conformar parte de los hilos conductores de su última apuesta literaria: 1Q84,donde solapadamente muestra los trasfondos de las sectas en realidades densas, autocráticas, paternales y a veces absurdas, porque... ¿sabemos? que para cada fin, para cada realización hay una secta a la orden.
Secta de Asahara Shōkō: "Verdad Suprema". Observamos un cartel de publicidad de tipo: "Pare de sufrir" pero mostrándonos la "real legión de las hermosas" 美女軍団の素顔 Esta secta causó realizó el atentado de Tokyo con gas sarín el 20 de marzo de 1995 y el hecho se refleja en varias novelas de Murakami.
Las obsesiones de Murakami abarcan varios problemas de la sociedad japonesa: educativos, económicos, políticos, culturales, haciendo énfasis en la música clásica y el jazz como vehículos de globalización de su escritura. Murakami constantemente riza el rizo de sus obsesiones, y por supuesto, una de ellas se ubica en la construcciones de mundos emociones, donde la soledad es protagonista. Me encanta
cómo mi amigo inteligente y obsesivo presenta los problemas afectivos, así como las posibilidades o imposibilidades de la acción comunicativa que nos hacen seres humanos, y creo que uno de sus mejores escritos donde concentra estos problemas de la comunicación y de los afectos es un cuento titulado Tony Takitani,ト二滝谷. La historia es
simple: Tony Takitani es un hombre solitario, hijo de un músico japonés
que le pone un nombre exótico a un hijo de la raza Yamato y esta situación nos ayudará a ver ciertas grietas en la cultura japonesa. El padre coloca el nombre de Tony para marcar los cambios que se acercan al Japón, cambios debido a la perdida de la guerra, cambios por la incursión del Jazz, de la Coca Cola, de la modernidad, de perder una guerra; así su nombre nace junto a la modernización de Japón, paralelo a la ocupación de los EE.UU., simultáneo a la soledad contemporánea. Escribe Murakami: "El comandante sugirió ponerle al niño su nombre, Tony. El nombre de Tony, lo mires como te lo mires, no parece muy adecuado para un niño japonés, pero si era apropiado o no, al comandante ni siquiera se le pasó por la cabeza. Shozaburo Takitani, al llegar a casa, escribió «Tony Takitani» en un papel, lo pegó en la pared y lo estuvo contemplando durante unos cuantos días. «¿Tony Takitani? Pues no está mal, pensó. La era americana aún continuaría durante algún tiempo y tal vez fuese una buena idea ponerle al niño un nombre americano. A lo mejor le sería útil. Sin embargo, para el niño que llevaba ese nombre, la vida no fue precisamente un camino de rosas. En la escuela se burlaban de él llamándolo mestizo, y la gente, cuando pronunciaba su nombre, ponía cara de extrañeza o de desagrado. La mayoría se lo tomaba como una broma de mal gusto e incluso había quien se enfadaba. Cierto tipo de personas, por el mero hecho de estar frente a un niño que se llamara de ese modo, sentía cómo se le abrían las viejas heridas del pasado."Estas líneas del cuento marcan el discurso racista que ha imperado en los ultraconservadores japoneses ya que se desvía de la estructura de lo puro y de lo impuro que es uno de los núcleos de la cultura japonesa. La pureza y sus sinónimos son visto como el alto grado de perfección que debe tener una persona, un objeto o una idea, todo lo demás que esté contaminado o impuro, deja mucho que desear a millones de personas, pero esto sólo son las bases de los discursos racistas en Japón, de este país que retrata narrativamente Murakami Haruki y que realiza el gesto de las mezcolanzas, ya que entre cada página lo puro y lo impuro se mezcla. Podemos apreciar visualmente este problema en películas como Go(2001) de Isao Yukisada; en principio pensé que tenía que ver con el juego de Go 『碁』o Igo 『囲碁』pero realmente tenía que ver con el racismo que aún subsiste entre los japoneses y los coreanos. La película sintetiza una historia de amor entre un coreano y una japonesa y cómo esta relación es vista por ellos mismo y sus familiares, una historia de Romeo y Julieta, una "historia de amor", y como tal, llena de discursos racistas y tergiversados.
Trailer de la película GO, hecho para el público japonés, en el hay una escena donde los jóvenes dicen su más profundo secreto antes de hacer por primera vez el amor, él dice que es Coreano, y ella le dice que los chinos y coreanos le dan asco. Así entre golpes y retos el joven coreano busca su destino dentro de un mundo altamente jerarquizado como es Japón.
Nuestro personaje Tony se sentirá desplazado, ausente, y progresivamente se volverá solitario como cientos de personas en Japón, en Venezuela o en cualquier parte del Mundo. Pero es que la soledad es una condición humana que genera la mayor de las fobias: autofobia, con la diferencia de que en estos países asiáticos se las han apañado para sentirse bien consigo mismo sin pensar en los aislamientos. Reflexiono que mucho de los desarrollos tecnológicos que se realizan en Japón han sido creados para pasarla bien solo, desde el mítico Walkman de los 80 hasta el IPhone del siglo XXI, aparatos que lo que nos hacen es estar conectados con otros, pero para disfrutarlo hay que estar en soledad. Uno puede ir a un café y ver a los jóvenes y algunas personas mayores conectados, dentro de una profunda meditación, todos concentrados frente a sus pantallas, aunque sus amigos o novias esté allí, frente a ellos. Cada desarrollo tecnológico nos permite resolver nuestra mayor fobia: estar solo con uno mismo
Japón permite nuestras soledades de una manera eficiente y cómoda, y la tecnología del siglo XXI apunta hacia ese objetivo, no necesitar de nadie físicamente sino virtualmente, eso sí, debes tener dinero para comprar IPhone, consumir Internet, y a veces pagar por las compañías tecnológicas que te evitará pasar una mala noche.
Tony es un reproductor de exactitud, de ahí que pueda reproducir en dibujos su entorno, de ahí que fuera ilustrador, no artista como es el sueño de cientos de personas que saben dibujar: "En una época como aquélla, en la que los jóvenes se rebelaban con violencia contra el poder y el sistema, casi ninguna de las personas que lo rodeaban valoraba aquellos dibujos tan extremadamente prácticos. Al mirarlos, los profesores de bellas artes, no tenían más remedio que sonreír. Sus condiscípulos le criticaban su falta de contenido ideológico. A su vez, Tony Takitani no lograba encontrarles la gracia a los dibujos «con contenido ideológico» de sus compañeros. A sus ojos, eran inmaduros, feos e inexactos. Una vez fuera de la universidad, la situación dio un vuelco. Gracias a su técnica extremadamente práctica, realista y utilitarista, a Tony Takitani nunca le faltó el trabajo." Lo práctico envuelve a Japón, nada absolutamente nada tiene sentido si no posee un halo práctico, utilitario, funcional, evolutivo, de ahí que cuando Japón "abrió" sus puertas a Occidente durante el 『ばくまつ、幕末』, es decir el último período de la Época Edo『江戸時代』(1853 - 1867), el filósofo que más leyó el Emperador Meiji fue a Herbert Spencer con quien intercambió cartas, y parte la nueva constitución japonesa de esa época fue inspirada por las obras de John Stuart Mill, o por lo menos así nos lo insinúa Lafcadio Hearn, admirador de ambos filósofos que constantemente nombra en su libro: Japón un intento de interpretación.
Lafcadio Hearn que tomó el nombre de 小泉八雲 『こいずみやくも』al radicarse en Japón
El trabajo es un fin en si mismo en Japón que inicia al hombre a ser hombre y no se percibe como un medio de subsistencia, mientras que en otras culturas, ser un hombre implicaría tener un hijo en edades tempranas -como ocurre en varias regiones de Latinoamérica-, o matar un león -como ocurría en antiguas culturas desaparecidas del África-, o hacer un acto de fe -como en la celebración del Benei Mitzvá para la cultura judía-, en Japón el entrar a una empresa luego de terminar la universidad da la titularidad de hombre, es decir que hasta los 24 años eres un niño, o por lo menos muchas madres y mujeres lo ven así. Nuestro Tony Takitani es un hombre, tiene un trabajo, tiene dinero, pero descubrirá un vacío, una profunda oquedad difícil de llenar y que percibe cuando se enamora; pues hasta los seres más extraños del mundo también se enamoran; por eso ángeles, demonios, vampiros y una que otra bestia, se la pasan enamorándose de los humanos y haciendo sagas para la televisión o el cine, ¿por qué no nuestro Tony Takitani? Nuestro personaje se enamora de una joven a la que le lleva quince años, no sabe por qué, pero no hay explicaciones, se casan luego de ponderar una posible felicidad en estar juntos. Hasta aquí parecen los argumentos de una
película de Woody Allen; pero la felicidad de la joven no radicará en la compañía de la pareja, sino en el uso del verbo comprar. Ella es una compradora compulsiva y va llenando su vida y la existencia de Tony
de ropas, zapatos y abrigos, hasta que, cual drama japonés, muere repentinamente. Y hasta aquí habría una obra con un final propio de Curzio Malaparte; pero Murakami logra ir más allá del final, de dejarnos en un suspenso agrio para adentrarnos en uno más complejo emocional, social y culturalmente. La esposa ha dejado cuartos llenos de ropas y zapatos y nuestro protagonista no sabe qué hacer con lo que era de "ella", por lo que decide contratar a una joven con las mismas medidas y tallas de su mujer para que use las ropas, los zapatos, los abrigos, las carteras y rescatar así la esencia de ella, lo único que tiene que hacer la empleada contratada es presentarse todos los días vestida con las prendas de la muerta a la oficina de Tony Takitani, y a veces atender el teléfono. En principio parece una solución bizarra, pero miles de soluciones en nuestras civilizaciones han sido bizarras. La novela nos muestra ese sentido de vida que está sustentado en tener, en comprar, en coleccionar, y aunque millones de personas en el mundo vean esto con desagrado y busquen argumentos espirituales, racionales o ecológicos, es una verdad de perogrullo, que comprar da felicidad a los otros millones de individuos que recorren los caminos de los shopping malls.
Mi Amiga Japonesa comprando una cartera en Shibuya-ku
Las personas son felices comprando, buscan ese placer de ser especiales, de mandar y dominar sobre un acto de consumo. Conozco a varias personas cuya felicidad merodea en el comprar cosas, adquirir objetos, mostrar juguetes y así son felices, obviamente lejos de lo que consideraba Epicuro como felicidad, pero esta felicidad derivada de las compras es una emoción real. Y es que con esta coda, Murakami Haruki muestra el concepto de felicidad que rodea a millones de japoneses y que se resume con el verbo comprar. Desde Mi Amiga Japonesa, pasando por sus amigas, por mis amigos, el comprar ropa, un bolso, una libro o el mercado de la semana, se vuelve una experiencia estética, religiosa, suprema. Mi Amiga Japonesa compra carteras, tiene varias, de tamaños y colores, y sigue comprando, sus ojos se abren frente a las talabarterías, y a veces su conversación es sobre el diseño de un bolso, de un monedero. A principio no le di importancia, hasta que un día observé que una parte de la habitación se estaba llenando de bolsos vacíos. Le dije, como Tony Takitani le dijo a su esposa: "tienes que controlarte, ¿necesitas todo esto?". Luego de comprarse un bolso al mes, ahora compra uno cada tres meses, o por lo menos eso me ha dicho, aunque sigo viendo más y más carteras por el apartamento. La compulsión va y viene y nadie se salva. Una noche le comenté este cuento de Murakami, pero nunca lo había leído, así que curiosamente ella halló una versión fílmica del cuento para que lo viéramos.
Cartel de la película Tony Takitani
Las obras fílmicas inspiradas en las obras de Murakami Haruki son básicamente tres: Norwegian Wood, (2010) de Tran Anh Hung, y All god´s children can dance(2007) de Robert Logevall; y Tony Takitani (2004) de Jun Ichikawa. El filme que nos concierne, termina aquí con la quema de las posesiones de la esposa, una vez que la mujer contratada decide dejar el bizarro trabajo; mostrando un vació que comenzará a llenar a Tony de nuevo, pero en el cuento, el final llega con la muerte del padre, con aquel que de una u otra forma le dio, a través de su nombre, un sentido de vida, pero no una atención paternal, y con la muerte de su padre llega su herencia: una colección de disco de Jazz. "Llamó a una tienda de discos de segunda mano y les pidió que tasaran la colección. Como había muchos discos valiosos que ya no se grababan desde hacía mucho tiempo, le reportó un buen dinero. Una cifra suficiente para poder adquirir un coche pequeño, pero eso, a él, no le importaba. Cuando aquel montón de discos desapareció, Tony Takitani se quedó, entonces sí, completamente solo". Quizás la máxima soledad no ocurra con la muerte, con la quema de las cosas, sino con la pérdida de nuestras herencias.
Trailer de la película, donde la música y planos minimalistas la hacen de un factura excelente, y por supuesto, a veces me pregunto si no habrá dentro de mí un pequeño Tony, viendo una felicidad entre ciento de carteras
y pensando el momento en que mis últimas herencias llegarán y se perderán.
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