martes, 3 de abril de 2012

SEXTA PÁGINA



Orquídeas
Abril en Japón es un mes de flores, de Sakura, de salir a ver sus brotes y llegar a un árbol y descansar bajo su sombra y comer algo liviano y beber algo fuerte, lo que en Venezuela es en mayo, pero sin salir a ver flores y sin sentarse bajo ninguna sombra e ir a comer abundantemente dentro de algún restaurante, sólo las orquídeas mostrándose en algunos lugares especiales nos recuerdan que algo comienza de nuevo. Las flores abren ciertos sentidos que a veces olvidamos: el olfato, la vista, el tacto, y a veces el gusto. Oler una flor, mirar sus colores, tocar sus pétalos y a veces morderlas nos dan una perspectiva de la novedad, ¿oír una flor? algo ya metafórico, es entrar en el mundo de las hadas y de los duendes.
Sakura
Las flores poseen la imagen de lo armonioso, de lo dedicado, de lo femenino,  de lo admirable, transformándose en un oxímoron de lo masculino, por lo que ver a un hombre con flores siempre es causa de comentarios alegres o displicentes. En varias culturas las flores funcionan como adornos, como ofrendas a los dioses, como preámbulos de amores y siempre me he preguntado por qué. Creo que una respuesta aleatoria sería que las flores fueron las primeras experiencias estéticas del ser humano, que aparecen y desaparecen, que no son constantes ni crea miedos, que se transforman, que atrapan las miradas y nos acercamos para apreciarlas y reflexionar sobre lo efímero, la reproducción, el tiempo y el amor. 

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