フランツ カフカ |
Dibujo de Kafka viendo hacia el "Oriente" |
Hikikomori y su visión virtual |
Obviamente en Corea la comunicación de emociones y sentimientos son "distintos" entre los padres y los jóvenes, así como en América Latina. Sí un joven se encierra en su casa en Corea, en su cuarto, lo más seguro es que la madre o el padre entre y le de unos buenos golpes. Hay cientos de películas coreanas donde los golpes se dan sin muchas consideraciones al novio, al hijo, al estudiante; o en el caso particular de mis experiencias, si me hubiera encerrado en mi cuarto (sin Intenet, ni móvil, apenas con un Atari y seis cartuchos), la orden autoritaria de mi madre como las siguientes eran común y corriente: "o estudias o trabajas degenerado, pero no vivirás de vago en mi casa", con énfasis en el adjetivo posesivo. Ante esta gramática, la pregunta es por qué no hacen las mismas resoluciones, énfasis o golpes en el país del sushi y el sake. Una posible respuesta y lugar común es la falta comunicación relacionada en la dinámica familiar, como los animales de Kafka; pero otra no tan común es que las familias niponas están insertadas en una sociedad obsesiva por el control: del tiempo, de los espacios, de las emociones, de la sexualidad, del cuerpo, de los conocimientos a priori y a posteriori, y para lograrlo usan el verbo planificar en todas sus conjugaciones.
Aunque cierre y bloquee la puerta, una sierra social la atraviesa al menos que los padres no quieran |
El control familia puede ser el efecto más temido en las sociedades posmodernas, en las familias se transmiten los mitos y las verdades. |
Entre el cuarto de Gregor y un Hikikomori la tecnología marca la diferencia del control |
Dibujo de Kafka de un Hikikomori sin Internet |
El hikikomori es un estorbo cuando no logra la finalidad que es "ser" lo que su familia espera de él. Gregor a lo largo del cuento siente ese peso, lo narra, quiere establecer otros puentes con sus padres, con la hermana que en principio le da de comer, que muestran conmiseración, pero los puentes no se construyen, sino que las orillas se alejan hasta solidificar los límites. La isla donde Gregor y el hikikomori vivirán será una orilla alejada de todo, hasta que en algún momento desaparezca en silencio o deje de estorbar en los planes familiares, y es posible que se realice una muerte metafísica pura, la pérdida de la "esencia" por el "deber ser" y luego la pérdida del "deber ser" por la "nada". Quizás de aquí la idea de un "Kafka en la orilla" o de un "hikikomori en la orilla", de un Kafka que funciona como metáforas de las personas que se apartan de todo con el fin de huir hacia el centro de sus encierros y percatarse allí que son seres vacíos que han sido mal programados, diseñados o planificados por sus padres.
Estimado, gracias por esas luces que nos traes del Oriente. Me seduce esa idea de ver al gran K. como escritor chino. Ahora que lo pienso, no sé si de pronto hay relación entre el sinólogo de Auto de Fe y la admiración de Canetti por Kafka; en fin, nunca nos cansaremos del gran judío de Praga. Lo otro que pienso al leer tu texto es que no parece muy envidiable la filosofía de vida de los japoneses. Paradojas: tanto el socialismo anacrónico como el capitalismo más darwiniano son propicios para la proliferación de hikikomoris. Va un gran abrazo.
ResponderEliminarUna reflexión muy interesante: De Kafka a los "hikimoris", pasando por Elias Canetti. Me apunto tu blog en mi lista. Saludos desde el Mediterráneo.
ResponderEliminarGracias Antoni... saludos desde una pequeña ciudad Japonesa...
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