lunes, 12 de noviembre de 2012

MI AMIGA JAPONESA Y KAFKA CONVERSANDO CON LOS HIKIKOMORI

フランツ カフカ
A Mi Amiga Japonesa no le gustan las cucarachas, así que cuando le comenté que uno de mis cuentos favoritos, el personaje se transforma en una especie de cucaracha, ella sencillamente me dijo que no le interesaba leer acerca de cucarachas. Yo la dejé dibujando, viendo película, saliendo con amigas y quizás comprándose un bolso; en ese espacio de soledad, me sumergir algunos fines de semana en releer algunos cuentos de Franz Kafka, especialmente La Metamorfosis, 『変身』porque de una u otra manera, sentí que algo en mi mente asociaba a Kafka con Oriente y no era el libro de Murakami Haruki Kafka en la orilla. En principio no sabía claramente qué, pero leyendo a Kafka recordé a Elías Canetti, autor que justificó mi tesis de licenciatura en Letras y su ensayo: El otro proceso. Las cartas de Kafka a Felice, en este ensayo, el premio Nobel comenta: "Kafka podría figurar, por muchos de sus relatos, en los anales de la literatura china. A partir del siglo XVIII, la literatura europea ha hecho suyos muchos temas de la tradición china. Pero el único escritor realmente chino por esencia que puede ofrecer Occidente es Kafka". Sí, Kafka posee algo "oriental" que me ha hechizado y quizás inconscientemente el cuentista checo haya sido el "escritor oriental" que más he releído, y ahora viviendo en este "Lejano Oriente" que me abriga y tengo que justificar en mi pensar y sentir, siento que mi visión de Kafka se modifica en la medida en que vivo en el viejo reino de geishas y samuráis. Releo el cuento La colonia penitenciaria y detallo que el oficial le dice con sarcasmo al visitante: "Un gran investigador de Occidente con la misión de examinar los procedimientos judiciales en todos los países, acaba de decir que nuestro procedimiento, según la vieja costumbre, es inhumano". Y sí, Kafka es un oriental, que ve cómo occidente (lo) juzga como si fuera un pueblo bárbaro, así como a veces los orientales juzgan de criminales ciertas acciones, pensamientos y criterios de Occidente, aunque muchos los adoptan e inclusive llegan a amarlo. 
Dibujo de Kafka viendo hacia el "Oriente"
Leo La Metamorfosis y observo que hay en el fondo un problema de comunicación entre el personaje y lo que lo rodea y que Gille Deleuze en su libro Kafka por una literatura menor, insinúa pero no profundiza ya que al final se mantiene dentro de su jerga analítica: "El animal no habla `como´ un hombre, sino que extrae del lenguaje tonalidades sin significación; las palabras mismas no son `como´ animales, sino que trepan por su cuenta, ladran y pululan, ya que son perros propiamente lingüísticos, insectos o ratones. Hace vibrar secuencias, abrir la palabra hacia intensidades interiores inauditas, en pocas palabras: un uso intensivo asignificante de la lengua. Todavía más, de esa misma manera ya no hay sujeto de la enunciación, ni sujeto del enunciado: ya no es el sujeto del enunciado el que es un perro, puesto que el sujeto de la enunciación sigue siendo `como´ un hombre; ya no es el sujeto de la enunciación el que es `como´ un escarabajo, puesto que el sujeto del enunciado sigue siendo un hombre; sino un circuito de estados que forma un devenir mutuo, en el interior de un dispositivo necesariamente múltiple o colectivo." Y si, quizás uno de los problemas que brillan en la obra del "oriental" Kafka sea los problemas de comunicación, del reconocimiento del otro desde su expresión, desde sus palabras o gemidos, por eso al terminar de leer el cuento La Metamorfosis de Kafka no pude dejar de asociar a aquel insecto que Mi Amiga Japonesa no le gusta con los Hikikomori『引きこもり、引き蘢り』Aunque lo traducen como un individuo que se retira de la sociedad, me gusta más la definición de individuo que se encierra dentro de sí, porque el retiro tiene algo de romántico, de aquellos retiros místicos para hallar a Dios, una verdad o a masturbarse sin que lo vea otra persona y lo cuestione. En japonés podemos usar la palabra Tojikomori『閉じこもる』para dar la idea de retiro "espiritual", así que realmente tenemos a unos jóvenes que se encierran como si tuvieran la necesidad de castigarse, de censurarse, de  incomunicarse, ¿por qué? 
Hikikomori y su visión virtual
Las razones del aislamiento social son complejas, hay elementos psicológicos y culturales muy intrincados y profundos, un individuo que se encierra se separa de los demás, pero también de la vida, del existir, siente que merece la muerte y quieren desaparecer, aunque el sentimiento de "vivir" es tan fuerte que muchas personas se refugian en redes sociales como Second Life, que siendo ficticias, dan la sensación de aliviar estos castigos "sintiendo" que sus autopuniciones son leves, o quizás más sencillo: que tienen control de sus vidas. Muchas estudiosos dan por hecho de que el fenómenos del aislamiento es propio de la cultura japonesa y que deriva de una situación particular de su estructura social donde los jóvenes tienen una educación rígida, obsesiones por el éxito, por insertarse en la sociedad como trabajadores eficientes en grandes compañías, vidas altamente competitivas y pocos momentos para descubrirse como seres humanos autónomos y libres; pero los hikikomori pueden existir en todas partes, en Corea o Venezuela, pero quizás en estos países no sea un "fenómeno", es decir, algo que destaque sobre otros elementos culturales como el alcoholismo o la prostitución. Así mientras en Corea y en cierta medida en Venezuela, la sociedad exige, y de hecho creo que la sociedad coreana es más competitiva que la japonesa, y más si observo que los coreanos ganan en todo, inclusive en medallas de oro en la Olimpíadas a los japoneses e inclusive en la fama de los grupos femeninos de Pop, y pienso que le ganaría a Venezuela haciendo telenovelas; los dramas de la televisión coreana son adictivos. 
KARA es un grupo de hermosas coreanas de éxito en Japón
y por supuesto competencia ante cualquier grupo femenino
japonés, no sólo por sus canciones sino inclusive por
crear una sexualidad múltiple e incondicional.
Obviamente en Corea la comunicación de emociones y sentimientos son "distintos" entre los padres y los jóvenes, así como en América Latina. Sí un joven se encierra en su casa en Corea, en su cuarto, lo más seguro es que la madre o el padre entre y le de unos buenos golpes. Hay cientos de películas coreanas donde los golpes se dan sin muchas consideraciones al novio, al hijo, al estudiante; o en el caso particular de mis experiencias, si me hubiera encerrado en mi cuarto (sin Intenet, ni móvil, apenas con un Atari y seis cartuchos), la orden autoritaria de mi madre como las siguientes eran común y corriente: "o estudias o trabajas degenerado, pero no vivirás de vago en mi casa", con énfasis en el adjetivo posesivo. Ante esta gramática, la pregunta es por qué no hacen las mismas resoluciones, énfasis o golpes en el país del sushi y el sake. Una posible respuesta y lugar común es la falta comunicación relacionada en la dinámica familiar, como los animales de Kafka; pero otra no tan común es que las familias niponas están insertadas en una sociedad obsesiva por el control: del tiempo, de los espacios, de las emociones, de la sexualidad, del cuerpo, de los conocimientos a priori y a posteriori, y para lograrlo usan el verbo planificar en todas sus conjugaciones. 
Aunque cierre y bloquee la puerta, una sierra social
la atraviesa al menos que los padres no quieran
En Japón uno de los mayores placeres es planificarlo todo, inclusive a veces, se planifica hasta la hora y el día del nacimiento del hijo, así como dónde van estudiar, dónde pasarán las vacaciones, qué comerán, qué vestirán, quienes podrán ser sus amigos, todo se planifica, por eso una buena madre japonesa posee una agenda y varios calendarios a la mano. A diferencia de mi vida en Latinoamerica donde un domingo de vagancia llamaba al mediodía a un amigo o amiga para salir a comer o tomarnos unas cervezas, aquí hay que hacer una especie de cita médica. "¿Cuál domingo tienes libre en la tarde para reunirnos?", pregunta que hago la primera semana de noviembre a una amiga, tentativa respuesta de mi amiga viendo su agenda: "este mes tengo todos los domingos ocupados, sí quieres, nos vemos el 16 de diciembre desde las seis hasta las nueve". Le pregunto para salir el primero domingo de noviembre o en cualquier momento cercano, y ya debo planificar un domingo de diciembre, de tal hora a cual hora, un mes que ni siquiera está en mis pensamientos en el momento de la pregunta. Así enseña la sociedad japonesa: a planificar, por lo que he aprendido a planificar una semana sí y otra no. Creo que  avancé algo en esta sociedad y espero mantenerme así hasta mi muerte.
El control familia puede ser el efecto más
temido en las sociedades posmodernas, en las
familias se transmiten los mitos y las verdades.
En Japón aquellos dichos que dicen: "donde comen tres comen cuatro", o "en el camino se arregla la carga" 『荷物が道を正す』 hablando de un hijo o de tener un hijo es impensable oírlo en una calle de Japón. Las obsesiones para eliminar a la diosa fortuna son profundas; porque el control es uno de los grandes placeres para los japoneses y no hay mayor placer que controlar el futuro, especialmente el de los hijos. Se planifica un futuro exitoso para los hijos de la clase media que son la mayoría en Japón, porque los hijos de los ricos y de los pobres ya están predestinados en sus estatus, ellos no podrán cambiar su clase social por voluntades o torpezas como se ven en algunas series televisivas norteamericanas o latinas, aquí las clases extremas: rica y pobre, permanecen sin cambios, es la clase media la que puede caer o subir, así que se prepara una larga carrera para subir de estatus o por lo menos mantenerlo. Por eso en la medida en que los hijos no satisfacen las metas de su familia como: entrar en una universidad; la familia no lo pueden atracar con golpes o violentar con palabras al hijo para despabilarlo como una familia coreana o mis padres con su gramática imperativa, porque no lo ven como el culpable de sus propias situaciones sino como víctima de una mala planificación, de hecho la culpa es de los padres por ser malos planificadores, especialmente la madre, ya que normalmente el padre cumplió su deber: dar dinero para que el plan funcionase y así evita enfrentarse al problema que es su hijo, especialmente si es hikikomori. A diferencia de mis padres en Venezuela, que si no entraba en una universidad "era mí problema", y así yo tenía que resolver mí futuro, en Japón el hijo que no logra éxito en la escuela, en un concurso, en hacer "nakama"『仲間』o compañeros, o no entrar en una universidad, fue por un problema en la planificación de los padres, no del joven, los padres tienen la culpa y los hijos la vergüenza, y así una repartición de sentimientos que no se pueden arreglar hablando sencillamente, van y vienen. Así el joven se refugia en su mundo virtual de videojuegos, series televisivas, mangas, Internet, entre otras cosas porque es el único espacio que controla, que puede planificar y así, entre ver series de temporadas, jugando en una red virtual o navegando por Internet, nuestro encerrado hikikomori pasa meses, incluso años sin salir del cuarto ni a defecar, por vergüenza cuyos ribetes se pierden en la historia moral de Japón. Así los padres no entran al cuarto por un sentimiento de culpa, creándose una frontera, un límite materializado en una puerta como también lo apreciamos en el cuento La Metamorfosis de Kafka. 
Entre el cuarto de Gregor y un Hikikomori
la tecnología marca la diferencia del control
Nuestro amigo Gregor Samsa sintió una mañana al despertar, que no era el "plan" preferido que sus padres querían, no cumplió los sueños de ellos, así que ni siquiera humano se sintió, era un insecto y había ocupado ese "cuerpo" con sus ideas y emociones. Su incómodo cuerpo de "cucaracha" no lo dejaba mover con holgura, para salir de los límites, para comunicarse, para hallar respuestas entre los límites de su cuarto, Gregor sencillamente perdió la corporalidad, la humanidad, el habla, el control, el futuro, similar a los hikikomori. Asociar a los hikikomori con las cucarachas de Kafka no es sino mostrar que esta actitud de los jóvenes de aislarse del mundo es un problema que previó o ¿sintió? el escritor checo, y que los cientos de investigadores sociales que justifican el problema como una mera falta de comunicación y atención de la sociedad japonesa no han leído a Kafka, (quizás no le gustan los bichos), este problema no es exclusivo de Japón, porque un enfrentamiento entre el individuo y lo que los padres quieren que sea ese individuo tiene una larga tradición y ciento de historias, existiendo en todas las culturas y que Kafka percibió con finura. Es posible percibir a los hikikomori, como víctimas de sus padres quienes buscando respuestas a preguntas como: ¿para qué tener hijos?, ¿cuál será el destino de nuestros hijos? ¿quiero que mi hijo experimente o viva lo que yo no viví?, ¿preparo a mi hijo para que sea un Mozart o un Einstein, o ambos?, ¿en el futuro mi hijo me respetará y cuidará? etc. Los padres tratan de hallar repuestas simples, planificadas, ergonómicas, que quizás en el fondo sean resúmenes de impotencia, orgullos y egos.
Dibujo de Kafka de un Hikikomori sin Internet
En las primeras páginas de La Metamorfosis vemos a un hombre que necesita realizar una reunión "!El futuro de Gregor y su familia dependía de ello!" pero, ¿por qué varias vidas dependen del éxito de una persona?, en el fondo no es muy claro, pero cuando entran al cuarto los padres junto al Apoderado y ven a Gregor, estamos frente a una escena de estupor y vergüenza; por un lado al ver cosas fuera de orden, de lugar, lo que vuelve incomprensible la escena, aparece un insecto, una fotografía desnuda de un proyecto inacabado. A lo largo del cuento, los padres irán mostrando la impotencia, las culpas, los engaños. Luego en la medida en que el relato sigue, nos narra la historia de unos imbéciles inquilinos que aprovechan cualquier desajuste para criticar a la familia y especialmente al ver esa "repugnancia" que ha tenido escondida en la casa, detrás de una puerta, el padre deja su violín con el que amenizaba el tiempo de la noche, y comienza a pensar en cómo expulsar esa "vergüenza"; y al igual que los hikikomori, no sólo son una vergüenza en sí, sino que se evita que se conozca, como trató de hacer la familia Samsa. Son los mismos padres de los hikikomori los que evitan que se sepan aquella "humillación" ocultándolo a los vecinos, a la familia, a los amigos y por ende no buscan ayuda. Nuestro amigo Gregor al final es expulsado de la familia como cadáver, como bicho, aunque buscó básicamente un reconocimiento de los padres y su hermana que nunca se lo dieron, sencillamente dejó de ser un miembro de la familia, no completó los proyectos de los padres, de la hermana, de ahí su muerte en silencio y la nueva perspectiva que ve la familia para mudarse, para lograr el sueño de la hermana, sin aquel que estorbaba. 
Cuando el personaje explica en la novela 
Kafka en la orilla de Murakami Haruki, 
el origen del uso del apodo de Kafka dice: 
Porque Kafka, en checo, significa cuervo.
-¡Caramba! -exclama ella con cierta admiración-. 
Así que tú eres cuervo.Sí, en efecto -digo.
–Sí, en efecto —dice el joven llamado Cuervo.
El hikikomori es un estorbo cuando no logra la finalidad que es "ser" lo que su familia espera de él. Gregor a lo largo del cuento siente ese peso, lo narra, quiere establecer otros puentes con sus padres, con la hermana que en principio le da de comer, que muestran conmiseración, pero los puentes no se construyen, sino que las orillas se alejan hasta solidificar los límites. La isla donde Gregor y el hikikomori vivirán será una orilla alejada de todo, hasta que en algún momento desaparezca en silencio o deje de estorbar en los planes familiares, y es posible que se realice una muerte metafísica pura, la pérdida de la "esencia" por el "deber ser" y luego la pérdida del "deber ser" por la "nada". Quizás de aquí la idea de un "Kafka en la orilla" o de un "hikikomori en la orilla", de un Kafka que funciona como metáforas de las personas que se apartan de todo con el fin de huir hacia el centro de sus encierros y percatarse allí que son seres vacíos que han sido mal programados, diseñados o planificados por sus padres. 

3 comentarios:

  1. Estimado, gracias por esas luces que nos traes del Oriente. Me seduce esa idea de ver al gran K. como escritor chino. Ahora que lo pienso, no sé si de pronto hay relación entre el sinólogo de Auto de Fe y la admiración de Canetti por Kafka; en fin, nunca nos cansaremos del gran judío de Praga. Lo otro que pienso al leer tu texto es que no parece muy envidiable la filosofía de vida de los japoneses. Paradojas: tanto el socialismo anacrónico como el capitalismo más darwiniano son propicios para la proliferación de hikikomoris. Va un gran abrazo.

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  2. Una reflexión muy interesante: De Kafka a los "hikimoris", pasando por Elias Canetti. Me apunto tu blog en mi lista. Saludos desde el Mediterráneo.

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    1. Gracias Antoni... saludos desde una pequeña ciudad Japonesa...

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