sábado, 29 de septiembre de 2012

DÉCIMA SEGUNDA PÁGINA

Muchos me preguntan sobre mi elección el 7 de Agosto
creo que aquí en el Comic City Spark de Tokio estará,
sé que será difícil seleccionar un comic, pero es mi elección.
Ha pasado un año desde que comencé este blog-diario, un año donde continúo dudando. Un año donde tuve la oportunidad de ir a dos países que no conocía: Austria y Hungría. Pienso que ha sido un buen año de experiencias, de ideas, achaques y de bloguero. Pero este mes de Octubre veré, comiendo cotufas, lo que pasará en Venezuela. El 7 de este mes, "Venezuela cambiará", vox populi. No sé porque siento que nada cambiará, aunque todo cambie, me siento como el príncipe de Salina de la novela Il Gattopardo y me provoca decir: "Se vogliamo che tutto rimanga com'è, bisogna che tutto cambi". Desde mis primeras memorias políticas, veo a un Luis Herrera diciendo que hereda un país hipotecado y lo cambiará, luego la imagen bonchona del nefasto Lusinchi y su publicidad por la televisión donde constante trataba de enseñarnos los cambios de Venezuela hacia un primer mundo a través de las cosas que se producían: "Hecho en Venezuela", posteriormente oír al pueblo mismo alabar a Carlos Andrés Pérez y sus cambios mesiánicos, por lo que fue nuevamente "coronado" en el Teresa Carreño, "muerto" políticamente en el Caracazo, "sepultado" en su casa de La Ahumada por malversación del fondos, y "resucitado" como diputado en las elecciones de 1998, sin olvidar los gobiernos geriátricos de Velasquez y Caldera, quienes con sus visiones de estar dando una clase de historia de Venezuela, trataron de cambiar la historia misma, aunque el resultado fue realmente el quiebre del país. Obviamente en las elecciones de 1998, y contra todas las apuestas de los politólogos, se cometieron los errores más inverosímiles en la historia de una campaña electoral donde concursaron: un vejestorio analfabeto y caudillo "Alfaro", un burgués educado y como tal déspota: "Salas Romer" con 『ö』para los germanófilos, y una miss "Sáez" que ahora cuida a su bebé en Miami lejos de cosas feas e insensatas y por supuesto el macho: "Chávez" !ja, ja, ja! Venezuela no necesitaba caudillos, ni burgueses, ni mises ni meros machos, necesitaba políticos, personas serias e inteligentes que quisieran al país y no cayeran en trampas publicitarias, en la banalidad de medios de comunicación, en los clisés de autoayuda revolucionaria, o en lanzarse en el mar de la codicia sin horizonte, pero entre las opciones, el "macho" fue la opción ganadora sobre la "miss", el "vejetorio" y el "burgués". Catorce años de mero machismo político donde cada, ¿dos argumentos?, corren expresiones como: "yo no tengo miedo, quién dijo miedo", "águila no caza mosca", "rodilla a tierra carajo", "patria socialismo o muerte" (que luego, por una experiencia cercana a la muerte del mero macho, la palabra cayó en desuso y fue sustituida por otra escatológicamente correcta: amor) y así sucesivamente, aunque confieso que esta cultura machista fue callada por unos minutos, cuando Boris Izaguirre dijo de un tal librito llamado: El oráculo del guerrero, que era el libro más gay que había leído en su vida; desde ese día dejó de usarse el libro como recetario de autoayuda. Realmente mi decepción de posibilidad de cambio nació el día en que las elecciones indefinidas para la presidencia y las gobernaciones ganaron el plebiscito, ese día comprendí todo, el futuro de mi país, la estulticia del Venezolano y sus ansias de oportunismos, por eso mi autoexilio, y a veces estas jergas de añoranzas que se me escapan; ese día, 15 de febrero de 2009, descubrí que los venezolanos no queremos cambiar por más cambios que hagamos, transformándose Venezuela en la perfecta metáfora del Il Gattopardo. Queremos cambiar pero todo está igual, las quejas se repiten y todo empeora, no porque la renta petrolera baje o porque tuvimos una guerra con Guyana por el Esequibo y el país quedó devastado, no, empeora porque la carpa de nuestro circo se rasga, se agrieta, y en lugar de arreglarla, nos movemos de los asientos o compramos unas butacas chinas, para no mojarnos con las lluvias o quemarnos por el sol, y seguir disfrutando del circo, es decir, nos negamos a ver las cosas como son. No veo salidas descentes, tampoco la oposición me da ánimo, ni siquiera deseos. Chávez y Capriles me recuerdan a los únicos protagonistas de una película pornográfica filmada con el peor presupuesto de la historia, en el más inimaginable escenario surrealista, donde ellos dejan correr su propia libido en una masturbación mutua, acalorada, sin excitación pero donde un público sin rostro aplauden constantemente, en cada acto de penetración o eyaculación, es decir, una película pornográfica cuyo fin no es la excitación o el orgasmo del Otro, sino los aplausos para comprobar existencias, por eso como toda película porno, la repetición es la constante, aunque las buenas películas para adultos descubrieron la necesidad de sutiles transformaciones para mantener  la excitación del Otro, por eso se cambian las poses, los actores, los escenarios; pero en la "megaporno política venezolana" no existen cambios, son los mismos actores, las mismas poses, los mismos escenarios, es una película sin gestos, sin voz, así una e infinita veces repitiendo las mismas sentencias, las mismas secuencias, las mismas eyaculaciones precoces, en fin, hace años que deje de ver esta "pornografía totalitaria" de todos los días y sus principales promotores: La hojilla y Aló ciudadano. Siento que este es el mes de los discursos pobres, de monumentales actos circenses, de aquellos que gritan que todo es un problema de "valores" o del "imperialismo", cuando ambos gritos y gritos semejantes, me recuerdan aquellos troqueles en las monedas que se desgastan y que usaba Nietzsche como metáfora para pensar la verdad. Nos hemos acostumbrado a ver caer las cosas: los muertos, las infraestructuras, la vida, los acróbatas, Cristobal Colón, los payasos, una y otra vez, y seguramente el 7 de este mes algo caerá nuevamente desde las alturas del circo: una foca, una payaso blanco, un tigre de bengala, pero a mí no me sorprenderá, ni me enfadará, ni lo criticaré, lo que ocurra el 7 de Octubre en Venezuela, nosotros lo hemos preparado en cada elección, en cada plebiscito, en cada herencia que dejamos a nuestras generaciones de Venezolanos, cada vez más a la intemperie, a la mendicidad, a la brutalidad, a vivir en cuevas minadas. ¿Hay soluciones?, siempre hay soluciones, pero el costo que implicaría no será fácil de asimilar por "el pueblo", por "los hijos de papá y mamá", por "los intelectuales", por "el imperialismo", porque implica la eliminación del circo, del bochinche, y esto ya lo intentó Miranda y murió en la Carraca.


Una de mis leyendas urbanas favoritas: "La madrugada del 31 de julio de 1812, cuando despiertan a Miranda para anunciarle que sus propios oficiales lo detienen. Se levanta sereno e impasible; con su mano izquierda alza el brazo en que Soublette lleva una lámpara, para iluminar la triste escena. Contempló a cada uno de los circunstantes y dijo: «Bochinche, bochinche, esta gente no sabe hacer sino bochinche». Más que un gesto de profundo desengaño, era la voz del oráculo que anunciaba los tormentosos anales de nuestra larga desunión civil.
Para tener una idea "visual" de lo que digo les invito a ver estos repetitivos recuerdos.



miércoles, 19 de septiembre de 2012

MI AMIGA JAPONESA Y EL SILENCIO

Portada del libro de Endō Shūsaku
El silencio『沈黙』es una obra literaria de Endō Shūsaku『遠藤 周作』y seguramente de algunas películas y dramas televisivos, pero en la novela del autor japonés, nos retrata la situación del cristianismo y de los cristianos en el período Edo『江戸時代』dibujando sus martirios y arrepentimientos, paralelamente nos muestra una visión de una sociedad que se está gestando desde un poder unívoco y feroz. La novela logra capturarnos por los personajes que siempre dudan entre su fe y el sobrevivir en una sociedad feudal que busca controlar los afanes religiosos y actitudes contradictorias. La novela tiene su propio encanto y fuerza, así como todas las obras de Endō Shūsaku; pero algo que no entiendo es por qué Endō Shūsaku tituló su obra: El Silencio. En sus páginas el silencio no aparece, sólo monólogos y reflexiones  de los protagonistas o ¿nos insinúa ese silencio interior que necesitan las personas para comunicarse con Dios? 
Ferdinand Bellermann: La cueva del Guácharo.
 ©Kupferstichkabinett der Staatlichen Museen zu Berlin
Tenía como veinte años cuando me dediqué a la espeleología por afición, así que tuve la oportunidad de entrar a decenas de cuevas, y llegar a lugares que pocas personas tienen la oportunidad de ir, como fue el "final" de la cueva del Guacharo, no el final de la zona turística a un kilómetro y medio de la entrada, sino el "final", a unos diez kilómetros dentro de la montaña. Admito que ha sido una de mis experiencias más profundas, estar dentro de una cueva, hacer los diversos pasos, ascender y descender, así como pasar por grietas inundadas de agua, también otra cueva que marcó mi vida fue la Anton Göring, ambas cuevas ubicadas en el Estado Monagas de Venezuela. Cuando comencé a hacer espeleología, alguien me comentó que allí adentro, a diez kilómetros dentro de una montaña, uno podía oír el silencio absoluto, tan profundo que sólo se escucha los latidos del corazón; y sí, hay algo de cierto en esto, uno oye literalmente su corazón y si apaga la lámpara de butano uno "ve" lo más oscuro que uno puede imaginar. Sólo adentro de la profundidad de una cueva uno tiene una experiencia con la muerte que sólo los latidos del corazón evitan su plenitud.
Un controlador de contaminación sonora en una construcción en Japón.
Si bien mis experiencias con el silencio han sido profundas, también lo he experimentado cuando leo o escribo, sólo oigo mis pensamientos, por lo que me imagino que el silencio perfecto sería oír nuestros corazones entre las palabras de nuestros pensamientos. Desde que vivo en Japón he descubierto un país silencioso, pero aún no sé si es porque tratan de oír sus corazones o sus pensamientos. Es normal que a las ochos o nueve de la noche no se oiga nada a los alrededores de las casas, un silencio comienza a envolver las viviendas, las ciudades, las personas. La gente bajan todos los sonidos de sus casas: TV, radio, conversaciones; inclusive Mi Amiga Japonesa me ha dicho en varias oportunidades que baje la voz o disminuya el volumen del equipo de sonido, por lo que desde hace dos años hay unos audífonos profesionales Pionner, uno para ella y otro para mí, junto a los C.D. y con el tiempo ese silencio nocturno se ha vuelto placentero y a veces necesario.
Pequeños locales como el de la foto abundan en los barrios japoneses,
 allí no sólo se puede disfrutar de una cena, sino cantar a todo pulmón, estos 
lugares tienen que tener un sistemaque evite que el ruido salga del recinto.
No es que los japoneses sean silenciosos en su actuar cotidiano, aunque esa sea la imagen que nos quieren transmitir entre mitos urbanos y mangas nipones. Los japoneses son bastante ruidosos. Uno entra a un Pachinko『パチンコ』o a una Izakaya『居酒屋』o bar japonés, o a un Karaoke『カラオケ』y los decibeles te ensordecen, pero son lugares para hacer ruido, para aturdirse con la música insípida , a veces, o compartir risas idiotas o profundas, pero en las casas de las urbanizaciones parecen exclusivos lugares para dormir, para la meditación, para el recogimiento; por lo que para algunas personas acostumbradas a los ruidos apabullante como son los venezolanos, estas urbanizaciones podrían ser simulacros de tumbas que sólo los gatos y uno que otro tanuki『狸』o mapache japonés, se arriesgan a caminar, por supuesto sin hacer ruidos, pero en el fondo se agradece esos momentos luego de un día de arduo trabajo. 
En barrios o favelas de América Latina sólo la música anda libre y sin barreras.
En los pueblos de América Latina, frente a la casa de cualquier calle, hay vida, pero también ruidos, músicas, conversaciones. No es extraño caminar y ver a la gente "tomando el fresco del atardecer", y luego una música acompaña el comienzo de la noche, pero "debe" oírse a todo lo largo y ancho de la calle. La gente escucha la música que progresivamente sube de volumen, obligando a las voces aumentar su tono y por supuesto comienza el baile, la ingesta de alcohol, la algarabía. Pobre de aquel que no participe en el ágape callejero porque su castigo será no dormir esa noche y su espíritu se amargará, o aquellos que tengan tendencias: misóginas, antropofóbicas, agarafóbicas, fonofóbicas, o cualquier forma de fobia social y quiera estar solo leyendo o viendo una película, tendrá que construir un ghetto y eso implica ser rico en los países de América Latina, por lo que desaparecerán de las memorias de todos. Este "tomando el fresco del atardecer" de los pueblos, pasó a "marca territorio", cuando comenzaron las migraciones de las zonas rurales a las grandes metrópolis; así poner la música a todo volumen en las noches es "marca un territorio" para el infractor, que a veces, una vez colocado la música, se asoma por la ventana o por la terraza de su vivienda a ver las reacciones de sus vecinos, de sus "súbditos". A veces esta actitud la comparo con el comportamiento de los gallos, estos cantan para perseguirse, para marcar territorio, se acorralan hasta encontrarse y enfrentarse en un duelo a muerte. En los sectores populares, la música a todo volumen a veces no sólo implica "marcar territorios" sino es una señal de exhibir alegría, prosperidad, e inclusivo un saber "estético" sobre la musical de moda, pero estas personas que siguen la conducta de los gallos, solo pueden percibir la felicidad como excesos, sintiendo que así pueden huir un poco de las condiciones de miserias y de alienanción en que posiblemente vivan. Aquellos excesos de felicidades efímeras a veces terminan en sangre. En los barrios y favelas de América Latina se sustituyo el "tomar el fresco" tribal del pueblo por "este es mi territorio" dentro de excesos que permite cierta modernidad en América Latina.  
Todo controlado en Japón hasta el ruido. Foto de un Pachinko quizás el lugar 
más ruidoso que uno puede conseguir en Japón.
Lo anterior parece un juego antropológico que ocurre en América Latina, la gente invaden las calles, la música asalta los sueños y la frase de Rómulo Gallegos en Doña Barbara: "Todo horizonte como la esperanza y todo camino como la voluntad", que marcaba un imaginario de un lugar sin frontera, a veces sin ley, en un imaginario donde el ruido, los gritos, las bocinas de los automóviles, la música a todo volumen, se transforman e consignas de conquista; por lo que se mantiene el ideal del conquistador, del aventurero sobre el colectivo o la comunidad. Así que miles de personas, básicamente aquellos vecinos que no comparten los excesos de los barrios o favelas o de colectivo que ensordece con su gusto "estético", aquellos que no son guiados por los imaginarios del conquistador, les cueste dormir así como mantener una vida civil y sociable por largo tiempo, creo que no se puede mantener una comunidad con sólo conquistadores o como dice aquel dicho: "muchos caciques para tan pocos indios". En Japón lo colectivo y lo social de privar sobre el conquistador, en Japón no hay espacios sin límites, una frase como la de Gallegos pierde sentido, aquí todo está catastrado: los espacios, las conciencias, los decibeles, el silencio. Todo está completamente controlado, todo el mundo se prepara para la vida civil que comienza a las siete de la mañana y que exige todos los esfuerzos y por supuesto un buen sueño. Lo curioso de todo lo anterior, es como los jóvenes de América Latina colocan la música a todo volumen en las tardes, cuando sus padres no están para sentir el poder de los decibeles, en Japón hay una cultura similar realizado por otros jóvenes, ya que por supuesto la juventud implica rebeldía y a veces revolución (será por eso que siempre vemos a los revolucionarios como niños caprichosos). A lo largo de Japón hay bandas de motoristas denominadas Bosozoku『暴走族』algo que podríamos traducir como "la banda o grupo que va alborotando", son jóvenes que en cualquier moto, de cualquier cilindrada, le quitan los silenciadores y hacen todo el ruido posible en medio de las calle y preferiblemente en las noches. A veces podemos ver a unos bosozoku a "toda velocidad", unos 60 km por hora, y detrás él, una o dos patrullas tratándo de agarrarlos, a veces el espectáculo es pintoresco si recuerdo la velocidad que generan las motos y las patrullas en otros países. En fin este fenómeno social que crea muchas preocupaciones en la población adulta de Japón, porque rompe el silencio en las noches, asustándolos con facilidad o quizás obligándolos a pensar del futuro de la juventud que tienen. A veces Mi Amiga Japonesa se amilana y critica suavemente a los bosozoku, yo le pido que me explique por qué esos jóvenes van haciendo ruido por todas las calles de Japón, pero no sabe responderme, a veces me comenta que es una moda y luego se coloca los audífonos para oir a su compositor favorito: Jean Sibelius. Para mi es una forma de transgresión, una actitud propia de la adolescencia contemporánea en cualquier país, porque las transgresiones juveniles de todo tipo, con el tiempo, han sustituido a ciertos ritos, como aquellas pruebas que marcaban la mayoría de edad o mostraban frente a su comunidad que eran hombres plenos, guerreros, proveedores seguros. En Japón las transgresiones están limitadas por el espacio, los vídeos juegos, las mangas, las empresas y especialmente por las cámaras de vigilancias que se expanden por todas las calles, esquinas y locales comerciales, por lo que cuando los jóvenes salen en las noches buscando un "horizonte de esperanza por algún camino de voluntad" en motos de 50cc y protegidos por sus cascos coloreado con personajes de manga, busque no ser detectados por el panóptico japonés que merodean en cada esquina, en cada meditación, y a veces en cada saludo y sienta un poco el riesgo de salir del silencio


Un video realizado donde podemos obsevar a los "bosozoku" en plena acción.






jueves, 6 de septiembre de 2012

MI AMIGA JAPONESA Y RYU MURAKAMI

村上龍
Empiezo a leer: "La mujer presionó el estómago del bebé y empezó a chuparle el pene; era más fino que los mentolados americanos que ella fumaba y un poco viscoso, como pescado crudo. Quería comprobar si el niño iba a llorar, pero los bracitos y las piernas siguieron flácidos, así que le quitó el plástico que le tapaba la cara. Forró una caja de cartón con toallas, colocó dentro al bebé y la cerró con cinta adhesiva. Después la ató con una cuerda y escribió en un lado, con letras de molde, una dirección inventada (...) Se bajó en la estación, se dirigió directamente a las taquillas de monedas que servían de consigna y metió la caja en un compartimiento vacío, en la fila de abajo". Así comienza la novela de Murakami Ryu titulada Los chicos de la taquilla y que es la traducción de la novela コインロッカーベイビース. Estas imágenes son la antesala que nos prepara para un desarrollo narrativo que se expandirá por unas quinientas páginas que contiene el libro y que se centra en un mundo tóxico, underground, de adolescentes y especialmente de la historia de dos hermanos, no por sangre sino por destino que buscan explicaciones a la absurda realidad que los (nos) rodea. En principio podría decirse con acierto que Murakami Ryu es un escritor particularmente cruel, ¿pero es así de sencillo su clasificación y, por qué denominamos que es cruel, cuáles son las bases para hablar de algo atroz o inhumano?
Es posible que denominemos literatura cruel a aquella donde el lector no se identifica con los protagonistas, ni con sus acciones, ni con sus pensamientos, porque le parece profundamente "malos", "inhumanos", "ruin". Todo lector quiere identificarse con un héroe, con acciones loables, con una vida de aventuras, logros y éxitos, pero que sean reconocidos por una sociedad, o en última instancia, de compartir ideales y pensamientos que realcen la bondad y la justicia humana, pero siempre y cuando ocurran en el momento histórico apropiado. La literatura está llena de personajes nobles, aunque ¿quién se identificaría con las estulticias de Madame Bovary o con las fanfarronadas de Rodion Raskolnikov? De alguna manera Bovary y Raskolnikov, así como otros ciento de personajes narrativos, no son "malos", son ignorantes, son manipulados por prejuicios sociales, son torpes, son llevados por impulsos que no comprenden. Lo que nos muestra los personajes literarios son representaciones de las debilidades humanas y en sus páginas nos enseñan cómo cierta voluntad o inteligencia nos puede ayudar a superarlas y así percibir un mundo mejor, como lo visualiza Pangloss y Cándido en la novela Candido de Voltaire. Pocas veces hallamos personajes "malos en el fondo", "profundamente miserables", todos tienen una justificación conmovedora como son Los Miserables de Victor Hugo o los personajes en las novelas de Herman Hesse. Las representaciones de personajes muy malos, desde que somos niños, se nos ha enseñado que deben desaparecer, de ahí que en las series infantiles nunca el Coyote, aquel animal hambriento y "malo" por su hambre logre eliminar la inocencia y ternura del Correcaminos, siempre el Coyote es eliminado. Los malos nunca toman el poder o logran que sus deseos se desarrollen, llegan a un punto de quiebre y desde ahí la maldad empieza a menguar como en cualquier película de las sagas de Batman, Superman, Men in Black MIB. Los libros crueles son, como apunta en La ética de la crueldad José Ovejero,: "... aquellos que niegan la sumisión a la banal dictadura del entretenimiento, aquellos que nos obligan a cambiar, si no de vida, al menos de postura, que nos vuelven incómoda esa en la que estábamos plácidamente aposentados en nuestra existencia". 
El 3 de mayo de Goya, representa para mi un cuadro cruel,
no por el drama que refleja y que la historia confirma,
sino porque centra desde la oscuridad,
aquello que nos negamos a creer
y que no nos enseñan de su inexistencia.
Mi Amiga Japonesa no le gusta Murakami Ryu, así como tampoco le gusta a otros amigos que conozco en Japón, igualmente ningún  estudiante me comenta acerca de este autor, casi siempre mencionan con alegría a Higashino Keigo 『東野圭吾』y sus novelas policiales. Casi todas las personas que comentan las obras de Murakami Ryu me dicen que no pueden soportar el ambiente violento y cruel que desarrolla, pero aún así, Murakami Ryu es un éxito de venta, aparte de haber ganado varios premios, como el codiciado Premio Akutagawa, entonces, ¿quiénes leen sus "crueles" obras, y por qué se niega su poder narrativo clasificándolo meramente como una composición violenta y  sin sentido de la realidad? Quizás mientras leemos a Murakami Ryu nos damos cuenta lo sencillo que es identificarnos con el mal absoluto y saborearlo. Mi amiga china Zhou me dijo que Murakami Ryu lo sentía pesimista; pero para mi, le explicaba, un pesimista es aquel que cree en lo que ve en los comerciales, en las películas o lee libros donde se les habla constantemente de la felicidad, de llegar a una vejez sin preocupación gracias a un seguro social o a la unidad familiar que se sostiene con culpabilidad, o vivir eternamente en un Paraíso sostenido por mitos religiosos, o teniendo éxito sexual por tener un coche específico o una tarjeta de crédito, o cómo se superan o desarrollan una autoestima por tener una figura esbelta o una habilidad que otros no les reconocen, pero que juran que aflorarán, algún día, cual patito feo, o en última instancia, por leer infinitas frases como "No basta con cambiar de dueño hay que dejar de ser perro" y creer que realmente esos mensajes les ayudaran a ser positivos, alegres, emprendedores. Creo que la obra de Murakami Ryu, o de un Sade, de un Vladimir Nabokov, de una Elfriede Jalinek, de un Chales Bukowski, entre otros ciento de escritores o cineastas "crueles", realmente presentan, no un enceguecimiento con el pasado o con el futuro, sino que muestran lo oscuro del presente, y no es oscuro porque sea malo, es oscuro porque está alejado de los reflectores del poder, de los paraísos artificiales, de ciertos ordenes morales o ideológicos que sustentan políticas a veces absurdas, quizás más crueles y violentas que en una novela de Kafka. Estos lugares se nos ocultan, se aniquilan en nuestros imaginarios, sin tener la oportunidad de tenerlas en consideración para la comprensión de ciertos mundos y realidades.
Kabukicho, el barrio rojo de la zona de Shinjuku
en Tokio, donde se desarrollan algunas historias 

en las obras de Murakami Ryu  
Murakami Ryu tiene en su haber más de una docena de libros, así como una docena de películas en las cuales ha sido director o escritor de las mismas. En español sólo se han traducido cuatro novelas. Los niños de la taquilla, Azul casi transparente, Sopa de Miso, Piercing. Cada obra marca una frontera que hay que transgredir, pero que se puede transgredir porque se permite la transgresión en el mundo que el escritor crea. Así ciertos supuestos como el amor materno, la amistad, la relación de pareja y el deseo, son puestos a prueba en cada una de las novelas citadas. Desde la historia de Hashi y Kiku que son Los niños de la taquilla, y que fueron abandonados en los lockers de alguna estación de trenes y buscan desesperadamente entender su destino; o leemos en Azul casi transparente, las historias orgiásticas de Ryu a la vez que observa y convive en el mundo underground que rodea a una Base Aérea de Estados Unidos en Sasebo, Nagasaki, lugar de nacimiento y crianza del autor; o Kenji, que es un guía de extranjeros por Kabukicho 歌舞伎町, la zona roja de Tokio, pero que una noche guía a Frank, un psicópata asesino estadounidense que disfruta el mero ver la sangre salir de los cuerpos, lo confronta con una realidad que busca evitar mostrar a su novia Jun en la novela Sopa de Miso; o la pulsión de asesinar con un punzón en el estómago o de querer oír cómo suena el talón de Aquiles al ser cortado, lo que lleva al protagonista de Piercing a tratar de realizar un asesinato "perfecto" que no logrará hacer, porque la prostituta sadomasoquista que contratará está totalmente descontrolada por los barbitúricos y ansiolíticos. Las víctimas no son pasivas, no son ausentes, no son muñecos imaginados por los victimarios, son seres humanos con debilidades y fortalezas de ahí la belleza de estas novelas.    
Una Amiga Japonesa leyendo Piercing para luego decirme que
la novela tiene momentos muy extraños que no entendía,
quizás aquellos que hablan de la libertad absoluta.
Cada página de Murakami Ryu nos empuja por la rampa resbaladiza de la libertad absoluta, de aquella pulsión que se rebela contra aquella muerte que se nos confecciona desde una conciencia que elimina nuestras aspiraciones mas radicales, los deseos más íntimos y recónditos de nuestro ser. La libertad no es la negación del cuerpo como creen algunos místicos o estudiosos kantianos, sino afirmar el cuerpo, aceptar lo que se es sobre lo que debe ser, y no a la inversa como repiten muchos iluminados. Esta peculiaridad es propia de la adolescencia, por lo que todos los personajes rebeldes, violentos, crueles de Murakami Ryu son adolescentes que buscan esta libertad absoluta, y que podemos apreciar en un película la cual fue el guionista titulada: シクスティナイ69, de 2004, en ella podemos apreciar a adolescentes que se rebelan ante el instituto educativo, recreando una acción de toma, de encuentros, de discusiones donde el primer amor y el deseo de libertad absoluta aparecen con obstáculos, pero que preparan las ganas para transgredirlos constantemente, mostrándose esto en la película con humor e inteligencia. También los jóvenes se rebelan cruelmente, se vengan en la película 昭和歌謡大全集, de 2003, la cual escribió el guión y dirigió la película, y donde nos muestra las luchas derivadas por la venganza, lo que aparece como una injusticia termina siendo una guerra entre unos jóvenes contra unas mujeres maduras, al final el último de los jóvenes destruye toda la ciudad, como metáfora de aniquilamiento necesario en las obras de Murakami Ryu, como acción fundamental para reconstruir otro mundo, otra sociedad. Pero personalmente la película, la cual también produjo el guión y fue director, que más me ha atrapado es トパース, de 1992, y donde una joven, similar al personaje de Piercing, que ofrece sus servicios sadomasoquista en hoteles, es testigo mudo de todo lo oscuro que esconde el placer y la libertad absoluta. Ai, nombre de la joven pero que también significa amor o cariño 『 愛  』-de aquí una pequeña ironía de la película-, es como un pequeño barco que navega por la oscuridad de Tokio, por los pisos de hoteles de plásticos, por lujuria y fetichismo, por controles y excesos. Ai busca sobrevivir a la locura que la rodea, y sólo regresando al origen de sus sufrimientos logrará redimirse. 
Carátula de DVD Topaz de Murakami Ryu
Todo lo anterior me hace pensar que Murakami Ryu logra eliminar uno de los pecados principales de la literatura: aburrir; pero además, no nos pide interpretar la realidad, de tomar una actitud moral o política, como nos piden los políticos y algunos escritores "comprometidos", sino que nos presenta la realidad o cierta realidad para leerla, para degustarla, para reflexionarla. Definitivamente me gusta otros sabores, otros olores que a Mi Amiga Japonesa, a ella este autor no le parece agradables. A mi me gusta el aroma, el sabor, los gestos de Mi Amiga Japonesa, y a veces, esa "oscuridad" que siempre trata de esconder entre su mirada libre y su absoluta sonrisa.


Traile de la película シクスティナイo 69, donde podemos disfrutar de la necesidad de transgresión propia de la adolescencia y donde la rebeldía por realizar una fiesta, pienso, busca reemplazar al padre, a la ley, al tótem que tratan de instalar por medio de culpabilidad, de arrepentimientos en los jóvenes en la escuela. Al final la fiesta se realiza, los docentes ceden, las oportunidades se dan, de aquí la belleza de la película.

domingo, 2 de septiembre de 2012

DÉCIMA PRIMERA PÁGINA

Septiembre, el camino continúa.
Septiembre es un mes de comienzos. Ha pasado más de la mitad del año y uno sabe que hay cosas por cumplir, otras por empezar y muchas para olvidar. Septiembre también es un mes donde hay muchos nacimientos, y a veces muchas muertes. Varios de mis amigos nacieron en el noveno mes, y pocos se dan cuentas de que son resultados de alguna celebración navideña que realizaron sus padres, antes de la Navidad, después de la Navidad, quizás en plena Navidad. En los fines de años hay una necesitad de restablecer sentidos de vida, y en varias ocasiones se enlaza con la procreación, por lo que percibo un cordón umbilical que se mantiene entre los meses de septiembre y diciembre. Claro, millones de personas nacemos en meses distintos, quizás porque fuimos concebido en algún cumpleaños de alguno de nuestros padres, o en una Semana Santa, o en Carnaval, o después de alguna celebración que desconocemos, pero las fiestas navideñas son los días por excelencia para el amor. Mi Amiga Japonesa cumple años en diciembre, como muchos japoneses, porque definitivamente es el resultado de la fiesta de Golden Week, o de la Semana del Verdor que se celebra en mayo, creo que aún ella no se ha percatado del hecho.