viernes, 12 de enero de 2018

CÓMO CONVERTIR UN PAÍS EN UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN

Los dibujos son del libro Maus de Art Spiegelmans
Un colega ha colocado en su muro de Facebook unas reflexiones después de leer la obra de Primo Levi: Survival in Auschwitz. Escribió que Venezuela aún no ha tocado fondo, escribió que el día que lleven a las personas decentes a campos de concentración por pensar distinto y los torturen, le apliquen trabajos forzados y la muerte sea determinada y no aleatoria, ese día el país habrá tocado fondo. El argumento básico es que mientras la muerte sea aleatoria porque alguien se equivocó, se distrajo y cometa un accidente y dicha muerte no sea determinada o ejecutada por un proyecto de exterminio, Venezuela aún no ha tocado fondo. Uno de los problema de esta visión es ver a Auschwitz como un lugar de exterminio exclusivo, no, Auschwitz no era un campo de exterminio unicamente, era un campo de concentración de prisioneros de guerra, un campo de trabajo forzado además de exterminio que se concentró en Birkenau o Auschwitz II, además Auschwitz tenía 45 campos satélites donde se elaboraba diversos proyectos, servicios e industrias. En sus instalaciones hubo empresas, es por eso que Primo Levi sobrevive, porque aparte de ser partisano, judío sefardí, era químico por lo que lo enviaron a Monowitz o Auschwitz III donde estaba la zona industrial con compañías como IG Farben o Siemens que abarcaban unas 1200 personas que laboraban en sus estructuras.
Venezuela es un país que durante los últimos veinte años ha vivido un proceso de transformación fuera de toda lógica social, económica, política; este proceso ha creado un país totalmente encadenado a un pequeño grupo de poder predatorio que imprime ese predar de arriba hacia  abajo, un sistema predatorio con escases de recursos donde las opciones de supervivencia se establece entre comer o ser comido así como elegir entre quedarse o irse del país, además de que sistemáticamente venden una felicidad fundada en mitos de libertad nacionalista, mediocridad rasa y rebeldías para el saqueo. Mirando a la distancia y recordando no sólo los escrito de Primo Levi sino cientos de historias de judíos sefardíes que oí en mi infancia y adolescencia así como ver a mi familia en un proceso de ansiedad y miseria progresiva, además de mala alimentación, me hace pensar que Venezuela no es que haya tocado fondo, porque no hay tal idea de límite superior o inferior en un proceso social, porque a la pregunta  ¿cuándo Venezuela ha tocado la cima? carece de sentido sin referencias; además la muerte selectiva si bien explica un campo de concentración como Auschwitz no lo define, lo definía el día a día de sus habitantes, un día a día que se puede apreciar en Venezuela donde el hambre y la falta de servicios básico así como medicina y sueños de futuro son insertados en largas filas para adquirir pan o un apostillar un documento a la vez de un estamento de esclavitud progresiva, en el sentido de que el esclavo es aquel que tiene miedos, muchos miedos porque así ha sido su aprendizaje, un continuo de humillaciones, impotencia, riesgos y traumas, este panorama van definiendo el país como un campo de concentración donde a diferencia Auschwitz, se ha  transformado por métodos diversos de trabajos forzados, de muertes aleatorias, de clasificación y jerarquización humana, asemejándose el país a la arquitectura de un campo de concentración. Primo Levi define el campo de concentración como un método para destruir un hombre, dice que se llega al fondo de la condición humana cuando no se posee nada, cuando le han quitado las ropas, los zapatos y hasta los cabellos; comenta que si hablan no lo escuchan y si lo escucha no lo entienden, le quitan el nombre y si se quiere mantener un nombre, debe hacerse en silencio para que detrás de él algo se mantenga, un recuerdo, una idea, una esperanza. El gobierno revolucionario de Venezuela ha ido sistemáticamente destruyendo a los hombres del país, quitándole oportunidades, sueños, trabajo, le ha negado una vida digna y le quita el nombre a su pueblo, clasificándolos en términos como burgués, apátrida, etc., dándole un carnet de patria en sustitución de la cédula ciudadana, anotando en listas para adquirir productos, viviendas, identidades, pasaportes y mientras los consiguen, las personas son votos, un número de teléfono, un rostro apagado.

La imagen de Auschwitz se reduce a cenizas y polvo en los imaginarios popular, pero había un día a día como lo hay en todas partes y es en ese día a día en que Venezuela se asemeja a un campo de concentración. Un día a día donde el futuro se desvanece y sólo preguntas básicas como ¿comeré hoy? ¿viviré hoy? ¿se irá la luz hoy? se establecen en la cotidianeidad. Para establecer un campo de concentración se crean jerarquías: el jefe de barracón, el jefe de escuadra, el capo, también administradores, músicos, cocineros así como personas para cubrir diversos servicios. En un campo de concentración todos están uniformados y para reconocerse y reconocer se crearon símbolos: estrella de David o triángulos, de diversos colores como el triangulo rojo que identificaba a los presos políticos en Auschwitz, también en Venezuela la gente se uniforma bien con una camisas rojas con los ojos de Chávez o con la Vino Tinto, la camisa oficial del equipo de fútbol de Venezuela, también uniformes militares así como seudomilitares pululan por calles y avenidas y esta jerarquía y simbología se explaya en un campo de concentración porque en el fondo crean redes y distribuyen sus "organizar".
Organizar en Auschwitz no implica hacer un orden como indica su sentido linguístico; una vez un superviviente me explicó que "organizar" es Auschwitz era sinónimo de adquirir por malas artes, porque en el mundo de Auschwitz nadie usaba la palabra robar, todos decían organizar, uno se organizaba zapatos, pedazos de pan o cualquier cosa que le permitiera vivir un día más. Por supuesto en una sociedad predatoria no es lo mismo "organizar" desde arriba que desde abajo, así como "organizar" las redes implicaba compromiso entre los miembros para mantener en circulación dentro de su red bienes y servicios. Podemos pensar que en los últimos años en Venezuela se ha "organizado" de mil maneras, podemos vislumbrar esto cada "misión" (vivienda, salud, alimentación, felicidad, etc.) que no ha sido sino una manera de "organizar" la miseria de los venezolanos. Las misiones y la "organización" del Estado desde su legislación hasta sus empresas básicas ha sido la prioridad del gobierno, donde una cúpula que se repite en cada ejercicio de poder haciendo cambios mínimos entre los miembros del gabinete, creando estructuras paralelas de poder para mantener la red de jerarquía, con el tiempo ha establecido una reciprocidad negativa donde lo que prima es el quitar, expropiar, saquear, generando una suspensión moral, donde en circunstancias normales una persona no robaría, saquearía, delinquiría, porque dentro de una sociedad amparadas por las leyes no se aplicaría esta costumbre, así que una moral o costumbre amparada en una legalidad se desvanece en un campo de concentración permitiendo el "organizar", saquear, humillar, insultar e inclusive matar a disposición de las jerarquías, de las redes, de las mafias.
El principal sentido que define un campo de concentración es su día a día es el hambre. En Auschwitz había toda una cadena donde desaparecían los alimentos, todo se "organizaba" según a cuál jerarquía pertenecía y sus privilegios. Además la comida se concentraban en un lugar llamado "Canadá" donde se "organizaba" la comida que traía los prisioneros comunes, políticos y judíos, en "Canadá" se intercambiaban anillos de oro y diamantes por mendrugos de panes; así la mayor suerte del mundo dentro de un campo de concentración era trabajar en la cocina, cerca de las patatas, donde se hacen "los guisos" porque "organizando" las patatas entre los que trabajan en la cocina, luego podían "organizar" una vida más limpia, con ropa de buena calidad y mostrando un buen semblante, esto les ayudaba a sobrevivir algunos días más y evitar ser un "musulmán". En Auschwitz se llamaban "musulmán" no a las personas que practican la fe del Corán, sino aquellos que físicamente y psicológicamente se habían quebrado, -eran como zombis, me comentó alguna vez otro sobreviviente sefardita de un campo de concentración, así que los primeros zombis que conocí no fueron los del cine, sino los de las narraciones de Auschwitz en mi niñez-. Los "musulmanes" iban desnudos, andrajosos, sin zapatos, teniendo en su rostro un retrato de la muerte próxima y sin posibilidad de "organizar". Quizás en Venezuela no hay una muerte decretada por poseer una ideología, raza o religión, pero a diferencia de una cárcel donde el individuo está por sus acciones punitivas, en un campo de concentración las personas están por lo que son, así que un campo de concentración llamado Venezuela están todos los venezolanos exceptos aquellos que huyen del campo de concentración, no de un País en algo concebido como migración. En el campo de concentración de Venezuela cada vez se lee y ve información sobre zombi, sobre personas que no poseen nada, sobre un "Canadá" llamado bolsas CLAP, sobre una élite de sonderkommando (es decir unidades de trabajo compuesto por los propios prisioneros) que hablan en los medios de las maravillas del país, de la guerra económica, de la necesidad de patria, de cultivar acetaminofén y de otras visiones para enmascarar las colas, el hambre, las deshumanización, el miedo, la ignorancia.  Un amigo vendió parte de las joyas de la familia para poder comer y dejar algo de dinero con la oportunidad de escapar del campo de concentración pero que con tres hijos pequeño se queda a meditar mes tras mes sus opciones, porque los campos de concentración educan a los niños de que su día a día es el día a día de un buen país, de una buena causa, de un gran logro; otros han sacado el carnet de la patria y juran rodilla en tierra que aman la revolución chavista-madurista para que unas bolsas de comida vengan desde  el "Canada" gubernamental y quizás algún día logren ser sonderkommando, otros han "organizando" sus pensamientos y creencias para tener un mínimo de bienestar, mi familia evita transformase en zombi.
Primo Levi reflexionó: "Ofrézcase un cargo a unos individuos en estado de esclavitud una posición privilegiada, cierta comodidad y una buena probabilidad de sobrevivir, exigiéndole a cambio la traición a la solidaridad natural con sus compañeros y seguro que habrá quien acepte, éste será sustraído de la ley común y se convertirá en intangible, será por ello tanto más odiado cuanto mayor poder se le haya conferido; cuando le sea confiado el mando de una cuadrilla de desgraciados, con derecho de vida y muerte sobre ellos, será cruel y tiránico porque entenderá que sí no lo fuese bastante otro considerado más idóneo ocuparía su puesto, sucederá además que su capacidad de odiar que se mantenía viva en dirección a sus opresores, se volverá irracionalmente contra los oprimidos y él se sentirá satisfecho cuando haya descargado en sus subordinados las ofensas recibida desde arriba".  Si nadie ve a personas del gobierno dentro de esta reflexión seguramente no viven ni conocen el campo de concentración Venezuela.