martes, 31 de julio de 2012

DÉCIMA PÁGINA

Agosto del Belvedere
Agosto: calor, vacaciones, nostalgias, tiempo para no pensar, tiempo para no soñar, tiempo para no hacer nada. Este año las olimpiadas llenarán varios huecos existenciales. Veremos alegrías, lágrimas, desolaciones, rabias, ofuscaciones, patriotismos y pseudopatriotismo. Sé que me entretendré con algunos deportes en algunas noches sin sueños. Repasaré las obsesiones que llevan a unas personas toda su vida a correr más, a saltar más, a esforzarse más, a tratar de llegar al límite y luego superarlo: ¿condición humana? o ¿naturaleza obsesiva? Los atletas pasan la mayor parte de su vida corriendo, nadando, peleando, para demostrar que "en sus países se puede pasar toda una vida haciendo lo que más le gusta: obsesionarse"; aunque muchos al final hagan comerciales televisivos para pagar sus deudas, o dándole la mano al presidente de turno agradeciéndole por una casa o un puesto burocrático o, trabajando en algún canal deportivo, por lo que las sociedades del siglo XX se han especializado en fomentar las obsesiones como modelo de superación, metodologías a seguir para obtener el éxito. Podemos pensar que para las próximas décadas todos tendremos obsesiones para justificar nuestras vidas. Adiós al existencialismo o al espiritismo, al menos que sean obsesivos.

miércoles, 11 de julio de 2012

私の日本人の友人と日本学習 (7)

夫であるという義務と子供で喜びの間にいる
それから最後に、この間もうすでに結婚して、子供もいる女友達が「主人は手伝ってくれない。」と言っていたので、日本の囚人はあまり手伝いませんからね。」と答えました。すると、彼女は驚き、その後私の言っていることを全く理解してくれませんでした。これは、スペイン語では長音を区別しないので、この言い間違いが起きてしまったのです。

jueves, 5 de julio de 2012

MI AMIGA JAPONESA Y QUINO

Quino / Mafalda
En su libro Visto y no vistoPeter Burke nos comenta: "Panofsky insistía en que las imágenes forman parte de una cultura total y no pueden entenderse si no se tiene un conocimiento de esa cultura, de modo que, por citar un ejemplo ilustrativo del propio Panofsky: un aborigen australiano sería incapaz de reconocer el tema de la Última Cena; para él no expresaría más que la idea de una comida más o menos animada. Es probable que la mayoría de los lectores se encuentren en una situación análoga cuando se enfrentan a la imaginería hindú o budista, para interpretar el mensaje es preciso estar familiarizado con los códigos culturales". En principio esta cita y las ideas que rodearon a la escuela de Warburg, poca gente, por no decir casi nadie le interesa, sus argumentos no están de moda ni son provocativos como los  de Zizek, Maffesoli o Bauman, a no ser de algunos críticos o estetas que pasean desapercibidos por algunas escuelas de arte. Pensar esto parece una manera accidental para explicar la imposibilidad de entender lo que vemos, especialmente cuando la imagen está intoxicada de datos culturales que omitimos porque no estamos acostumbrados a ellos. Sabemos que sólo podemos sumergirnos en los límites de nuestra cultura, por lo que otras cosmovisiones se nos vuelven exóticas o bárbaras, dependiendo desde cuál posición e inteligencia las miremos y aprobemos.
文化とユーモア
En principio y con la excusa de Internet a disposición, los seres humanos tenemos la posibilidad de "comprender" el mundo de las imágenes y sus contextos culturales con mayor aprensión, así en principio, cualquier persona puede entender un cuadro con datos cristianos, una imagen de Buda o una talla de alguna región remota de Malasia, pero sólo en apariencia, seguramente debemos buscar algunos datos culturales extras, pero seguramente, caeremos dentro del argumento eurístico de Menón que dice: "cómo podemos investigar lo que se desconoce, porque normalmente no sabemos qué debemos investigar ni, en caso de conseguirlo, ser capaces de reconocer lo que buscamos". En principio las imposibilidades de comprender imágenes y culturas diversas pareciera desaparecer en un mundo global. Sentimos que entendemos todo, que todo es fácil y digerible, pero es un espejismo, todas las imágenes arrastran códigos culturales complejos que pasan desapercibidos. Lo interesante y peligroso de los comentarios de Burker partiendo de los argumentos de Panofsky es que, en la medida en que la tecnología nos conecta, menos familiarizados estamos con ambientes culturales diversos y una alienación de imágenes acompañadas por una sumatoria de prejuicios se consolidan en nuestra visión del mundo, de ahí nuestra facilidad para asumir opiniones y lugares comunes. Pensamos a veces, desde nuestra vanidad, que no hay límites para nuestro entendimiento de imágenes y formas culturales, así que aquellos que no entienden iconos, ideas o procesos del mundo deben de tener alguna oligofrenia intelectual; pero la verdad es que cada vez entendemos menos las imágenes y sus contextos, así como comprendemos menos sus vinculaciones históricas, ideas míticas, sistemas políticos, procesos económicos o perspectivas filosóficas que lo soportan. Nos lleva muchos años involucrarnos y entender una gran cantidad de  imágenes que se producen en nuestra cultura inmediata y cercana, por lo que los análisis de las imágenes son de una complejidad teórica que normalmente pasamos por alto, de ahí la casi nulidad para entender con claridad un libro como L'Imagination de Jean Paul Sartre, o Brainchildren: Essays on Designing Minds, de Daniel Dennett que nos hablas de los laberintos de las imágenes. Nos han comentado hasta la saciedad que una imagen vale por mil palabras, pero sólo si podemos verla en todo su conjunto cultural, lo que es agotador; claro, podemos leer imágenes desde nuestros reducidos contextos culturales y experiencias, pero quizás nos diga unas veinte palabras nunca mil; pero si leemos la imagen sin contextos históricos, culturales, sociales, religiosos, psicológicos, filosóficos, sin referencias extras culturales, realmente solo nos dirá una o dos palabras, y a veces nada, absolutamente nada; pero estas imágenes nos pueden seducir y aplicar su vacuidad para transformarnos en unos zombis consumidores de imágenes. En la actualidad no se piensa en las imágenes, se consumen. Cada vez que veo imágenes con contextos culturales disminuidos, mi imaginería se presenta repetitiva, sin signos, sin señales y con el tiempo sólo tengo imágenes con vacíos de significados o significantes alienados. Lo interesante de las ideas de Panofsky y Burker, es que mantienen su vigencia y lo triste es que en las últimas décadas la diversidad cultural, sus interacciones emocionales e intelectuales se vuelven más achatadas, más sintéticas, transformándose lentamente en actos de fe y no de reflexión. Todo lo anterior aunque parezca una presentación jactanciosa y algo enrevesada nació a partir de un libro, de unas caricaturas que en esencia "puede entender todo el mundo", o por lo menos así lo creía, que todo el mundo puede entender a Quino y participar en sus juicios, opiniones, sarcasmos e ironías.  
La leyenda de los cerditos
Logré comprar un libro de Quino en español por Internet: La Aventura de Comer, así como luego compré en una librería japonesa un ejemplar traducido de Mafalda. Ambos actos onerosos los realicé para compartir con Mi Amiga Japonesa, aquella "manga latina" que me sedujo en mi adolescencia. Soy amante de Quino desde los catorce años cuando leí por primera vez sus historietas, y creo que logré entender bastante sus discursos, imágenes y reflexiones, -eso percibo- por eso compré casi todos los libros que él publicó. Con el tiempo y las distancias varios de ellos se "extraviaron" en algunas manos y otros libros sencillamente desaparecieron. Ahora compartiendo Quino con Mi Amiga Japonesa y descubro que no se ríe, que no comprende, y la miro extrañado, ¿cómo es posible esto? Por primera vez me doy cuenta de algo que parece obvio y no lo es. En el dibujo que acompaña este párrafo y que titulé La leyenda de los cerditos, en principio es "obvio" la ironía de Quino, así que me reí, se lo muestro a Mi Amiga Japonesa y ella coloca una expresión de no entender nada, 分かりません, me dice. Luego me pregunta, ¿qué pasa, por qué al final, todos se transforman en cerdos, menos uno de los comensales?, etc., etc... y así, Mi Amiga Japonesa me llena de preguntas como si en vez de ver una historieta de Quino, estuviera viendo cuadros cubistas de Picasso o abstractos de Pollock o Malevith. Seguramente Mi Amiga Japonesa comprendería a Picasso, Pollock o Malevith; pero no puede comprender por qué las personas se transformaron en cerdos. ¿Un hechizo?, ¿una pesadilla?, ¿una venganza?, ella trata de explicar un poco, pero sin éxito o por lo menos sin ironía ni humor. Tuve que hacer una genealogía de las palabras: cerdo, chancho, puerco, marrano, cochino, lechón, guarro, gorrino; y luego asociarlas con las ideas: sucio, desaseado, despreciable, indecente, impúdico, deshonesto, maloliente, obsceno. Luego traté de hilar todo para que al final Mi Amiga Japonesa sencillamente dijera: 難しい『むずかしい』(difícil, complejo) y acabar la discusión con una sonrisa ¿cómplice? 
!Claro el problema es el idioma!, me dije, así que compré Mafalda en japonés, por una parte para que conversáramos de las "manga" de Quino y por otra parte, porque pensé que al estar en japonés el problema de comprensión del lenguaje disminuiría. Pero aunque está traducida, la comprensión fue igual de difícil, como en la viñeta La leyenda de los cerditos. Tomo como ejemplo la viñeta de Mafalda que titulé  (negro). Mi Amiga Japonesa no entendió, y claro, explicar la historieta  en un idioma en donde no se conjugan los verbos en futuro, sino con ciertas tácticas lingüísticas muy precisas, añadía un extra pedagógico, por lo que sencillamente no lo expliqué; y seguía pensando: pero son simples dibujos de Quino, del inocente e ingenuo Quino, que a todo latinoamericano le gusta y ¿entienden? ¿no? Y me preguntaba paralelamente: ¿ahora los jóvenes latinoamericanos le gusta Mafalda, así como, Dragon Ball Z, Naruto, Pokémon, One Piece? ¿Realmente entenderán las manga japonesas? o ¿será que las manga japonesas contienen imágenes sin soportes culturales? Puedo pensar que muchas de estas manga son sencillas mezclas de arquetipos universales desde los cuales se repiten ciertos valores y visiones hartamente reafirmado en miles de historias, donde las tramas son las eternas luchas entre el bien y el mal.  
Mi Amiga Japonesa entiende algo de las animaciones de Quino, como la viñeta que titulé  (Llave), y que comprendió o por lo menos me indicó que le gustó, e inclusive me preguntó si yo tenía esa llave de la felicidad. Luego compartiendo lecturas y viñetas observé que hay algunas viñetas que entiende y otras que por elementos culturales sencillamente son intraducibles o implicaría búsqueda de información, manejo de situación y agotamientos que la mayoría de las personas no quieren hacer, y además, ¿por qué se deben hacer una investigación para disfrutar una viñeta?  

Me percaté que gran parte de los problemas derivan de cómo vemos los animales. Así cuando hablamos de los gatos, yo digo miau y Mi Amiga Japonesa dice ニア(nia) y cuando hablamos de perros, yo digo guau y ella dice ワン (wan), así a veces ni siquiera nos podemos poner de acuerdo de cómo dice un gato o un perro. Los animales y sus cualidades son descritas de maneras diferentes, así como algunas categorías de virtudes o vicios y sus asociaciones con ciertas especies; por lo que cuando hacemos metáforas con animales, cosas o características humanas desde una óptica occidental, Mi Amiga Japonesa se extravía y por supuesto cuando hablan de los animales y lo asocian con virtudes o vicios desde la herencia cultural japoneses, yo me extravío. Así que cuando una imagen rompe los arquetipos, destruye lo obvio, realmente entramos en un campo que está más allá del bien y del mal, que no está contenido en una filosofía, con el perdón a Nietzsche, sino en las imágenes que constantemente juegan con nuestras improvisaciones y pequeñas visiones que hemos coleccionado y protegido.