jueves, 3 de enero de 2019

HVA VIL FOLK SI - DOMIGO DE CINE (16)

Película Hva vil folk si
País Noruega
Titulo en inglés What will people say
Titulo en español El viaje de Nisha
Año 2017  Duración  106 minutos
Directora Iram Haq
Actores Maria Mozdah, Adil Hussain, Ekavali Khanna, Rohir Safard, Ali Arfan
Sinopsis
En plena adolescencia, Nisha vive pliegues de dos culturas, por un lado la Occidental escandinava marcada por el cristianismo, el individualismo y una filosofía pragmática de búsqueda de la felicidad; por otra parte, la Oriental pakistaní, marcada por las tradiciones de la lengua urdu, la religión musulmana y el pensamiento hindú de castas y familias, así en casa y con su familia, ella se presenta como una hija que acata la cultura pakistaní, pero por otro lado, con sus amigos, es una adolescente noruega normal. Cuando su padre la atrapa en su cuarto con su novio, los dos mundos de Nisha chocan brutalmente. Como medida disciplinaria los padres de Nisha deciden llevarla con familiares en Pakistán, un país en el que nunca ha estado, mostrando así lo complejo que son las adaptaciones culturales que sufren millones de personas en el mundo.

Pensar la película. 
En principio este tipo de película de choques culturales has sido presentadas en innumerables ocasiones en diversos formatos culturales, así como ciento en diversos tonos y perspectivas. En el cine fue quizás Los dioses deben de estar locos, 1980, de Jamie Uys, la primera película que me hizo percatarme de los distintos niveles y visiones que existen en los choques culturales, me acuerdo especialmente el momento en que Xixo, el bosquimano, describe la fealdad de una mujer que bajo los cánones de belleza de Occidente representaría un tipo de beldad, así como cuando entra en la cárcel y una persona explica que morirá allí porque no entiende los espacios cerrados. Esta película en categoría de humor muestra este tirar y encojer de las percepciones de la realidad derivados de los pensamientos culturales en los cuales nos hemos desarrollado y habitamos, y sí nos produjo risa, es porque descubrimos con el tiempo que todo aquello que es distinto a nuestras visiones culturales reaccionamos con risa... o miedos. Podemos hacer una lista donde la percepción del amor ( La masai blanca, 2005, de Hermine Huntgeburth ), de la sociedad ( Good by, Lenin, 2003, de Wolfgang Becker ), de la dignidad ( Casa de arena y niebla, 2003, de Vadin Perelman ), o inclusive sobre los sentidos de vida ( Borat, 2006, de Larry Charles ), son mostradas desde distintos ángulos culturales, mostrando así diferentes narrativas cinematográficas, esta lista es corta, muy corta cuando sabemos que hay miles de películas cuyo eje son precisamente los choques culturales con sus aciertos, aburrimientos y estereotipos, así como los innumerables ensayos que hay al respecto y donde resaltan desde los colonialismos culturales hasta las revoluciones del alma, de lo femenino, de Dios; por lo tanto qué nos propone El viaje de Nisha al respecto. Posiblemente su parte más seductora es que la película plantea este eje de choques culturales como un boomerang, por un lado una cultura que nos es familiar como la europea escandinava, donde el individuo busca su felicidad sobre cualquier otro paradigma, donde las instituciones protegen y alientan este paradigma con normativas y leyes derivadas desde el pensamiento griego y la ley romana. Una síntesis gruesa diría que la Europa escandinava plantea una sociedad de control donde no hay margen para la libertad sino para la consolidación del individuo dentro de un bienestar material, donde existen diversos mecanismos que controlan y diseñan nuestras actividades y deseos desde la mañana hasta la noche y desde que se nace hasta que morimos. En estas sociedades se ha desplegado todo un arsenal digital de monitoneo a través de la tecnología y el marketing que se ajustan dentro de una política pública uniformada acorde con un estado de bienestar establecido por el consumo y el éxito. El sujeto es observable, necesitado de guías, de sugerencias, propias de un Estado de control y regulación; esto lo observamos cuando una vez que el padre golpeó al novio de Nisha, las autoridades noruegas muestran como supieron de lo ocurrido ( el monitoneo de los vecinos), además de cómo protegen a Nisha de sus familia residenciándola en una institución de albergue. Hasta aquí habría una aceptación políticamente correcta y racional dentro de los parámetros de las sociedades modernas del siglo XXI; pero por otro lado, la película mostrará cuál lejos está éste estado de bienestar en relación con otras posibilidades culturales. El viaje que comienza Nisha, se inicia con la pérdida de la tecnología de monitoneo y control, es decir, se le destruye su móvil, las redes sociales y las instituciones que resguardan su individualidad para adentrarse al lugar cultural de donde provienen sus padres, una sociedad disciplinaria, donde el concepto de familia y tradición son los principales ejes de significados y sentidos, donde se manipula al individuo a través de una educación sustentada en metafísicas religiosas, buscando su sometimiento, la obediencia para lograr la docilidad de los cuerpos que serán el transfondo de un producto público que armonice con políticas propias de las sociedades de vigilancia y castigo. Este ir y venir tan crudo entre estas dos sociedades, de la sociedad de control a la sociedad disciplinaria y viceversa, esta dos propuestas culturales donde en una se enaltece al individuo y su albedrío para hallar la felicidad, mientras en la otra la felicidad son cristalizaciones de una serie de hechos colectivos indicados desde la tradición y la familia, estas dos orillas donde mutuamente se acusan, la una, la de los padres de Nisha, de ser bárbara, arcaica, machista, asfixiante al pensamiento plural a la vez de ser cercenante al sentir individual, mientras la otra orilla, aquella donde se ha educado Nisha, la escandinava, la acusan de deshumanizada, superficial, insensible a la historia, religión, herencia, moral que se hallan en el núcleo del concepto familiar, devaluando así su función y perspectiva política en algunas sociedades modernas, presentando a veces a las familias como encubadoras de donde saldrán los técnico de las sociedades de control. En el fondo la película muestra bisagras que nos conforman, mostrando el doble fondo de nuestra psiquis y que abarca a millones de individuos en el mundo que vive entre dos culturas, entre dos herencias, entre dos sociedades, entre dos éticas, quizás por eso en la actualidad las personas están más perdidas aunque mejor informadas, más estudiadas pero más embobadas con las modas, más abiertas pero más manipulables, más críticas pero más superficiales, más escépticas pero más inestables, más realistas pero más narcotizadas, más solitarias pero más influíbles, más libre para expresar los deseos pero más masturbatoria. Podemos pensar que las críticas que se realizan desde una orilla a la otra obvian lo largo que es cada orilla, a la vez de desconocer la profundidad del río que hay que atravesar para buscar un equilibrio crítico entre ambas. Obvian que el mundo se ha conformado culturalmente a lo largo de la historia con el concepto de familia como uno de sus ejes fundamentales, que no es fácil deconstruírlo con argumentos de bienestar individual o políticas de la felicidad egoístas, pero también las tecnología tratan de implantar un concepto de familia con cientos de metominias como Facebook, Twitter, Instagram, etc. que socavan y crean la bisagra de dualidad en que nos estamos convirtiendo. En el fondo esta película es una metáfora que nos habla, tal cual muestra en su inicio y en su final, de una carrera sin fin para hallarnos entre meandros culturales y meditaciones intranscendentales.   
 
TRAILER

 
 

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