domingo, 27 de julio de 2014

E.M. CIORAN Y EL BUDISMO OCCIDENTAL

Emil Michel Cioran
Su nombre es Nemesio, estudió conmigo en mis primeros años en la universidad. Era mucho mayor que yo y por diversas causas naturales fuimos escogiendo diversos rumbos, por lo que no sé nada de él en los últimos veinticinco años. Nemesio me pareció siempre extraño, desde su nombre hasta la cultura que manejaba para lo que es el promedio de los nuevos ingresos universitarios. De él escuché por primera vez la historia de los Ainu, pueblo étnico que viven en el norte de Japón y también de él escuché por primera vez conocimientos sobre budismo, aunque él no era budista. Nos reuníamos en la biblioteca y entre charlas y chistes, me explicó la diferencia entre la escuela HINAYANA o el pequeño vehículo - 小乗・しょうじょう - que en simple palabras se caracteriza por negar y aceptar la autenticidad de la escuela MAHAYANA o el gran vehículo - 大乗・だいじょう - que privilegian unos SUTRAS - 経・きょう - o textos que consignan las palabras de Buddha y en los cuales, esta escuela del gran vehículo, consignan la primacía de un ideal de compasión universal sobre la liberación individual del ARHAT - 羅漢・らかん -, o de aquellas almas que han vencido las pasiones, por lo que usando una lógica básica: el HINAYANA apuntaría a una prioridad de la liberación del individuo sobre la acción de una compasión sobre los ignorantes. 
Foto de Buddha tomada en un templo en Seul
En esos años la explicación de Nemesio, aunque fue clara no fue concisa, no me interesaba el budismo, pero varias personas que estaban por la universidad hablaban sobre espiritualidades proveniente de Oriente como si las hubieran practicado y estudiado toda su vida, por lo que un novato como yo, sólo podía oír y cuestionar en silencio entre dudas, ironías, sarcasmos e inciensos; el complejo sincretismo que sustenta a las creencias de los latinoamericanos. Presencié cómo decenas de personas, alumnos y profesores (algunos habían viajado a la India), se declaraban budistas, a veces como seguidores de Sai Baba o cualquier otro santón de moda, así como de cualquier escuela mística que usara kanji o les sirvieran de plataforma para sus egos. Conocí a un especialista de las sagradas enseñanzas para respirar y lograr una salud infinita y mostraba foto con su maestro yogui tomada en alguna calle de Nueva Delhi, a otros que usaban drogas para justificar la entrada de sus almas a otras dimensiones como se usaba en la ¿India?, obviamente según sus conocimientos de la cultura religiosa hindú, y por supuesto, nunca verificable, aunque creo que realmente tergiversaron Las enseñanzas de Don Juan, así del desierto de México pasaban a Benarés, en fin, también conocí a unas seguidoras que rumiaban las enseñanzas Pablo Coehlo como iluminación proveniente de Lejano Oriente, y una tarde conocí a uno en particular que me hablaba de las sabidurías verdaderas que estaban encríptadas en las obras de Lobsang Rampa, como me dediqué a escucharlo, otra tarde me mostró su tesoro: todos los libros del autor, y del cual me leí uno, me pareció una aventura psicodélica por el Tibet, se lo comenté y me miró con desprecio, en fin, todos estos seguidores de iluminaciones orientales no se alejaban totalmente de las estampas de José Gregorio Hernández o de Santa Barbara. 
El Buddha escondido del templo de Byodo-in en Uji
E.M Cioran, así apareció el nombre del autor de libro que editó Monte Ávila en los años 80 y que costó 20 Bs. Ya tenía unos años en la universidad y estudiaba filosofía, por lo que aquel título: Silogismos de la amargura, además en plural, me indicaba un bocado de fascinación antes de empezar. En esa época adolescente la amargura era parte del proceso de mis aprendizajes, y claro, tener a un maestro era indispensable, me compré la obra, pero nunca pude saber, en ese entonces, quién era E.M. Cioran y por supuesto que indicaba las iniciales; ese libro lo leí en una época en que no había Internet, y todo el saber había que buscarlo en las bibliotecas y otras fuentes bibliográficas. Ese libro de Cioran es un libro de aforismos hilados con precisión, donde podemos hallar en esencia pensamientos que en principios parecen subversivos, peligrosos, donde conceptos como: tiempo, Dios, alegría, sinceridad, mentira, nada, desengaño, escepticismo, aparecían y desaparecían entre sus líneas en estas construcciones breves y simétricas. Disfruté durante varias noches su lectura. Luego con algunas personas traté de compartir este libro, algunas lo calificaron con el rótulo de una obra pesimista e inclusive de mal gusto, y por supuesto yo también, para muchos era, ¿o soy?, un pesimista y mostraba ¿a veces? mal gusto, aunque les aclaraba que un pesimista es un optimista con experiencia y el gusto se adhiere al cuerpo por roces y no por ideas. Cioran comenta en ese libro: El pesimista debe inventarse cada día nuevas razones de existir: es una víctima del sentido de la vida. Este es uno de esos aforismos ejes del libro, y que me permitió ver con calma esa necesidad de buscar razones para vivir, porque un sentido absoluto, como lo poseen algunos fanáticos religiosos, impolutas personas, políticos de turno o aquellos que tienen la iluminación del Oriente, sencillamente es detestables, tanto para mí como para Cioran.
El Buddha rescotado de Tailandia ¿Todo lo que brilla es oro?
Luego comencé a leer otros libros como Brevario de podredumbre donde sus tesis sobre la vida, la muerte y las decadencias se muestran; después leí El inconveniente de haber nacido que al igual que Silogismos, en un libro de aforismos donde las ideas que obsesionan a Cioran se consolidan y reafirman, a la vez que horada los sentidos del nacer y existir, quizás este aforismo sintetice parte de sus ideas: La única, la verdadera mala suerte: nacer. Se remonta a la agresividad, al principio de expansión y de rabia aposentado en los orígenes, en el impulso hacia lo peor. No es de extrañar que todo ser venido al mundo sea un maldito. Estos aforismos no agradan, no fueron diseñados para tuitearse o ponerlo en Facebook, no son cool, kawaii, o políticamente correctos para una sociedad de máscaras y alabanzas a dioses y supercherías, y menos para creyentes que juran que una divinidad lo juzgaran y ellos tendrán artimañas para salir victoriosos a las sanciones pertinentes. El pensamiento de Cioran se aleja de esas redacciones de buen padre, maestro o guía espiritual; cuando leía a Cioran quizás veía la redacción de un l´enfant terrible, pero con el tiempo descubro que sus escritos fueron guiados por las reflexiones profundas derivadas, varias de ellas, de su interpretación sobre la filosofía budista: de explicar la desconsolación, la ignorancia que nos hace débiles, las diversas expatriaciones del alma, los engaños de las realidades, el vacío que se va centrando en nuestros laberintos de vida, todo estas reflexiones nacen, necesariamente, de aplicar metodologías hacia los desapegos y desarrollar técnicas para apagar las pasiones que nos obnubilan, métodos de los cuales el budismo enseña constantemente.
Otro Buddha recostado: ¿respuesta a la pregunta vivir en pie o arrodillado?
Mi Amiga Japonesa nunca fue una enfant terrible, se crió en una familia de clase media japonesa, hizo una vida normal entre estudios, viajes y amigos. De niña, como a toda niña japonesa la llevaron a una jinja (según diccionario) o yinya (según como yo lo escucho) - 神社・じんじゃ -, es decir, un santuario sintoísta, allí la presentaron a los dioses en una celebración llamada omiya mairi - お宮参り- que significa la primera visita al templo para rogar por la felicidad del bebé y donde la abuela paterna tiene el privilegio de presentarla a los dioses, pero cuando le pregunté si era de religión sintoísta, me dijo que no, que era budista, como la mayoría de los japoneses y sus restos humanos tendrán que ser velado por un bohsan - 坊さん - o sacerdote budista cuando muera. Es decir, Mi Amiga Japonesa nació dentro de las tradiciones sintoístas pero ¿deberá? ser enterrada en las tradiciones budistas; al final buen negocio para ambas religiones en apariencia, una se encarga de los nacimientos, la otra de las muertes. Creo que parte de la explicación radica en que el budismo explica el intercambio entre los dos mundos de existencia, es decir, entre aquel donde moran nuestros espíritus y éste donde moran nuestros egos y percepciones. El sintoísmo acepta ambos mundos de aquí que dentro de su cultura los monstruos - 化物 - tenga su espacio y especialmente los henge - 変化 - o animales con capacidad de adoptar figuras humanas como los tanuki - - cánido del genero nyctereutes, una especie de tejón, así como los kitsune - - una especie de zorro, estos últimos representados en piedras en las entradas de los templos como inari - 稲荷 - el dios de los cereales. Pero si bien para el sintoísmo ambos mundos existen ¿cómo se conectan? Fue el budismo quien trajo el concepto de cielo e infierno: jigokugokuraku - 地獄極楽 - sus desplazamientos, pasos, salidas y oraciones, es decir, una explicación de qué hacer después de la muerte y sus alternativas de sobrevivencia, que aparentemente el sintoísmo no explicaba, de ahí que se nazca en una religión de espectros y se muera dentro de una filosofía con fundamentos metafisícos inspirados en el más allá. En la medida en que paso mis años en Japón, a ese mismo ritmo, he tenido que aprender sobre budismo, por ciertas obligaciones y cierta lealtad a mi curiosisdad. He leido varios libros al respecto y tratado de entender ciertos principios, pero lo cierto es que el budismo como práctica, en su conjunto "religioso", donde los ritos, oraciones, adoraciones, mística, se combina con el aderezo de una meditación transcendental me aburre. Creo que a los budistas les aburrirían una misa católica o un culto judío, aunque por un criterio de tolerancia religiosa nunca lo confiesen; pienso que este proceso se da igual dentro de cualquier creencia o forma de espiritualidad, un babalawo seguro se quedará dormido luego de una hora recitando SUTRAS. Es posible que lo anterior explique que, cuando uno viaja por Europa, por lo menos "debemos" pasa la mitad del viaje visitando iglesias, basílicas, capillas, o si uno viaja por países islámicos se la pasa entrando a mezquitas, y si viaja por Oriente todos los días uno visita un templos donde las esculturas de Buddha, en distintas representaciones nos esperan; todo lo anterior para decir que uno ha realizado un viajes cultural lleno de sentido de espiritualidad, pero en el fondo nos aburrimos, por eso las personas hacen fotos a diestra y siniestra en los lugares sagrados ajeno a su fe, para no aburrirse, sin esperar una iluminación espiritual (al menos que provenga de un flash). 
Un ideal: un poco aburrido para mi gusto
La prácticas religiosas aburren porque es una búsqueda de obtener una formalidad que nos eleve o nos permita la anábasis pero a diferencia de las religiones, el budismo no tiene dioses per se. Buddha se presenta como un guía, y sus pensamientos son meras herramientas para tener un conocimiento y alejarnos de la ignorancia, por lo que despojando de su áurea religiosa, mística y de paz dentro de una meditación trascendental, el budismo es una filosofía, que al ser digerida por ciertos pensadores, como Cioran, nos da una perspectiva insólita. Fue en esta época leyendo budismo que pude entender algo el pensamiento de E.M. Cioran, porque gran parte de sus escritos los hilvanó entre el despojo místico del budismo, su parte aburrida, con una visión existencialista que se generaba en una Francia agotada de historias heroicas, quizás de aquí esta idea que escribió en Cuadernos (1957 - 1972). Todo lo que es literatura me resulta extraño. Me disponía a estudiar a Nagarjuna y su concepto de "suniata", que es, de todos modos, algo distinto de la Nada de Valéry. Cioran nos habla del desprecio de ideales, de la perdida de la pasión, del desapego a la vida, pero ¿estos no son los ejes del actuar para llegar al vacío perfecto que promueve el budismo? Por lo que no nos ha de extrañar que cuando comentan sobre el pensamiento de Cioran lo etiqueten de pesimista y confuso aunque Cioran nombre innumerablemente a Buddha, así en ese mismo Cuaderno (1957 - 1972), hallamos también: El budismo no es "pesimista". El budismo es la serenidad consecutiva a una liquidación general... la beatitud de la no posesión. Creo que Cioran como a mí, nos atrapa esa filosofía sin centro divino, sin apuestas finales a un Dios, y en esa medida el budismo y la filosofía escéptica se despliegan hacia el mismo fin, por eso en ese mismo libro, páginas posteriores nos dice Cioran: Me he sumergido de nuevo en la filosofía hindú y he vuelto a encontrarme con esa alternancia de sosiego y desesperación, inherente a esa filosofía. El budismo mahayana, al que, sin embargo, me siento próximo, me desarma completamente. La dialéctica de Nagarjuna, la de Sandakirti, de Santideva, destruye todos los conceptos, todas las supersticiones, para que, una vez reafirmado más que nunca el vacío  como única "realidad" nos aferremos a ella y obtengamos de ella consuelo y fuerza para dominar nuestras pasiones. La intención moral es evidente detrás de ese despliegue de argumentos destructores; se aniquila todo para encontrar la paz al final. Mientras algo sea, vivimos en la confusión. Aniquilemos todo el edificio de nuestros pensamientos y nuestras "voliciones" y descansaremos sobre sus ruinas. Sólo hay pax si hemos adivinado que todo es fantasmal; en cuanto algo existe, entramos en el drama. Habría que decir: en cuanto creemos que algo existe... pues se trata simplemente de nuestras locuras y nuestros arrebatos, que nada ocultan tras sí, ya que nada hay, además de ellos. 
Buddha: escondiéndose en los escritos de Cioran
El budismo es una filosofía, en principio no hay una divinidad, aunque algunas escuelas hallan creado todo una infraestructura religiosa en torno al pensamiento de Buddha. Pero desde sus primeros escritos E.M. Cioran comienza a depurar esta idea religiosa, ya en Brevario de la podredumbre podemos leer: La vanidad tiene un atisbo de genio: ahí tenéis al gran orgulloso, que se pliega mal a la muerte y la siente como una ofensa personal. El mismo Buda, superior a todos los sabios, no fue más que un presumido a escala divina. Descubrió la muerte, su muerte, y, herido, renunció a todo e impuso su renuncia a los otros. Así, los sufrimientos más terribles y más inútiles nacen del orgullo maltrecho, el cual, para hacer frente a la Nada, la transforma, por venganza, en Ley. Creo que de esta reflexión de Cioran parte la verdadera belleza minimalista del pensamiento budista, una especie de memento mori donde se ilustra el Vacío y la Nada sin geografías de barrocos Paraísos o Infiernos atestados de culpables, sin teologías de recompensas o castigos, sin vanaglorias de eternidad a partir de la visión que expondrá Buddha y escribirán sus discípulos; pero si bien esto se presenta, lo cierto es que la necesidad de explicar un sentido de la vida y de la muerte exigió al budismo planear y replantear la idea de transgrimación (aunque muchas personas utilizan el concepto de reencarnación pero para el budismo no tiene sentido ya que implica la existencia de un alma o de un sí mismo individual permanente que pasa de un cuerpo a otro) o la errancia de los seres de vida en vida en el seno del SAMSARA - 生死・しょうじ - que es el ciclo de la existencia condicionadas por la ignorancia y donde reina la frustración en grados mas o menos agudos. Mientras las pasiones y la ignorancia no hayan quedado definitivamente disipadas en su espíritu, los seres animados no pueden hurtarse a una sucesión de nacimientos en el seno del SAMSARA el cual comprende seis destinos: los infiernos, el dominio de los espíritus ávidos, los nacimientos animales, el nacimiento humano, los asuras, los dioses; y dentro de esta jerarquización aparece tres finalidades o dominios: el dominio del  deseo, básicamente de lo corporal sobre lo espiritual, por lo que si se logra superar ese dominio del deseo, empieza el dominio de la forma pura donde una conciencia se encuentra integrada en una forma divina y se preocupa del recogimiento meditativo, para posteriormente llegar al dominio sin forma donde la conciencia son puros espíritus divinos desprovisto de forma corporal y absorbidos en profundo recogimiento meditativo. Así progresivamente el budismo va abarrotándose de métodos y ritos para subir las jerarquías; pero ahí termina la belleza y comienza el aburrimiento. Pienso que la idea básica del budismo es su postura de memento mori, y de presentar la posibilidad de no morir más en la NIRVANA - 涅槃・ねはん - y por supuesto para el MAHAYANA y el HINAYANA el NIRVANA budista son realizaciones distintas. Para el HINAHAYA es la extinción de las pasiones y de sus propias causas; así el espíritu se libera de los tres tipos de impurezas: placeres, devenir e ignorancia; mientras el MAHAYANA, denomina este NIRVANA "estático" porque el verdadero implica una relación con la compasión lo que impide sumergirse en una paz estática de cesación, rechazo que perdura en tanto existan seres hundidos en la confusión del SAMSARA
Muchos Buddhas de oropel se trafican en el mundo
El NIRVANA en la escuela MAHAYANA tiene un componente ético que no posee el HINAHAYA, pero este componente para la filosofía de Cioran es un añadido de los monjes para algún tipo de beneficio. Ya en su obra Desgarradura Cioran nos comenta: En el sermón de Benarés, Buda cita entre las causas del dolor la sed de devenir y la sed de no‑devenir. La primera se comprende, pero ¿la segunda? En el fondo perseguir el no‑devenir equivale a liberarse. Sin embargo, Buda no alude al objetivo, sino al camino en sí, a la búsqueda y a la obstinación en la búsqueda. Por desgracia, en la senda de la liberación sólo la senda es interesante. La liberación no se alcanza, uno se hunde, se ahoga en ella. El nirvana mismo no es más que una asfixia ‑aunque la más dulce de todas. Esta dulce asfixia del NIRVANA muestra la senda, pero Cioran llega a visualizar que el camino que enseña Buddha, lejos de la imagen de santidad con la que se recubre, presenta categorías a manejar como: desprecio, subestimación, desaire, desdeño, y especialmente repulsión. Todos estos elementos son constantes y necesarios para llegar al NIRVANA, y es esa historia de la senda, la que nos narra Cioran en sus escritos y que a las personas le parece pesimista, abominable, injurioso, censurable, dramática; pero ¿no se trata de entender la profundidad de esto precisamente y así alejarnos del morbo de las pasiones?, esto además, ¿no implica el desprecio por todo, hasta por lo más ilusoriamente humano? Ya en su obra Ese maldito Yo nos refresca estas ideas: ¡Ay de quien, habiendo agotado sus reservas de desprecio, no sepa ya qué sentimiento experimentar respecto a los demás y respecto a sí mismo! y Pasar del desprecio al desapego parece fácil. Sin embargo es menos una transición que una hazaña, que un triunfo. El desprecio es la primera victoria sobre el mundo; el desapego, la última, la suprema. El intervalo que las separa es similar al camino que va de la libertad a la liberación. 
 Trailer de los filmes sobre Buddha, inspirados en la obra de Tezuka Osamu
Con los años, he descubierto la veta budista de Cioran, y también la de Schopenhauer, mostrándome que parte de la incomprensión de sus escritos radicó en la ignorancia que se posee de algunos ejes budistas en sus pensamientos; especialmente en Cioran hallamos ciento de líneas donde hace referencias directas al budismo y particularmente a Buddha. Sabiendo lo complejo de su pensar para la cosmovisión occidental, Cioran hace sus mejores esfuerzos para mostrar su recorrido por la filosofía budista y su complejidad: sin los adornos de santidad, satisfacciones, juegos de poder o exotismos con lo que algunas personas presentan la filosofía budista en Occidente. La filosofía budista es toda un núcleo de reflexión para desapegarnos de nuestra ignorancia, ego, vanidades, y pasiones que constituyen fantasías creadas por nuestras sensibilidad pero quizás sólo teniendo una actitud de constante reconocimiento del proceso hacia una NIRVANA podemos entender lo difícil que es en aplicarlo en las calles de París como lo podemos visualizar en este relato de Cioran de su libro Cuadernos (1957- 1972). Crisis de nervios en la calle. En el quiosco de periódicos he estado a punto de reñir con la buena mujer; en el mercado, he echado una bronca a la vendedora, que, al ver mi despite, quería visiblemente engañarme. !Qué horrible! Sabía que, al salir de casa, cualquier cosa me pondría fuera de mí. !Y pensar que en otro tiempo ambicioné emular a Buda! Creo que aquí esta la génesis (además de los medios de comunicación) que nos impide ser plenamente budistas, de hacer largos SUTRAS, de emular a Buddha; y es que en que en las calles somos seres prestos a las emociones y deseos. Si observamos la vida de Buddha apreciaremos cómo se dieron hechos sociales y religiosos para huir de la cotidianeidad de las calles. Hay cientos de libros que se refiere a la vida de Buddha, como el escrito por Herman Hesse, así como decenas de películas, que nos pudiera dar esa idea. De entre las películas una de las que más me ha gustado es  Buddha, el gran viaje (I), de 2011, a partir de la serie de mangas con respecto a la vida de Buddha realizado por Tezuka Osamu, En la película observaremos las particularidades históricas que le permitieron al príncipe Sidarta ser Buddha, además que en esta primavera de 2014 se estrenó: Buddha, el gran viaje (II) donde apreciamos otras condiciones que posibilitaron la profundización del pensamiento budista, y seguramente en la última entrega, prevista para el 2016, presenciaremos la consolidación del pensamiento budista, o por lo menos así se puede leer en las manga. Aunque si hay personas que le gustan más las formas que la reflexión, la ocupación que las actividades azarosas, pueden comenzar realizando SUTRAS, repetición infinita una plegaria como el HANNYA SHIN-GYO, - 般若心経 - y que su totalidad lo podrán encontrar en la Web y con fe recitarla para el bien del universo; mi fe es muy limitada, por eso llego hata kuyaku y me aburro, en fin, Buddha me entenderá y seguro ya estará conversando con Cioran en algún NIRVANA. 
観自在菩薩行深般若波羅蜜多時照見五蘊皆空度一切苦厄。。。 
kan・ji・zai・bo・sa・tsu・gyo・jin・han・nya・ha・ra・mitta・ji・sho・ken・go・un・kai・ku・do・issai・ku・ya・ku...
Siempre es más sincero aprender los SUTRAS con los padres que con iluminados
 

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