Conocí a emigrantes de diversos países que arribaron a Venezuela: Tierra de Gracia, por diversas razones. En este país muchos de ellos lograron hacer sus experiencias vitales, así miles hicieron familias, empresas y sueños; teniendo como límites el Mar Caribe, Los Andes y la Selva. A veces con cierta nostalgia o morriña, me hablaron de sus pueblos o ciudades natales; me narraron de un espacio compuesto por detalles que ya no existían; así por ejemplo, tuve en la universidad a varios profesores argentinos que huyeron de la dictadura de allá, y me acuerdo especialmente del profesor Calello; a veces nos tomábamos un café y mientras él fumaba su pipa tratando de resolver algún problema freudiano o gramsciano, me comentaba de su Buenos Aires querido. Con el tiempo he tenido la oportunidad de ir a Buenos Aires dos veces, y aunque era el espacio descrito por el profesor Calello, no estaba constituido por los detalles que me comentó. La ciudad de la que me habló quedó congelada en 1976, y aunque era "lógico" que eso fuera así, gracias al devenir del tiempo, esos cambios fueron más relevantes por no presenciarlos ni él ni yo, por lo que me desconcertó profundamente no encontrarlos.
Cuando observé la sustracción de los detalles en pequeñas mutaciones que no existían, que habían desaparecido de la narración de mi profesor, supe que el exiliado se lleva en su memoria el año en que deja la ciudad, como una fotografía que oculta los cambios del tiempo. Calello me habló de los alfanjores envueltos en papel, pero en mi viajes sólo encontré en bolsas, me comentó de los teléfonos azules y naranjas, de los que no conseguí ninguno, de los cines de calle Lavalle, pero apenas encontré uno. Me explicó que en los colectivos de Buenos Aires se cortaban boletas y de las botellas de un litro de leche que dejaban en las puertas, pero en mi estada no percibí esos detalles, y me percaté que el uniforme de la policía era muy oscuro, casi negro, un color del cual nunca me habló el profesor cuando se refería a la policía de esa época; y finalmente que la revista Goles no se editaba, así que cuando la pedí en un quiosco, el dependiente se me quedó viendo como si fuera un ser de otro mundo, ¿de otra historia?… ah, y que hay rejas en torno al Obelisco para que no lo pinten como lo hizo él y sus compañeros, según una confesión, en protestas por los estudiantes desaparecidos. Calello poseía una ciudad, la que vivió, la que habitó con esos detalles, no necesariamente más irreales, porque esos recuerdos, esos detalles le ponían las rememoraciones más cerca y no más lejos, aunque se traten de cosas que no existan más. Calello regresó a Argentina y perdí su contacto, me imagino que halló otra ciudad, la cual seguramente, le costo conocer.
Viví treinta años por Caracas, es la ciudad que mejor conozco, la recorrí a lo ancho y lo largo. Luego de vivir en otros países, Caracas se ha transformado en un sentimiento "raro", alienado, en algo que no reconozco, que se me presenta curiosa, como un experimento emocional. Es posible que Caracas sea un eterno proyecto donde el modernismo y la modernidad trataron de congeniarse entre parques, autopistas y urbanizaciones; pero algo pasó, hubo un aborto dejando a medias todo y creando un sentimiento de abandono que siempre he percibido en los rincones de Caracas. De joven vi infraestructuras vacías: el Hotel Humboldt, el Helicoide; de adulto vi cómo decaía el Centro Simón Bolívar y Las Torres del Silencio, sin nombrar autopistas, sitios de recreación como Los Caracas o mega proyectos que nunca salieron del papel del soñador político de turno, como un río Guaire limpio e impoluto o una vía alterna hacia La Guaira.
La ciudad se ha llenado de "fetos", de construcciones con tumbas de plástico y concreto, que se amontonan sin ley, porque nadie es culpable del proceso, como la Torre David, un feto de hormigón y vigas oxidadas que ahora está habitado por decenas de anónimos, pobres, desamparados, soñadores y desvergonzados. Caracas es un lugar habitado solamente por víctimas, no hay victimarios, sádicos, criminales. Caracas es una ciudad de martirizados sin responsables. Cuando de joven preguntaba por esos "abortos" o "fetos" urbanos, la respuesta corriente era que fueron engendrados por los gobiernos anteriores y que los gobiernos de turnos, en lugar de mantener y recuperar las infraestructuras, pretendían engendrar otros fetos y así glorificar sus egos y no los de sus antecesores. Caracas se convirtió en un espejo de prepotencias, de soberbias, de altivez, de desviar las políticas de urbanismo por visiones populistas o por rendimientos económicos; pero los egos políticos son frágiles y los poderes económicos son huidizos, todo se desvanece, quedando sólo anécdotas como pasó con Ceausescu, que quiso ser el gran urbanizador de Bucarest… ahora sólo quedan bloques de viviendas uniformes y aburridos y el segundo edificio más grande del mundo con 340.000 m².
Caracas se vació de monumentos, de ciertas referencias, creo que por el año 2005 vi Canción mansa para un pueblo bravo, de 1976, y dirigida por Giancarlo Carrer, una noche de lunes en la Cinemateca. En el filme se puede apreciar a Orlando Urdaneta llegando desde un pueblecito del Estado Falcón a la "Gran Ciudad". En los primeros minutos el joven recién llegado ve una Caracas que yo no la reconocí al principio. Se muestra la Plaza Ibarra como yo nunca la había mirado: todas sus fuentes funcionando, las personas caminado tranquilamente y un curioso hecho: no había ni un papel en el suelo (Aquí pueden ver la película los interesados, aunque la parte de la que comento está en los primeros cuatro minutos). Esa era la Caracas de 1976, pero esa no es la que recuerdo, la que tengo en mi memoria, la fotografía que me acompaña y a veces relato a Mi Amiga Japonesa, es aquella Plaza Ibarra conocida como Chinatown, un lugar donde uno podía comprar películas piratas y donde la vista tropezaba con lonas, bombillas, personas hablando de las penurias de la vida, niños comiendo en el suelo y pantallas brillantes mostrando una infinidad de imágenes sin sentido; he leído que en la actualidad hay una nueva y rescatada Plaza Ibarra, con esculturas, con reformas urbanísticas, pero ¿la reconoceré? La inauguraron después de que dejé Venezuela. Mis recuerdos vinculan la Plaza Ibarra con Chinatown, por lo que me pregunto: ¿de qué o de quién rescataron la Plaza Ibarra, por qué había que hacerla de nuevo? La Plaza Ibarra que muestra la película de Carrer transmite un encanto que no creo que se pueda hallar de nuevo en Caracas, aunque se puede respirar, intuir, y encontrar en algunas ciudades europeas o latinoamericanas.
Ningún amigo exiliado argentino me habló de sus recuerdos de las flaquitas y pulposas; vaya combinación de adjetivos |
Una estructura que sufrió de muerte infantil súbita: Hotel Humboldt |
Los abortos modernistas y modernos se dispersan a lo largo de Caracas |
Estos son mis recuerdos de las Torres del Silencio y de los alrededores de la Plaza Diego Ibarra: abandono y toldos. |
Todavía subsisten información sobre el nombre de avenidas en un latón pintado, pero sobre las esquinas hechas de bronce con su historia que llegué a ver, creo que ya no hay. |
Estampa de fiestas saturnales en Caracas |
Campamento instalado sobre las entradas del Metro de Caracas |
¿Caracas después de un bombardeo? |
En esta monografía está la entrevista que le hice a Sardá |
Campamento de María Leonza |
No solamente las personas se deben de adaptar a vivir en campamentos, también los monumentos debe aprender a estar en campamentos. Cuando iba a la universidad o pasaba cerca de ella por la autopista Fajardo, veía la escultura de María Leonza. A veces observaba a algunos viejitos desafiar a los autos para rendirle homenaje con algunas flores y luego fumar un cigarro en la base de la escultura. Un día pasé por la autopista y la escultura desapareció. Se habló de otros lugares, inclusive le crearon un pedestal de concreto frente al Museo de Ciencias, pero no sé que pasó con ella, no sé sí sigue el pedestal, eso sí, jamás pensé que estuviera en este lugar anónimo, absurdo, mostrando las incapacidades para organizar los monumentos y colocar signos y guías en la ciudad. ¿Cuántos años han pasado desde que la quitaron de la autopista? María Leonza es uno de los tantos ejemplos de que el campamento Caracas se mueve constantemente, sin dejar herencias ni ataduras y en ese movimiento los monumentos se trasladan, desaparecen y los recuerdos se confunden. ¿dónde estará el busto de Robert Baden Powell y la escultura de Betancourt que siempre las veía cuando iba al Parque del Este o aquella estatua de Colón que unos exaltados ¿indigenistas? llevaron arrastrando en unas motos desde Plaza Venezuela hasta las cercanías del Hotel Hilton?… disculpen ¿Alba?
Las personas con esfuerzo han hecho sus casas, humildes, pero los diseños de estas casas se realizaban con zinc y cartón, es decir, desmontable, luego con el tiempo, y por la necesidad, iban cambiando de tener formas endebles por la estabilidad de los bloques de concreto, e iban equipando el campamento con agua y luz regular; pero el pensamiento radicaba en que esas viviendas eran temporales, que posteriormente se irían a un lugar "mejor", a una buena vivienda. Así el rancho dio paso a los barrios, sin catastro, sin orden, sin urbanismo, porque se inició como un lugar de tránsito, sin propiedad, desdeñable. Luego de tantos años dentro del mismo y vicioso sistema, las personas se han dado cuento de que algo no ha funcionado bien en el diseño de la ciudad, pero los ranchos momentáneos siguen apareciendo, y los barrios así como las personas que piensan que sólo será momentánea esa situación, que con el tiempo se hará una urbanización donde finalmente vivirán por derecho natural. Aún en mi memoria recuerdo de muy niño, quizás con cinco años, que al ir a La Guaira era entrar laberinto verde entre las montañas, lo que me impactó profundamente; la última vez que fui a La Guaira para tomar el avión que me alejó de mi país, pues ya no había un laberinto verde, apenas manchas y lineas calcinadas, el laberinto fue sustituido por refugios, campamentos, ranchos "efímeros" lleno de colores y apostando por esperanzas y derechos naturales.
¿El Rancho, origen del campamento? |
Es posible que unas de las consecuencias de la antijerarquía sea: "todo vale". |
Creo que una de las consecuencias de la antijerarquía es la relativización de los espacios, de las necesidades, de los límites. La jerarquía implica un orden, una ley, una serie de criterios, que para el caso de una ciudad podría implicar los elementos mínimos para la convivencia urbana y para hallar a los culpables. Algo que se vive en Caracas es que todo el mundo tiene derecho a hacer lo que le da su regalada ganas. Desde vender cualquier cosa en cualquier esquina, consumir licor en la acera o tirar la basura, en cualquier momento y en cada ocasión y por supuesto sin culpables ni sistemas punitivos para el transgresor. ¿Por qué?, si hay cientos de normas y leyes al respecto, pues porque no hay una fuerza de ley que permita ordenar las pulsiones antijerarquicas, como creo que estaría de acuerdo Rama y suscribiría Herrera Luque.
Hay caos en varias ciudades en el mundo y he estado en algunas, ciudades peores que Caracas; una de ellas, para mí, fue Nueva Delhi. Cuando iba por sus calles, sentí que era una ciudad donde sus innumerables dioses la habían abandonado a un caos perfecto. Cualquier alucinación, ruidos, olores, colores, miradas, son escasas para imaginarse esta ciudad. Nueva Dehli es una amalgama difícil de digerir, pero había una diferencia con respecto al caos de Caracas y era la imposibilidad de ver jolgorio festivos en la calle. La gente es violenta, corrupta y agresiva como en Caracas, pero no había musicalidad en su ir, no había bailes ni sonrisas en su actuar, no participaban de fiestas saturnales con bochinches y gritería, la gente de Nueva Delhi seguían con pesadez una coreografía diseñada por la diosa Kali.
Los límites urbanos no son puesto por una normativa "letrada", sino por un juego de azar y necesidades. |
Celebrar las miserias, celebrar las saturnales: ¿una herencia romana en Caracas? |
"Io Saturnalia". Los hijos de Saturno gritan. ¿Serán devorados? |
Estación de La California, punto de salida y llegada |
Lo no ingresado en mis narrativas |
Wow!! Excelente artículo me encanto felicidades! ha sido muy inspirador para mi trabajo artístico leer tu nota. Gracias!
ResponderEliminarGracias por tu comentario...
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